Esto es lo que pasa cuando escribes una editorial hablando del «racismo» contra la gente blanca
Laura Grados
@lauletrasDurante todo el día, en muchas ventanas de conversación estuvo circulando la reciente editorial del diario más importante del país. A pesar de ello, pocos han salido a comentar lo que puede ser considerada la columna más polémica de la semana.
Bajo el nombre de «Todas las sangres menos una», la editorial de hoy de El Comercio llama a la reflexión acerca de un presunto racismo inverso. Racismo contra la gente de piel blanca. Racismo contra quienes tienen en el ADN una notable ascendencia europea. Racismo contra el color de piel que domina el mundo (¿?).
Con solo dos ejemplos
Aunque suene extraño, el diario comparó la reacción airada sobre las frases violentas contra las personas afrodescendientes pronunciadas por el conductor de radio Phillip Butters, con el mutis ante las expresiones de dos congresistas de la República. Según ellos, en el segundo caso nadie advirtió el racismo contra los blancos. Y no, no es una broma. Tampoco fue una columna irónica.
Soy el que después de cada caso público de racismo escribe un editorial en El Comercio sobre la terrible discriminación contra los blancos.
— Matteo (@Matteo_S_) 27 de junio de 2017
¿Qué fue exactamente?
Dos hechos puntuales:
- Cuando discutían la acusación contra la legisladora del Frente Amplio, Marisa Glave, sobre el falso pedido de separar el uso del baño entre trabajadoras y congresistas, su compañero de bancada, Justiniano Apaza, le increpó un «complejo de superioridad» y la llamó «blanquiñosa».
Amiwis editorialistas de El Comercio, repitan después de mi:
no
hay
un
sistema
que
avale
la
opresión
contra
«blaquiñosos»— Sandra Miranda (@smirandadepaz) 27 de junio de 2017
- Por otro lado, durante la presentación del ministro del Interior, Carlos Basombrío en el Congreso, el parlamentario fujimorista Bienvenido Ramírez pronunció esta frase que El Comercio califica de racista:
“Por respeto a los peruanos, porque los peruanos no somos gringos como usted, señor ministro, los peruanos merecemos respeto”.
¿Racismo?
Con esto, el diario concluye que existe un doble rasero y que así como nos indignamos con los calificativos de Butters contra los afrodescendientes también debemos criticar el racismo contra la gente blanca y rubia. Felizmente algunos, como el exviceministro de Interculturalidad, Iván Lanegra, respondieron.
- «Amigos de El Comercio, lo que tratan en este editorial no se llama discriminación. Se trata del uso de estereotipos: si una persona tiene la piel más clara es que tiene más dinero o se cree superior. O ambas cosas. Desde luego es malo usar estereotipos, por más que resulte que sí hay una correlación fuerte entre la piel más clara y tener más recursos (…) Pero entiendo su queja por el uso de los estereotipos. Porque es duro que a alguien le digan que por su piel alba seguro tiene mucha plata y se creen superiores cuando no es cierto. Imaginen lo que es que piensen que por nuestro color de piel somos pobres e inferiores. Y claro, además nos quitan nuestras tierras, nos limitan el derecho al voto, nos dicen incivilizados, y encima nos brindan un trato peor por nuestro color de piel, o nos excluyen del acceso a un buen puesto a pesar de tener todos los merecimientos para ello -eso sí es discriminación-«.
Poner al mismo nivel el racismo de Butters con que Apaza le diga blanquita a Glave como hace la editorial de El Comercio me parece obsceno.
— Edgar Erazo (@edgareraz) 27 de junio de 2017
¿Se sufre mucho siendo blanco en una sociedad como la peruana?
Nosotros le pedimos ayuda a nuestra amiga Regina Limo para poder explicar mejor por qué los dos hechos que describieron en la editorial de El Comercio no pueden aplicar como racismo propiamente dicho.
Para empezar, como dijo el profe Iván Lanegra, se trata de frases basadas en prejuicios. Esto también es condenable, por cierto, pero no puede ser tan fácilmente llamado «racismo».
Segundo, el calificativo de «blanquiñoso» es, una vez más, basado en un prejuicio pero no reproduce ningún sistema de d i s c r i m i n a c i ó n.
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No lo reduce a un animal (mono, auquénido).
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No apela a su poca capacidad intelectual (los negros piensan hasta las 12).
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No hace referencia a sus problemas de salud (te muerde y te da ébola).
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Es, como mucho, atribuirle privilegios a alguien (que puede o no tenerlos) pero no denigrarlo.
Y así podríamos tener una larga lista de lo que genera el racismo y la histórica discriminación que han sufrido, a lo largo de la historia de la humanidad, aquellas personas que no tienen la piel blanca. Si hablamos de racismo, evoquemos sistemas construidos para que prevalezca una raza sobre las demás y que arrastra consigo otro tipo de exclusiones como las de clase o sexo, que no hace más que agudizar la violencia en nuestro entorno. No se puede analizar una tara de la sociedad a partir de una falacia sobre imaginarios dobles raseros. A veces los privilegios son más imperceptibles que la realidad, todo depende desde qué color de piel se miren.