arte , Lima , politica jueves, 28 mayo 2015

La historia detrás de la nueva Gerenta de Cultura de la Municipalidad de Lima

Hace unos días, hubo un pequeño terremoto dentro de la Municipalidad de Lima. Cuando no ha transcurrido ni medio año de gestión, decidieron sacar de la Gerencia de Cultura a Mónica Aurich (sí, la misma que te puede demandar si comentas este post). La mandaron a la Gerencia de la Mujer y, en su remplazo, pusieron a esta señora:

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La verdad es que dudamos en llamar la atención sobre este nombramiento. Después de todo, la señora tiene derecho de tener todos los amigos que le dé la gana. Pero hoy, el crítico cultural más importante del medio, Luis Lama, decidió poner los puntos sobre las íes:

García Sayán, Alan García, Olivera, los Vargas Llosa, Odebrecht, etc., son mencionados entre las amistades de la señora Pinto en un círculo similar al que llevara a la señora [ministra de Cultura, Diana] Álvarez Calderón a ocupar un cargo, designada por la Presidenta de la República. Si hasta el momento permanece en el puesto es por su amistad con el primer ministro Pedro Cateriano desde los tiempos del Fredemo. Las similitudes no terminan allí. Pinto Rocha era también funcionaria del Ministerio de Cultura y fue la misma Álvarez Calderón quien la recomendó para la gerencia municipal.

El nombramiento vuelve a poner en evidencia los círculos del poder en el Perú y sus ramificaciones en el área cultural. Premiar con una gerencia a la señora Pinto, quien solo tiene especialización en educación inicial, es un insulto para nuestros excelentes profesionales en este campo, los cuales no son convocados por carecer de ese tipo de relaciones que hacen que todo se banalice y que el área cultural se vea cada vez más encanallada por privilegios absolutamente inadmisibles en cualquier país civilizado.

Lama ha puesto sobre la mesa varias cosas: 1. que Mariela Pinto Rocha ha sido nombrada por sugerencia de la mismísima ministra Álvarez Calderón, la que al parecer es muy cercana a la gestión Juárez Castañeda (recuerden que no dijo nada del atentado contra los murales, ni siquiera cuando la Unesco protestó); 2. que su especialización en educación inicial difícilmente cumple con los requisitos del puesto, y 3. que, para variar, en el mundo de la cultura «oficial» todo depende a quién conoces.

¿Quizás Castañeda pensó que poniendo a alguien de la «gentita» iban a detenerse las críticas?