noticias , periodismo viernes, 13 febrero 2015

El Comercio: Despidos, jales y trolls. La historia de la reforma desde dentro.

La comidilla de la semana pasada fue la «censura» y posterior despido de una de las periodistas fetiches de las redes sociales: Martha Meier Miró Quesada a.k.a MMMQ. Inmediatamente, surgió el apoyo desde las esquinas más inesperadas.

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Incluido el diario de la familia de Martín Belaunde

Pero, ¿qué pasó? Se ha escrito mucho sobre este incidente –y sobre todos los cambios que vienen ocurriendo en El Comercio desde noviembre– pero aquí en el útero hemos corroborado algunas secuencias de acontecimientos que van a aclarar aún más lo sucedido.

 

Meier vs Berckemeyer

Aquí nos robamos el título de un buen post de La Mula explicando el origen de la bronca. Resumimos y ampliamos:

En el 2012, Fernando Berckemeyer –código 96 de Derecho de la PUCP y magíster en Leyes por la Universidad de Harvard– era el Editor de Opinión del diario. Su gestión había logrado una apertura editorial a voces distintas de la línea que el diario había adoptado en las elecciones del 2011, una línea abiertamente fujimorista y que le había costado fuertes críticas no solo externas sino también internas, además de, como es sabido, un bajón en sus suscripciones.

Berckemeyer era el encargado de escribir los editoriales (es decir, la voz del diario). Así, un miércoles de octubre del 2012, El Comercio lanzó su memorable editorial contra el indulto a Fujimori, el tema álgido del momento. Pero llegó el sábado 6 de octubre y Martha Meier, en su calidad de Editora Central del Fin de Semana, publicó una columna firmada en la que afirmaba que su diario estaba a favor del indulto por razones humanitarias.

Como ha recordado Godoy, esto derivó en una fricción interna muy fuerte. Tanto así que, a los pocos días, la sección Editorial del diario se vio obligada a aclarar –en la respuesta a la carta de una lectora intrigada por las supuestas dos posturas del diario– quién llevaba la voz editorial cantante:

…las posiciones de El Comercio está única y exclusivamente representadas por su editorial. Las opiniones de todos nuestros columnistas, incluidos aquellos que trabajan también como periodistas en el Diario, sea en cargos de editores o no, son hechas a título personal y no a nombre de El ComercioNo hay, pues, lugar para algo así como “interpretaciones auténticas” de nuestros editoriales en los escritos de nuestros columnistas.

Pero algo más pasó ese 6 de octubre del 2012. Apareció esta cuenta de Twitter:

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Despidiendo a una Miró Quesada

La columna desaparecida de Martha Meier no hubiese sido la primera que Berckemeyer, y quien había sido el Editor Adjunto de Opinión, Enrique Pasquel, habrían tenido que corregir a lo largo de los años. Pero ahora las circunstancias eran distintas. Desde noviembre del año pasado, Berckemeyer, de 36 años, era el director del diario, y Pasquel, ahora era subdirector y Editor de Política.

Así que, finalmente, Berckemeyer decidió no publicar la columna pero el sistema automatizado les jugó una mala pasada. La columna apareció, desapareció, se desató el drama, las especulaciones y, en medio, MMMQ retuiteó esto:

Fue entonces que se tomó la decisión de despedir a MMMQ. No fue, entonces, como se ha repetido tanto, a raíz del artículo contra Yanacocha. Fue por la acusación de lobista a su propio jefe. El periodismo es un oficio que está basado en la confianza. El jefe de Meier, después de ese retuit, ya no confiaba más en ella.

Pero había algo más

El tuitero que se hacía llamar «José Carlos Palacios» no existía en el mundo real. Lo buscaron en Reniec y no apareció. Pasquel recordaba haber sido trolleado desde esa cuenta hacía meses. Entonces le había llamado la atención que el troll se identificara como abogado de Yale. O sea, como Pasquel.

–Los peruanos de Yale nos conocemos todos –dijo internamente–.

Todo indicaba que la referencia a Yale era un puyazo a Pasquel. Pero hubo más. Un análisis rápido de los 2565 tuits de @pepepalaciosq permitió comprobar que el 9.5% de ellos o retuiteaban o mencionaban o difundían a Martha Meier, su cuenta de Twitter o sus artículos. Es decir, uno de cada 10 tuits estaba dedicados directamente a ella.

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Y así, muchos más

¿Y los otros tuits? Indicaban una gran afinidad, no solo con las posiciones de MMMQ –que podrían ser una coincidencia–, sino con sus obsesiones particularísimas. Un ejemplo:

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No hemos incluido otros, mucho más agraviantes, contra otras personas.

Para entonces ya se había tomado la decisión de despedir a quien era, hasta entonces, la editora del Suplemento Dominical.

Utero.Pe se comunicó con la cuenta @pepepalaciosq y, quien sea que haya respondido los DM, admitió ser un seudónimo.

 

Lo que se viene

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José Antonio Miró Quesada, presidente del Directorio, y Fernando Berckemeyer, el día de la toma de cargo del segundo.

El incidente MMMQ solo ha sido el más visible de una series de decisiones que han removido las estructuras del diario. Antes de esto, lo más sonado fueron las salidas de Juan Paredes Castro, Mario Cortijo y Diana Seminario.

Paredes Castro y Cortijo salieron, según fuentes del diario, para que Berckemeyer y Pasquel puedan tener un control más directo –y eficiente, que es la palabra que se repite– de los procesos de trabajo. Pero ha sido en buenos términos. Cortijo es muy querido en la redacción y, de hecho, continúa colaborando con la empresa, en la elaboración del Nuevo Libro de Estilo. La salida de Seminario es, más bien, simbólica, si seguimos la interpretación de Godoy:

pierde el bando conservador dentro de EC. Seminario era bastante lejana y discrepante de posiciones de izquierda, se encontraba dentro de una línea dura que consideraba que lo ocurrido entre 1980 y 2000 solo podría calificarse como “terrorismo” y es bastante cercana tanto al Cardenal Juan Luis Cipriani como al Opus Dei. La periodista es una militante detractora de todas las formas de aborto y considera que las parejas homosexuales solo deberían tener derechos patrimoniales, sin que se les pueda considerar como una familia.

Recordemos que la posición oficial del diario sobre la revocatoria (en contra) y el famoso descargo de Jason Day sobre su incidente con un sacerdote sodálite habrían sido imposibles antes y han tenido resistencias entre quienes extrañaban la época 2008 – 2012. Pero ha habido cambios en casi todas las secciones. Se mantienen las cabezas de las secciones deportiva, internacional y de espectáculos, pero el resto ha variado. En Política, asumió Enrique Pasquel. Con los días fueron nombrados:

  • Lima: Sandra Belaunde, ha sido jefa de redacción de Perú Económico, con maestría en Columbia. También fue parte de la producción de La Ventana Indiscreta.
  • Economía: Santiago Dávila Phillipon, sin experiencia periodística, con maestría en Warwick. Ha sido Gerente General de Indecopi, colocándola en la lista de Great Places to Work.
  • Opinión: Diego Macera Poli, ha sido blogger de Semana Económica, con maestría en la Universidad de Chicago. Ganador, en la categoría opinión, del concurso Excelencia Periodística de la SIP 2014, por su artículo El beneficio de ser radical.

Falta el editor o editora de Región, que aún no se nombra. Pero si leen los CV ya habrán notado un patrón. Las críticas internas señalan que han asumido «periodistas de escritorio» o muy jóvenes o que falta calle o todo a la vez. Las mismas críticas ha realizado hoy MMMQ en una carta a Hildebrandt en Sus Trece (en la que sostiene haber sido despedida a causa de sus ataques a Yanacocha). Pero Berckemeyer ha hecho saber que lo que le interesa es el valor agregado que pueda tener las noticias: contexto, antecedentes y, sobre todo, con una voz didáctica.

A contracorriente de las críticas llegan tres nombramientos de peso: Mario Ghibellini como Editor Adjunto de Opinión, Jimena de la Quintana como Editora Adjunta de Política y nada menos que Jaime Bedoya que, como ya adelantamos, deja Caretas después de más de dos décadas para ser el Editor de Estilo del diario. Bedoya empieza este lunes y será como una suerte de coach interno de la redacción. Si alguien quiere conocer cuál podría ser el aporte de Bedoya, que lea esta parodia suya del insufrible estilo del peor periodismo peruano.

Se vienen también dos cambios fuertes: la web (el objetivo será dejar de lado la chapa de El Tromercio) y, para julio, la reactivación de la Unidad de Investigación (que, nos dicen quienes estuvieron convocados, ya estaba en proceso de ser restaurada durante la etapa Fritz).

Como se ve, El Comercio sigue siendo de derecha (duh) pero con una línea liberal que apunta a ser coherente, en vez de la conservadora esquizofrénica que lo ha caracterizado en estos años. Ahora, claro, El Comercio no es solo un diario, es parte de un Grupo Empresarial (que incluye hasta negocios en educación), con todo lo que eso implica. Nos guste o no, incluso si lo leemos o no, lo que sucede dentro, termina impactando en la agenda del país. Por eso les hemos ofrecido esta breve pieza de periodismo para periodistas.