feis , noticias lunes, 7 diciembre 2015

Decir que el chavismo es un régimen democrático -o como dice Verónika Mendoza, una «democracia débil»- es falso.

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¡Felicidades! Foto: CNN

Escribe José Carlos Yrigoyen

Ayer el régimen autoritario venezolano, desesperado por la aplastante derrota que estaba sufriendo, prorrogó el horario de votación ilegalmente al menos dos horas: las urnas debían cerrar a las seis y hubo gente -remolcada en buses- que votó hasta las ocho de la noche. EL CNE se demoró cinco horas en dar los resultados, a pesar de que tiene uno de los sistemas más sofisticados del mundo. Antes de la elección, la oposición no tuvo ni el 5% de tiempo en los medios, mientras que los candidatos del chavismo, hasta el mismo día en que los venezolanos votaban, eran hegemónicos en la prensa, radio y televisión. La distribución de escaños asignada por el gobierno era desproporcionada a favor de los estados rurales, donde el oficialismo es más popular; las ciudades, favorables a la oposición, están subrepresentadas.

Decir que el chavismo es un régimen democrático -o como dice Verónika Mendoza, una «democracia débil»- es falso. Porque si aceptamos eso, como dice Mr. Levitsky, tendríamos que reconocer que el gobierno de Pinochet era democrático porque aceptó los resultados del plebiscito de 1988. Y no creo que nadie pueda afirmar semejante cosa. Es un régimen que se ha ido endureciendo y ha olvidado las más elementales reglas del equilibrio democrático, que ha llegado a extremos como encarcelar a los líderes de la oposición -como Leopoldo López- o expulsarlos de la Asamblea Nacional, como es el caso de Corina Machado.

Y sin embargo, pese a tenerlo todo en contra, la Mesa de la Unidad Democrática ha arrollado al chavismo, obteniendo ayer más de cien escaños del parlamento contra unos cincuenta del PSUV. Según los resultados dados hasta ahora, ha conseguido el 58% de los votos. La hegemonía del gobierno -que existió, al menos hasta el 2010- ya no es más, y la Revolución Bolivariana ayer ha sido herida de muerte. Ningún proceso revolucionario es válido con el sesenta por ciento de la ciudadanía en contra. El siguiente paso lógico es el referéndum revocatorio para sacar al negligente e irresponsable presidente Maduro a mitad de su mandato y que los próximos años sean para estructurar la transición a la democracia en los plazos establecidos.

Estoy muy feliz por Venezuela.