Ahora los keikistas quieren traer a la OEA, pero admiten en vivo que siguen sin tener pruebas del fraude que denuncian

Es lunes y empieza otra semana más en la que el fujimorismo y aliados patean todo para hacerse como sea del poder. Keiko insiste en desconocer los resultados que dará el Jurado Nacional de Elecciones y ahora le ha agregado un nuevo nivel a su juego: que la Organización de Estados Americanos decida. Su estado de negación ha ido involucionando:

• 6 de junio, en el desayuno electoral: «Sea cual sea (el resultado), ratificamos nuestro compromiso de respetar la voluntad popular».
• 6 de junio, después del conteo rápido: «Vamos a esperar los resultados oficiales de la ONPE».
• 20 de junio, tras presentar impugnaciones contra los votos para Castillo: “Voy a aceptar los resultados que el JNE decida”.
• 26 de junio, luego de que el JNE empezó a rechazar sus impugnaciones: «Lo que se requiere es una auditoría internacional [de la OEA]».

¿Y sabes a quién le pide que solicite la auditoría?

Al comunista caviar castrochavista de Sagasti. Sí, ahora sí quieren que Sagasti intervenga después de que hace dos semanas casi lo crucifican por llamar a Vargas Llosa para pedirle que calme a su nueva ahijada. Keiko ha anunciado que irá a Palacio para dejarle el pedido personalmente. Parece que alguien está desesperada por pisar Palacio sí o sí.

Otra vez la mismocracia.

Siguen sin pruebas

El encargado de explicarle a los medios el nuevo capricho de Keiko es Daniel Córdova. ¿Que quién es ese? Este tío:

Otro blanko con casaca de North Face. Imagen: Caretas

Córdova se ha presentado como representante de «la sociedad civil» porque quiere hacerse pasar por independiente. Pero la verdad es que es tan independiente como Kuarto Poder: milita en el partido de Acuña y ha sido jefe de su plan de gobierno. Además es tan exitoso en la política como Keiko: ha postulado dos veces al Congreso (en 2011 con PPK y en 2020 con APP), pero nunca ganó. Y en 2010 intentó desesperadamente candidatear a la presidencia con el PPC, pero ni ahí lo querían.

Imagen: Captura de Twitter

Horas antes de que anoche hiciera su tour por tres canales de TV, Córdova estaba prometiendo con bombos y platillos que presentaría «la evidencia de los indicios del fraude electoral». ¿Y qué mostró? Nada. En serio, nada. Estas tres declaraciones suyas resumen sus tres presentaciones en la tele:

• Cuarto Poder: «Es que no tenemos la información para probarlo (el fraude). Si te ocultan la información que podría probarlo (el fraude), es por eso que la pedimos».

• Panorama: «Para que hayan pruebas, se tiene que tener la información. (…) Lo que tenemos que hacer es probarlo (el fraude) y para probarlo se necesita la información».

• Latina: «Para probar que estas actas han sido manipuladas… la única manera de probarlo es contrastando el acta con el padrón de asistencia».

Traducción, como para fuji: si quieres invalidez de un voto, debes probarlo.

Su única prueba ha sido esta sospecha: compararon la votación de 338 actas durante la primera y la segunda vuelta y encontraron que —oh, sorpresa— Keiko y los votos en blanco bajaron su votación, mientras que Castillo subió. Eso, dice, es una «votación imposible». «Es como sacarse la Tinka tres veces seguidas», ha dicho. Tan imposible como que Keiko pierda tres elecciones seguidas.

El criptoespecialista imponía más respeto.

Ese es el indicio de fraude por el que quieren convocar a la OEA, porque —asegura— el JNE está deslegitimado (hasta mencionó los vladiaudios que involucran a su candidata para golpear al JNE). Su intención es que la organización internacional encuentre las pruebas del fraude por ellos. 

«Eso es lo que hay que demostrar, que no ha habido fraude».

Esto es de nivel preuniversitario, c-ñor. O su universidad privada lo estafó o usted está estafando al país.

Córdova jura que la auditoría de la OEA no demorará más de 15 días. Lo cierto es que el escenario deseado de los fujis es llegar al 28 de julio sin que Castillo sea proclamado presidente para que no juramente. En ese caso, el nuevo presidente del Congreso podría terminar asumiendo el cargo y convocaría a nuevas elecciones. El golpe perfecto.