noticias , politica , sociedad Viernes, 13 noviembre 2020

Así fue la protesta en Lima contra el ocupante precario de Palacio, Manuel Merino

Fueron decenas de miles de manifestantes solo en Lima. Hicieron retumbar las calles del Centro Histórico para exigir la salida de Merino, quien intentó defender con lacrimógenas lo que nunca ganó con las urnas. Pero si ni la pandemia detuvo a la multitud, menos lo harían unas bombas de gas. Recién pudieron disolver la protesta en la madrugada. Y esto solo es el inicio.

Momentos antes de que empezara el gaseamiento masivo. Imagen: Útero.Pe

Momentos antes de que empezara el gaseo masivo. Imagen: Útero.Pe

La marcha #12N empezó a las 5 de la tarde en la plaza San Martín. Para entonces, el lugar ya estaba desbordado. A muchos les fallaba la señal de sus celulares. Se preguntaban si sería por la cantidad de gente o porque les habrían instalado bloqueadores de red. Lo que sí es un hecho es que conectarse a Internet era imposible solo en la plaza San Martín.

Con gritos contra Merino y su gabinete de riesgo, la protesta partió hacia el Congreso, pero la Policía la detuvo en el cruce de Colmena con Abancay. Cuando miles se encontraban pacíficamente ahí, comenzó la lluvia de bombas lacrimógenas. Fueron más de diez detonaciones en menos de un minuto. La estampida humana se desató. Comenzaron los gritos, los ahogamientos, las caídas y la huida por la única vía posible: Colmena.

Desde entonces, 8 de la noche, la Policía no dejó de aromatizar el Centro de Lima con el asfixiante humo blanco de las lacrimógenas. Algunas veces eran disparadas al cielo y otras, directamente a los manifestantes. Gastón Rodríguez, el hombre que funge de ministro del Interior, justificó el uso excesivo del gas con un «la policía ha sido atacada».

El rumor de un fallecido se extendió rápidamente en redes. La información ha sido desmentida, lo que no significa que el abuso haya sido menos grave. Hay dos heridos en el hospital Almenara: Luis Aguilar Rodríguez y Percy Pérez Shapiama. Ambos alcanzados, se presume, por perdigones de la Policía. Pérez está en UCI. «El uso de perdigones está restringido», ha respondido el ministro de Merino en una evidente mentira.

Pero los intentos de dispersar la manifestación quedaron en eso, en intentos. Solo lograron empujar a la multitud hasta la plaza Bolognesi y la avenida Brasil. En ese trayecto, cuando cientos pasaban frente al local de Acción Popular, algunos arrojaron botellas y piedras a la fachada del ‘Peor partido’. Alcanzaron a romper una ventana, pero pronto fueron alejados por más gas policial.

Imagen: Útero.Pe

Imagen: Útero.Pe

Solo recién a las 11 de la noche los grandes grupos empezaron a dispersarse, pero aún quedaban más manifestantes. En la madrugada, algunos todavía reportaban que la Policía les impedía salir de la plaza San Martín. Otros denunciaban que intentaban escapar por alguna calle, pero ambas salidas permanecían bloqueadas por las lacrimógenas.

La abusiva intervención policial acabó con 16 detenidos. Los ternas ayudaron, como lo registraron las cámaras de Útero.Pe y la ciudadanía, aunque Gastón Rodríguez volvió a mentir en los medios cuando negó la participación de este grupo en la marcha.

El ministro de Merino no ha dejado de justificar a sus subalternos. Por ejemplo, cuando Jaime Chincha le informó en RPP que un ciudadano que caminaba había sido detenido y golpeado por cinco agentes, Rodríguez respondió que no lo creía y pidió el video. Cuando se lo pasaron, solicitó la grabación anterior a ese momento para ver lo que hizo el «joven indefenso». No se daba por vencido.

Igual de desconectado con la realidad está el premier conserva de Merino. Ántero Flores-Aráoz dijo en ATV: «Hay que ver qué es lo que desean (los manifestantes). Yo hasta ahora —te soy franco— no lo entiendo. Quiero entenderlo». 

Quien sí lo ha entendido es Merino y por eso pide más represión. IDL-Reporteros cuenta que, un día después del golpe, Merino se equivocó y llamó al último ministro del Interior de Vizcarra, César Gentile, para pedirle que «endurezca la represión y sofoque las protestas». «¡Yo ya no soy ministro del Interior!», le respondió Gentile.

Eso es lo que dice en privado. En público, no brinda ninguna declaración. Solo ha escrito un tuit para apoyar a la Sunedu, promesa que la calle, por supuesto, no cree. A Merino lo quieren fuera y las multitudes demuestran que no cesarán hasta que lo logren. Buena suerte, Evil Mero Loco.