Murió Watanabe
Y el hielo se quedó sin guardián.
Anoche, a las 11:30 p.m., José Watanabe murió en el Hospital de Neoplásicas. Salvo su círculo más íntimo, muchos ignorábamos que padecía de cáncer a la garganta.
Watanabe no sólo fue un gran poeta, sino dramaturgo (ya es legendaria su adaptación de «Antígona» para Yuyachkani), guionista de cine (entre otros, uno de sus guiones fue para la película de «La Ciudad y los Perros»), autor de canciones (un reciente experimento con Rafo Ráez) y hasta burócrata de los buenos (gerente de televisión de Canal 7 durante su mejor etapa, en el gobierno de transición).
Alguna vez Marco Martos dijo que Watanabe era el único poeta peruano que se acercaba en algo a Vallejo. Exageraba, por supuesto. Pero tantito nomás.
Ha muerto uno de los grandes. Adiós, Wata, ya eres la montaña.
Link: Algunos poemas suyos leídos por el mismo Watanabe, en MP3
Link: Watanabe por Watanabe (Caretas)
Link: Más poemas
Audio: Homenaje del Chema Salcedo (RPP)
Link: Frente a la muerte, la poesía no consuela (entrevista)
Blogs: La cholósfera lo homenajea (Technorati)
El maestro de kung fu
Un cuerpo viejo pero trabajado para la pelea
madruga y danza
frente a los arenales de Barranco
Se mueve como dibujando
una rúbrica antigua, con esa gracia, y
sin embargo, está hiriendo, buscando el punto
de muerte
de su enemigo, el aire no, un invisible
de mil años.
Su enemigo ataca con movimientos de animales
agresivos
y el maestro los replica
en su carne: tigre, águila o serpiente van sucediéndose
en la infinita coreografía
de evitamientos y desplantes.
Ninguno vence nunca, ni él ni él,
y mañana volverán a enfrentarse.
-Usted ha supuesto que yo creo a mi adversario
cuando danzo- me dice el maestro.
Y niega, muy chino, y sólo dice: él me hace danzar a mí.