Esta columna de Fernando Vivas nos recuerda que el «¿tan difícil es caminar derecho?» fue solo una ilusión
Lo que está pasando con Nadine Heredia en los últimos días se resume a destape tras destape: más vínculos con Martín Belaunde Lossio; más de 200 mil dólares sospechosos en sus cuentas bancarias; entre otras cosas que han terminado en un caso gigantesco. Evidentemente, ella ha negado todo. Hoy, el periodista Fernando Vivas escribe este perfil bastante crítico sobre la primera dama en su columna de El Comercio. Estamos seguros que tú también pensabas esto de la esposa del presidente Humala y te ha pasado lo mismo después de ver tooodo lo que ha salido en las últimas semanas.
Pensé que era una influencia benéfica para Ollanta porque era mujer (ah, romántico e iluso feminista), porque él era milico y ella civil (¡qué cívico monse fui!), porque él venía del cuartel y ella de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Lima, donde tengo tantos amigos y colegas liberales y jóvenes en espíritu. Pero, con el paso de las coyunturas y los gabinetes, confirmé, como ustedes, que era un dedo que fastidiaba la gobernabilidad, que presionaba y molestaba a los ministros (me contaron que manejaba a algunos por WhatsApp), que hacía declaraciones que minaban el liderazgo de su esposo y que, por cierto, no la hacían parecer ducha en temas de políticas públicas. Veo que tiene sentido –¡qué miedo!– la versión recogida por Ricardo Uceda de que gente del entorno gubernamental ha hecho creer a la pareja que ella sabe más de economía que él. ¡Ya saben, entonces, a quién culpar de la testadurez que causó el ‘pulpinazo’!
Sí, ahora nos damos cuenta de todo, a poco más de un año de que deje Palacio de Gobierno. El famoso tuit «¿tan difícil es caminar derecho?» fue, aparentemente, solo una ilusión. Por lo menos la población también se ha dado cuenta. Eso se ha visto reflejado en los 9 puntazos que ha bajado en las encuestas de aprobación. Ahora llega a 16%, imagínense cómo va a terminar la pareja presidencial. Además, ni siquiera sus amigas estarían de su lado. Como recuerda Vivas, hace poco María Elena Llanos, antes íntima de Nadine, se decidió a contar cómo ha sido el cambio de la primera dama, la transformación del pre-2011 al pos-2011. Continúa Vivas:
Nadine ha sido descubierta por la opinión pública y le será extremadamente difícil remontar la idea de que es muy frívola como para posar de Evita de los pobres (aunque su fiel Fredy Otárola diga que de ella nació la idea de un próximo aumento del salario mínimo) y muy limitada y conservadora como para llegar a las cotas de una Cristina o de una Hillary. De instigadora del ‘locumbazo’, la épica fundacional del humalismo, y de Lady Macbeth tuitera, terminó por ser la embajadora de la quinua y modelo de exclusivos diseñadores nacionales.
El «ampay» ha sido determinante, sobre todo si consideramos (y estamos seguros de) las aspiraciones políticas de la presidenta del Partido Nacionalista. Aún así, casi casi consumado todo, la última línea de la columna de Vivas resume bastante bien cómo funciona el gobierno de Humala. Lean atentos:
La señora Heredia ha dilapidado el capital político con el que entró, o sea, la suma de simpatías cívicas, liberales, feministas y juveniles que recelaban de un militar en el poder. Con su sobreexposición y sus antecedentes fiscalizables ya empezó a restar. Ahora jala el saco y la banda presidencial a su marido. Estoy convencido de que el diálogo que debió consistir en la visita personalizada de Ana Jara a cada tienda opositora (ninguna se hubiera negado) se convirtió en deslucida encerrona palaciega solo para que Nadine pudiera participar en él. Y esta es la parodia del actual diálogo nacional en las alturas: “Amor, no sé cómo gobernar”. “Y a mí qué me dices”.
Como dice el título de esta columna, «cómo nos pajareaste, Nadine».