Copy Paste Ilustrado Jueves, 26 febrero 2015

La historia de Unión Revolucionaria, el partido fascista del Perú

Los camisas negras del Partido Unión Revolucionaria inundan la plaza San Martín, antes de las elecciones de 1939.

Los camisas negras del Partido Unión Revolucionaria llegaron a ser tan numerosas que inundaron la plaza San Martín en un mitin para las elecciones de 1936. Foto histórica guardada por el diario Acción.

Contexto del huaqueo: El 22 de agosto de 1930, tras once años de gobierno autoritario de Augusto B. Leguía, Luis Sánchez Cerro encabezó un golpe de estado que derrocó al antiguo presidente. Este acto le valió mucha popularidad en todo el país, hecho que Sánchez Cerro aprovechó para crear el partido Unión Revolucionaria con el que llegó al poder a finales del 1931. Pero la gloria solo le duró un par de años porque en 1933 Sánchez Cerro fue asesinado por un hombre de filiación aprista. Los restos del partido Unión Revolucionaria fueron recogidos por Luis A. Flores, quien fue ministro y aliado de Sánchez Cerro durante su breve gobierno. Él es el hombre clave para entender e imaginar la real dimensión del fascismo peruano. Su trabajo como político fue efectivo porque logró exaltar a las masas que recordaban con cariño al presidente Sánchez Cerro, «el mocho», quien ya en vida gozaba de una admiración casi religiosa: Cuando suba Sánchez Cerro no vamos a trabajar pues nos va a llover todito como del cielo el maná (canción popular en honor a Sánchez Cerro).

[ Textos extraídos del libro El fascismo en el Perú. La Unión Revolucionaria 1931-1936 de Tirso Molinari. Fondo Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, 2006.] Los títulos en negrita son culpa del huaqueador.

Luis A. Flores, el líder del partido fascista peruano

Luis Flores unión revolucionaria

Luis A. Flores, Jefe Supremo del fascio peruano. Cuenta el mismo que se batió a balazos en varias ocasiones con sus enemigos ideológicos.

Luis A. Flores fue el protagonista central del urrismo fascista y su liderazgo alcanzó la mayor dimensión entre los urristas y simpatizantes urristas en la coyuntura electoral de 1936. De ahí que la presencia de Flores, en ese año, fue decisiva en el entramado de la política peruana. Es que en 1936 Flores había conseguido ya el perfil de líder fascista-mussoliniano capaz de embelesar carismáticamente a sus adherentes multitudinarios. Precisamente, esas multitudes de adherentes urristas organizados en todo los departamentos del país, construyeron socialmente el carisma de Flores sobre la base de los esfuerzos casi dramatúrgicos del personaje.

Personaje, a su vez, con una voluntad política férrea y moldeada desde su propia personalidad autoritaria cuya presencia fue decisiva tanto en la definición fascista del urrismo como en la contundente sintonía intersubjetiva que implica su relación con aquellas multitudes ansiosas, de liderazgo mesiánico.  Y se trataba de un liderazgo mesiánico sobre multitudes curtidas en el fervor a Sánchez Cerro y en la intolerancia política más extrema frente al aprismo, que sólo podían apasionarse con un actor de las características de Flores. Además, Flores no era un caudillo tumultuoso sino un político para quien la organización partidaria, la línea ideológica y el proyecto estratégico eran tan importantes como su propio liderazgo y su innegable caudillismo carismático.

Es decir, Flores era el claro prototipo de líder fascista y sólo desde ahí se puede entender la recia intolerancia que lo caracterizó. Y Flores logró desde esa enorme voluntad política, convertirse en el arquetipo del partido que, casi incondicionalmente lideraba desde su «jefatura suprema».

Mensaje de unión revolucionaria

Los diarios de filiación fascista peruana apelaban mucho a los creyentes católicos en época de elecciones.

 

Así, Flores era ante todo un político, pero un político fascista para quien la política era, en lo esencial, una guerra contrarevolucionaria, pero, a su vez, un proyecto, una propuesta estratégica totalitaria corporativa. De ahí que el urrismo, tal como lo quería Flores, se convierte en una organización político-militar pero también, como fascista ortodoxo, Flores dota de una dimensión mística y sacrificial al urrismo, desde el cual la política queda ligada a la religiosidad del catolicismo popular, que compartían con intensidad las multitudes urristas.

Además, entre Flores y las multitudes de sus embelesados adherentes, tanto simpatizantes como militantes urristas, estaba la figura arquetípica, «heroica» y «martirizada» de Sánchez Cerro, cuyo impacto emocional seguía intacto en 1936 y de cuya devoción Flores era el primero en dar muestras. Es que esa suerte de cristianismo rudimentario, desde el cual se establece aquel mesianismo, Flores se asumía como el «hijo», el depositario del «camino y la verdad» mostrada por el sacralizado y venerado Sánchez Cerro.

Sanchez Cerro y Luis Flores fascismo

La figura celestial que alza la mano derecha en la ilustración es Sánchez Cerro. Detrás de él aparece el nuevo líder urrista, Luis A. Flores.

 

Así, el fascismo promovido por Flores se representaba en el urrismo como el siguiente paso político-ideológico en el sanchecerrismo orgánico y, a su vez, su continuidad en el nuevo liderazgo. Es decir, la Unión Revolucionaria bajo la jefatura suprema de Flores se asumió siempre como sancherrista y sólo desde ahí como fascista. De ahí que el misticismo y la religiosidad política eran bastante intensos, pues el caudillo era como veíamos más que un «santo» para las multitudes populares urristas. Era un héroe «sagrado» muerto pero, a su vez, guía como se observa también en una de las más vistosas imágenes panfletarias emitidas por el PUR.

Algunos estatutos del partido fascista que garantizaban obediencia total al líder

Artículo  3. La Unión Revolucionaria, por el fallecimiento del fundador, reconoce como Jefe Supremo al Doctor Luis A. Flores, elegido por aclamación de las masas y ratificado por el Congreso del Partido el 22 de agosto de 1935.

Artículo 4. El vínculo entre el partido y su jefe es indisoluble e indestructible. Su mantenimiento se considera condición indispensable de la existencia del partido.

Artículo 13. El Jefe del Partido, tiene el atributo de la Autoridad Suprema, pudiendo derogar o desaprobar todos los acuerdos de los organismos del Partido y nombrar y remover todos los cargos existentes.

Artículo 14. Todos los afiliados prestará al Jefe juramento de adhesión, fidelidad y disciplina.

El apoyo electoral fue tremendo: Unión Revolucionaria, segundo lugar en las elecciones de 1936 

Allí está el masivo mitin de cierre de campaña de Flores y de la Unión Revolucionaria en la Plaza San Martín en 1936 y allí está Flores con el 29.1% de los votos escrutados en esas anuladas elecciones. Es decir, 29.1%  de los votos escrutados en esas anuladas elecciones [Óscar R. Benavides, presidente del Perú en esta etapa, anuló las elecciones de 1936 y se quedó gobernando hasta 1939. Benavides adujo que Eguiguren, virtualmente ganador de las elecciones, había recibido apoyo del Apra, proscrito en ese momento] . Es decir, 29.1% de votos que significaban el segundo lugar en los escrutinios y en el último día de información electoral aparece con 52, 248 votos obtenidos. En primera lugar quedaba Luis Antonio Eguiguren con 71, 662 votos.

Esos 52, 248 votos que tuvo Flores, liderando a la Unión Revolucionaria muy explícita y vocingleramente fascista, suponen incluso una cifra mayor a los votos obtenidos por la Falange de José Antonio Primo en las elecciones españolas de 1936 y con una mayor población electoral. La falange española alcanzó 40, 000 votos y luego se convirtió en uno de los actores políticos fundamentales no sólo en la guerra civil sino durante muchos años de la dictadura de Franco.

 Una canción del fascismo peruano y un estribillo 

1. Salve

(A la legión miliciana de los Camisas Negras)

Sonó ya para el Perú la hora magna,

orientándose frenética la multitud,

la diestra perfila su heroica actitud:

o vencer o morir en la demanda.

Legión miliciana de Camisas Negras,

oíd el alerta sempiterno del jefe,

salid al encuentro de la hora salvaje.

Colma tus anhelos de ansiado coraje

al seguir la ruta que el deber señala

misión sacrosanta la patria os confía,

incautar la herencia del gran Sánchez Cerro

salir al encuentro de tanta osadía

auspiciar el triunfo de la ciudadanía

sueño acariciado por el jefe yerto…

Negro es tu uniforme y bajo de él palpita el corazón que pulsa la sangre

del patriota guarnecido en él como sagrada cuita

rutilante aljófar dentro del carbón;

así resplandece tu negra vestidura simulando la firmeza que

perdura.

Salve Camisas Negras, baluarte reacio,

árbitro y sostén de los bellos ideales

lanzados por el fundador del partido,

vibrantes aún en la masa ciudadana

a tu pujanza de arremetida espartana,

radiante brillará el triunfo apetecido,

aplastando sin piedad a los desleales;

náufragos en la vorágine inclemente.

Así, erguido como legión tebana

los Camisas Negras lucharán mañana.

Para salvar al Perú de guerras fratricidas,

entrénate, si tu misión redentora repercute ya, cual salva

aguerrida,

uniendo el sentir en onda sonora

por todo el Perú.

(Joaquín Cornejo Saavedra. El Legionario, pág 4, N° 4, julio – 1935)

 

2. Con la diestra en alto

Con la diestra en alto

pasan las falanges de acero y basalto

portando en la mano

la antorcha lumínica del fascio peruano.

(Acción, carátula; 30 de abril de 1935)

 

Entrevista al Jefe Supremo del fascio peruano: admira a Mussolini, Hitler y cuenta por qué desapareció Unión Revolucionaria

[Realizada por Ricardo Muller. Publicada en el suplemento dominical «Suceso» del diario Correo, 5 de mayo de 1968)]

Luis Flores fascista

Ilustración de Luis A. Flores frente a su grupo de los Camisas Negras.

 

Ricardo Muller: ¿Fue usted fascista?

Luis A. Flores: Por convicción y por temperamento. Lo dije cuando me definí fascista.

R.M.: ¿Sigue siéndolo?

L.A.F.: Todavía un poco… todavía un poco. Yo creo que en estas democracias corrompidas no se puede enderezar nada si no es con mano fuerte, con una condición, naturalmente. Esto es que sea un hombre virtuoso, austero.

R.M.: ¿Qué opina del fascismo?

L.A.F.: Yo creo que el fascismo como doctrina política, aunque los tratadistas le nieguen calidad de doctrina política, cumplió una función muy importante. Creo que frente a la agresión del comunismo lo único capaz ha sido el fascismo.

R.M.: ¿Fue admirador de Benito Mussolini?

L.A.F.: Desde luego, desde luego. Y le contaré un episodio más. Cuando fui de embajador a Roma, en el año 49, una de las primeras visitas que hice fue a la viuda de Mussolini. Me impresionó la pobreza en la que vivía. Vivía a las afueras de Roma. Se veían juntos el dormitorio y el comedor.

R.M.: ¿Y qué opina de él?

L.A.F.: Gran personaje, uno de los grandes de la historia. Quizá demasiado tarde para el medio en el que actuó. Mussolini teniendo un escenario como Alemania habría sido la gran figura.

R.M.: ¿Y qué opina de Hitler?

L.A.F.: Fue otro de los grandes de la historia, no cabe duda.

R.M.: ¿Y por qué fracasó el fascismo?

L.A.F.: Bueno… la guerra, oiga usted, la guerra acabó con él.

R.M.: ¿Y por qué el avance del comunismo?

L.A.F.: Porque es una doctrina muy sugerente, complace a la inmensa mayoría de gentes que pueblan el planeta, se les pinta el paraíso y las gentes inocentes se lo creen. En realidad es una dictadura insoportable.

R.M.: ¿Y el fascismo no es una dictadura?

L.A.F.: Fue una dictadura, pero más suave, más blanda.

R.M.: ¿Qué pasó después con la Unión Revolucionaria? ¿Por qué su desaparición casi total de la vida política del país?

L.A.F.: Bueno pues, mis nueve años de destierro, los sucesivos gobiernos hostiles, la persecusión y el encarcelamiento de miles de urristas. Se habla, oiga usted, de que el partido que más ha sufrido persecuciones ha sido el APRA. Nadie más golpeado que la Unión Revolucionaria. Benavides, oiga usted, encarceló más de 4 000 urristas. Nos combatió a muerte. Benavides en dos oportunidades mandó al Consejo de Ministros en pleno a pedir mi desafuero en la Cámara. No pudo cerrar el Congreso.

Conclusión del autor del libro, Tirso Molinari

Y esto del fascismo no es una «anécdota». Es parte crucial de la historia de las mentalidades y de la cultura política autoritaria existente en el país. Historia densa que en buena medida y con sus resignificaciones nos dice mucho de la demonización histórica del Apra y de la izquierda, nos dice mucho de las dictaduras militares, de las instrumentalizaciones clientelísticas, nos dice mucho de la intolerancia terrorista de Sendero Luminoso y de la intolerancia antisubversiva estatal, y nos dice mucho también de sus anclajes de mesianismo autoritario del gobierno de Fujimori y de ese enorme apoyo político-clientelístico que llegó a tener. Por último, nos dice mucho del racismo aún existente en nuestro país.

***************************

¿Buscas a un intelectual peruano con ideas fascistas? Luis Eduardo Valcárcel recuerda que José de la Riva Agüero y Osma simpatizaba con estas ideas y que llegó a hacer el saludo nazi.

rppc

Huaqueador en Copy Paste Ilustrado. @rppc