internacionales , noticias , sociedad martes, 12 julio 2016

Así un «caldo» tradicional peruano de efecto afrodisíaco viene conquistando gringolandia

No, no es el caldo de gallina. Y no lo decimos nosotros. Lo dice el prestigioso medio gringo The New York Times. Un artículo a cargo del periodista del Times, Jeff Gordinier, cuenta cómo la leche de tigre viene causando sensación en Estados Unidos.

Todo inicia en un restaurante

En el Son of a Gun, un restaurante de mariscos en Los Ángeles, los comensales solo quieren probar un plato de apariencia extraña.

Lo que parece una bola de atún o un cerebro, en realidad es una fusión peruano-mexicana. Así lo describe el Times:

«Cruje como tostadas de maíz  y tiene esponjosos trozos de aguacate suave (parece guacamole)».

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Así luce un platillo del restaurante Son of a Gun, con la leche de tigre como base. Imagen: Elizabeth Lippman

¿Y la leche de tigre?

A eso vamos. El ingrediente que le da ese sabor único al plato es nuestra leche de tigre, que tradicionalmente es «el caldo del ceviche» y el Times define así:

«Es el líquido lechoso que queda luego de marinar el pescado crudo: una seductora mezcla de ingredientes como cítricos, ajíes y cebollas que se transforman con el toque del mar».

Pero no solo pega en un solo lugar

En restaurantes peruanos en EE.UU., la leche de tigre causa sensación de distintas formas:

  • Al ver la leche servida en un plato como el del Sun of a Gun, los comensales pasan el caldo del plato al vaso y se la toman.
  • Se sirve como acompañamiento de otros platos.
  • En el menú del restaurante Llama Inn (Nueva York), la venden en micheladas y varios platillos.
  • En Café Henrie, el chef Camille Becerra la sirve como adobo del poké, plato de atún crudo que se prepara en Hawaii.

En otros restaurantes de EE.UU. el caldo se prepara de forma distinta

Así sucede en Son of a Gun, Dotolo y Shook:

«Crean su leche de tigre sin pescado. Sellan zumo de naranja y un poco de limón al vacío, también ajo, ají, comino, cebolla y menta; después dejan que los sabores se maceren. El resto del platillo se prepara al momento: el aguacate se machaca y un trozo de atún aleta amarilla se rebana y se aplana».

No sé ustedes, pero ya me provocó una leche de tigre de mi Tía Veneno.

Puedes leer completo el post del Times aquí