¿Se le debe prohibir a los niños ver «Combate» y «Esto es guerra»?
Víctor Caballero
Periodista egresado de YouTubeToda una controversia generó la premiación de Yaco Eskenazi como el «mejor artista de la televisión peruana 2015» en la CCL. El reclamo de la gente fue tan fuerte que la propia Cámara tuvo que salir a aclarar que ellos no habían organizado ni promovido ningún tipo de premiación de personajes de la televisión.
«La Cámara de Comercio de Lima hace de conocimiento público que no ha promovido ni participado en una reciente premiación a artistas de la televisión. La confusión se ha generado porque los organizadores de este certamen hicieron uso del auditorio de la CCL, el cual está a disposición del público que desee contratarlo. Muchas gracias por su atención».
Nuevamente, el debate sobre la televisión basura se hizo vox populi. Pese a que los programas acusados de ser los principales impulsadores de este dilema llevan ya muchísimo tiempo en sintonía (y parecen seguir alcanzando picos favorables en el rating), existe un profundo rechazo hacia estos. Y la premiación puso otro tema en bandeja, ¿deben ser reconocidos estos personajes como artistas de la televisión?, ¿los niños deben ver estos programas?
Sobre este tema, me parece más que genial el artículo publicado por el escritor Gustavo Rodriguez en su web personal, en el que explica cómo lleva la relación de sus hijas con estos programas.
Nunca le he prohibido a mis hijas que vean “Combate” o “Esto es guerra”, esos programas de destreza física donde guapas y guapos compiten mostrando sus cuerpos esculturales.
Uy, caramba. Lo acabo de escuchar. Acabo de sentir el rugido de los defensores de la moral y los militantes contra la telebasura, así que trataré de ser claro con mis razones. En primer lugar, confío en la educación que su madre y yo les hemos dado. Por cada diez episodios de “Combate” que han visto debo haberles comprado quinientas páginas de libros, llevado a una obra de teatro y salido a comer un postre para conversar de temas igual de interesantes que el romance entre Yaco y Natalie.Por otro lado, pienso que se comete un error al colocar a estos espacios como abanderados de la televisión basura. Quizá escriba esto porque acabo de devorar “Señorita Laura” –la biografía en cómic de Laura Bozzo, con autoría de Marco Sifuentes y Hernán Migoya– y he recordado la época en que terminó por instalarse la telebasura en el Perú con la complacencia del poder de turno. Corría el último tercio del gobierno de Fujimori cuando los antiguos programas de Ferrando, a veces criticados por lucrar con la necesidad de los asistentes, se convirtieron en televisión blanca comparados con las producciones de Magaly Medina y Laura Bozzo. Para enfocar mejor el análisis, quizá convenga buscar la definición de “basura” en el reino de las ondas.
Si tuviera que arriesgar una, diría que televisión basura es aquella que, en su afán de conseguir éxito comercial, no repara en despreciar la dignidad de las personas, en invadir vidas privadas y en permitir la confrontación y el lenguaje grosero para lograr sus fines. Los programas de Magaly y de Bozzo llenan con holgura estos tristes requisitos, pero no estoy tan seguro de que los programas mencionados al inicio los cumplan. El papel que sí cumplen es el de vacas de las que un sistema ordeña la mierda: si en los pasillos de “Combate” o “Esto es guerra” naciera alguna discusión, al día siguiente serán los diarios populares, los portales de noticias, los espacios de espectáculo y –válgame dios– los informativos de los propios canales quienes harán eco de ello.
Y claro, el problema va mucho más allá del contenido y alcanza hasta el propio manejo de los medios de comunicación. Hoy es bastante común que los «incidentes» de estos programas lleguen a las portadas de diarios cuya seriedad es casi indudable, pero que se dan licencia para unirse al coro unísono de temas probadamente intrascendentes. No obstante todo ello, Gustavo parece no tener problema en que sus hijas vean estos programas ya que, como él mismo explica, complementa estos espectáculos con buena educación. Habría que ver si todos los abanderados que luchan contra la televisión se dan el trabajo de realizar la misma práctica.