noticias jueves, 5 febrero 2015

Hace 40 años el maltrato físico y verbal a un subalterno de la Guardia Civil detonó la peor huelga policial del país

«Yo estuve ahí», nos contaba un profesor de una de las materias en la escuela de policías, confirmándonos lo que el sociólogo e historiador Aldo Panfichi mencionaba en su artículo LIMA, 5 DE FEBRERO DE 1975: HUELGA POLICIAL, MANIFESTACIONES Y SAQUEOS, cuando el Jefe de la Casa Militar, General EP Enrique Ibáñez Burga, insultó y abofeteó a un subalterno de la Guardia Civil, ordenando además su detención y el retiro inmediato de todo el personal policial a la 22 Comandancia.

Fueron al rededor de mil policías los que se congregaron en Radiopatrulla (28 de julio, La Victoria)

Fueron al rededor de mil policías los que se congregaron en Radiopatrulla (28 de julio, La Victoria)

Hoy, como cada 5 de febrero (días antes, días después), todos los medios recuerdan los fatídicos sucesos de 1975, cuando tuvo lugar la peor huelga policial del país (considerando los saldos que ésta dejó, según fuentes oficiales del velasquismo o sea) pero muchos omiten lo que sucedió el mediodía del 31 de diciembre de 1974 y que según Panfichi fue el factor que desató la huelga:

«A mediodía del 31 de diciembre de 1974 el Presidente General EP Juan Velasco Alvarado, como era costumbre, salió por una puerta lateral de Palacio de Gobierno. Ese día se había dado la orden que no se permitiera que los periodistas se acercaran a la comitiva presidencial, ya que el presidente no quería declarar. La orden fue desatendida por un guardia civil que se encontraba de servicio en palacio y, por ende, el automóvil presidencial interceptado por los periodistas. Al observar esta situación, el Jefe de la Casa Militar, General EP Enrique Ibáñez Burga, montó en cólera, maltrató verbalmente y le aplico una bofetada al policía responsable, ordenando además su detención y el retiro inmediato de todo el personal policial a la 22 Comandancia.

Momentos después, en dicha comandancia, el personal subalterno que debería salir de servicio en el turno de la una de la tarde se negó a hacerlo aduciendo como inaceptables tanto las ofensas como la agresión física recibida. Estalló de esta manera un conato de huelga que fue resuelto con la intervención por el general de la Guardia Civil Ernesto Olivares Montano, quien ordeno la libertad inmediata del policía detenido y expreso la solidaridad institucional con el personal maltratado. Luego de este episodio y durante todo el mes de enero de 1975 circularon en las comisarías de Lima volantes anónimos convocando a paros de protesta que no se llevaron a cabo en las fechas anunciadas.»

Según nuestro profesor, a esto debemos sumarle el descontento de las fuerzas policiales, quienes eran considerados una fuerza auxiliar, teniendo que soportar un trato humillante por parte de los militares desde el inicio del gobierno de Velasco.

Entre otros puntos, las principales exigencias de los huelguistas fueron:

  1. El desagravio a la guardia civil por el ultraje sufrido por uno de sus miembros por parte de oficial del ejército.
  2. Aumento mensual de 2,000 soles.
  3. Que la mutual del personal subalterno sea administrado por ellos mismos previa auditoria.
  4. La modificación de los reglamentos (militares).
  5. La reorganización de la guardia civil.

Al fracasar las negociaciones con el entonces Ministro del Interior, el gobierno encargó solucionar el conflicto al Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, quienes calificaron la medida como sedición. El resto de la historia es lo que les cuentan cada año, pero cumplimos con refrescarles la memoria con este vídeo del canal Archivo TV Piura de YouTube:

El saldo que dejó la huelga, según fuentes oficiales, fue:

  • 86 muertos
  • 155 heridos
  • 1012 detenidos
  • 162 establecimientos saqueados
  • Varios edificios públicos destruidos
  • Pérdidas por US$ 8’970,619