Kenji Fujimori contra los drones (o el necesario debate sobre el que el Congreso no tiene la más mínima idea)
Llanos Lero
Fotógrafa, periodista, creadora de Lero Lero Candelero.Ah, los drones. Son la última moda. Desde Federico Salazar en Fiestas Patrias hasta ese Halcón Millenium que ya te pediste en Amazon, parece que no hay vuelta atrás: todo el mundo pronto tendrá un dron en sus manos.
A menos que Kenji Fujimori lo impida, claro.
Actualmente el uso de drones es libre para aquel que pueda costearlo, ya sea para seguridad, vigilancia, o usos recreativos (los populares paquetes de filmación y fotografía de eventos).
¿Pero qué sucede cuando su utilidad se ve tergiversada por una finalidad no tan positiva? ¿Es correcto limitar o controlar el uso de los drones por temor al mal uso de esta nueva tecnología?
No solo Kenji cree que sí. También el congresista solidario Vicente Zeballos. Y, con ellos, los otros congresistas que suscriben los sendos proyectos de ley que tienen como objetivo acabar con el «libertinaje desde los aires».
¿Qué dicen los proyectos anti-drones?
Primero fue el solidario Zeballos (mucho gusto), cuyo proyecto propone «regular el uso de una aeronave piloteada por control remoto que circula en el espacio aéreo». En el texto se exponían preocupaciones acerca de la seguridad ciudadana y cómo podría el uso particular de los drones afectar los derechos de privacidad e intimidad de las personas y sus propiedades. Suena razonable, ¿no?
Por otro lado, tenemos el proyecto de ley 3872/2014-CR del congresista más votado. La propuesta de Kenji promueve la iniciativa de registro de todos los pilotos y «vehículos aéreos no tripulados» para proyectar un mejor control en el uso y transporte de las mismas. Una iniciativa bastante radical que «ilegaliza» toda actividad con los drones que no esté específicamente mencionada.
Nosotros nos enteramos de esto gracias a la web de Hiperderecho, que dice que la Comisión de Transportes del Congreso fusionará ambos proyectos, para sacar una sola ley.
Esta es la lista de las únicas operaciones que serán permitidas de aprobarse una fusión de ambos proyectos:
En la ley de Vicente Zevallos:
- Investigación y desarrollo.
- Identificación de bancos de pesca.
- Filmación de películas deportivas.
- Contra incedios o salvamiento marítimo, extinción de incendios, operaciones de emergencia, así como búsqueda de salvamento.
- Vigilancia.
- Publicidad aérea.
- Emisión de radio y TV.
- Monitoreo y evaluación de desastres naturales.
- Patrulla costera y fronteriza.
- Apoyo en búsqueda de rescate.
- Detección y control de incendios.
- Trabajos de investigación y científicos.
- Realización de estudios de impacto ambiental.
- Tratamientos aéreos y fitosanitarios.
- Vigilancia.
- Publicidad.
- Otros que se establezca en el reglamento.
Bueno ¿y qué con eso? ¿Acaso no queremos más seguridad?
Por supuesto que sí. Un drón puede ser usado para espiar gente o peores cosas. Se necesita, evidentemente, regulación. Pero, eso sí, debemos tomar en cuenta las libertades que también van se van a limitar antes de lanzar propuestas a ciegas.
Los amigos de Hiperdecho explican bien los problemas de estos proyecto. Antes de leerlo, te contamos que el término legal para «drón» es VANT («Vehículos Aéreos No Tripulados»):
Según los proyectos de ley analizados, adquirir un “drone” y usarlo tranquilamente en el parque a la vuelta de nuestras casas sin molestar a nadie sería ilegal. De la misma manera, sería ilegal usarlo para experimentar con él o llevar a cabo actividades distintas de las que ha listado el Congreso.
Considerando la notable masificación que están teniendo los VANT, cualquier prohibición que se fije por uso recreativo (o privado) atentaría contra la libertad de quienes quieran usarlos.
Por tal motivo, resultaría imprescindible que la norma reguladora hiciera una diferenciación de los distintos tipos y capacidades de los VANT y establezca reglas acordes a cada uso. Es necesario que el Congreso reconozca el espacio aéreo nacional como un escenario de innovación abierta a los ciudadanos y que sus reglas no la restrinjan verticalmente.
En resumen: se necesita una regulación más detallada y no a la loca.
¿Cómo funciona la ley en otros países?
OJO: Kenji y Zevallos sí revisaron reglamentos para VANT de otros países. Pero en ellos se observa una libertad de vuelo para drones a menos de 100 m. de altura, con un peso inferior a los 2 kg., que sean de uso recreativo, entre otros. Estas observaciones que no están en sus proyectos. O sea: adiós a tu sueño de manejar un drón del Halcón Milennium.
Otra gran preocupación que genera es la importación de los drones: la entrada y salida de los VANT en el país no está regulada pero igual joden en Aduanas sí en alerta. Ese sí que es un problema, que los proyectos solo tocan superficialmente. En nuestro país ya se han generado altercados de personas que intentaron ingresar un drón y se dieron con la sorpresa de que es necesario tramitar permisos y sortear altos costos a pesar de que aún no existe una prohibición declarada al respecto.
En conclusión, lector que llegaste a este post esperando raje de Kenji: la idea de la regulación es buena. Pero tiene que hacerse mejor. Ojalá Kenji, Zevallos (sorry por ignorarlo en el título) y el resto de congresistas recapaciten y generen una legislación más adecuada: que sí restrinja las actividades perniciosas pero que nos dé a los peruanos la libertad de usar todo lo que la tecnología nos ofrece.