El presidente PPK quiere traer constructoras españolas, pero le tenemos malas noticias
Andy Livise
Pienso, luego me achoro. @ElcholacoLa última entrevista que el presidente PPK brindó a El País de España fue rebotada aquí, principalmente, porque anunció por enésima vez que estaba evaluando el indulto a Alberto Fujimori, pero en España la titularon así:
“Quisiera atraer a constructoras españolas después del escándalo de Odebrecht”
Cuando le preguntaron a PPK por qué visitaba España, respondió que esa era su finalidad, porque aquí las cosas iban más movidas que carnaval de Río debido al escándalo de corrupción protagonizado por las empresas brasileñas:
«Lo que yo quisiera de España es que conozcan mejor al Perú y atraer aquí grandes empresas constructoras, porque con el escándalo de Odebrecht, las brasileñas poco a poco pierden relevancia e importancia y necesitamos reemplazarlas. Ya hay empresas españolas aquí. OHL, Sacyr, ACS… Ese es mi objetivo. Hay inversionistas que quieren hacer cosas».
No queremos parecer rojetes antiinversión, pero le tenemos una mala noticia al Presidente (quien durante la misma entrevista se mostró preocupado por la corrupción dejada por el caso Lava Jato): las empresas españolas son más limpias (haciendo una alusión a un personaje de la Madre Patria) que la niña de Shrek:
Por ejemplo. en 2016, en España estalló el caso Gürtel (Correa, en alemán), un escándalo de corrupción que involucraba a miembros del Partido Popular y a empresas privadas que coimeaban municipios de Valencia y Madrid a cambio de obras públicas y beneficios tributarios. ¿Les suena? Normal, es casi la misma trama que el caso Lava Jato, solo que allá se dio antes, porque los europeos siempre son los pioneros en todo.
Por aquellas fechas, Francisco Correa, el cabecilla de esa aceitada, reveló que «grandes constructoras españolas pagaron comisiones a cambio de adjudicaciones de obras públicas de varios ministerios»:
«En su declaración, el empresario aseguró que «grandes constructoras como OHL, ACS y Dragados» recurrían a él para que hiciera las veces de mediador con el extesorero del Partido Popular, Luís Bárcenas, y este les consiguiera las adjudicaciones».
Pero antes de que nos insultes por ser unos caviares puristas que solo se preocupan en la ética y no en el cemento las obras a largo plazo, añadamos otro punto. Las constructoras españolas tampoco tienen fama de edificar bien una obra. Al menos no en Latinoamérica. En Chile, por ejemplo, la constructora Azvi estuvo a cargo de este grandioso y apoteósico puente, el cual sería el primer puente basculante de ese país:
El único detalle es que estaba al revés.
Así se burlaba informaba la BBC del roche internacional:
«La razón, según el Ministerio de Obras Públicas de Chile, es que la empresa responsable—la española Azvi— colocó al revés una de las piezas principales, uno de los tableros que conformaban la parte levadiza».
El puente se llamaba Cau Cau (aunque mejor le caía el nombre de chanfaina) y recién se dieron cuenta del error cuando ya estaba acabado, en el 2014. La obra tuvo que ser demolida por completa para rehacerla. Un regalazo de nuestros conquistadores.
Si el presidente PPK insiste con importar constructoras españolas, tendremos que acondicionar más cárceles (para los nuevos aceitados) y prepararnos para ver al puente Bella Unión de cabeza.