Mil disculpas
Marco Sifuentes
tú lee nomásSí, mil disculpas, amiguitos. Unos comentaristas del Útero me avisan que el «trascendido» del mundillo literario que publiqué hace poco ya había sido noticia confirmada en otro blog. Lamento decepcionar a todos aquellos que pensaron que se trataba de una primicia.
Resulta que hace más de un mes, el 20 de junio, en su Blog de Notas, Bruno Ortiz -periodista de la página web de El Comercio- publicó un post titulado Libros: Lima Bizarra, para conocer mejor nuestra ciudad.
En ese post se comentaba el libro Lima Bizarra (antiguía del centro de la capital), de Rafo León. Bajo el acápite «Qué me decepcionó«, Ortiz escribe:
Tras leer el libro pude ubicar un texto que había sido tomado de una publicación anterior del diario El Comercio. Luego, hice la búsqueda en nuestro archivo electrónico. Efectivamente, en el Capítulo 12: La auténtica bohemia, hay un texto sobre la panadería Huérfanos (p. 181). La parte referida a la biografía del actual dueño del local es exactamente igual a la crónica publicada por el Decano, el 21 de enero de 2004, en la sección La Contra, página A14, bajo el título “El buen pan no tiene edad”. Leyendo los créditos del libro, descubrí que la investigación de este libro estuvo a cargo de Marco Avilés, quien trabajó en el Diario hasta el 2005. Digamos que las cosas cuadran, pues cuando consulté -a diversas personas en el diario- sobre si ya habían alertado al autor sobre el plagio me dijeron que la respuesta fue: “Es que se nos traspapeló la información mientras hacíamos la recopilación”. Antes de enterarse de este tema, la propia editora de la sección Contracorriente (nuevo nombre de La Contra), Milagros Leiva, le hizo una entrevista a León. Hasta donde sé, el tema está ahora en manos de los abogados del Diario.
(los links y negritas pertenecen a la versión original)
Misterio resuelto, chocheritas. Aunque mis tefuens juran que el caso aquí citado no es el único, este post de Ortiz ofrece el invalorable testimonio de un periodista que realizó personalmente la investigación de lo que él mismo llama «el plagio».
Lo extraño es que la opinión pública aún no tenga idea de este lamentable -y aún no esclarecido- incidente. Y más extraño aún es que esté involucrado Rafo León, talentoso escritor con la suficiente inteligencia y experiencia como para no plagiar descaradamente a nadie (menos a periodistas de El Comercio).
Cosas veredes, Salas.