Hablemos del conglomerado que controla las farmacias y de la ineficiente chamba del Estado para enfrentarlo
Andy Livise
Pienso, luego me achoro. @ElcholacoLas farmacias se han convertido en el nuevo minimarket de la gente. En este contexto, es hasta comprensible que uno prefiera automedicarse (aunque los médicos no lo recomienden) antes que llegar al hospital colapsado solo a morir. En las boticas, no solo suenan las miles de cajas que facturan, sino también los reclamos de la gente por los precios abusivos.
1. Oootra vez Intercorp
En 2018 se armó un chongo porque el Grupo Intercorp se hizo dueño de las boticas Mifarma, Inkafarma, Arcángel y las extintas BTL y Fasa, de los laboratorios Quilab y Cifarma, y de la distribuidora Química Suiza. Gracias a esa movida económica, el conglomerado empresarial se hizo dueño del 83% de las cadenas de boticas del país, como lo revela Salud con Lupa.
Pero por entonces, desde Inkafarma (con ayuda de El Comercio) se intentó ahuyentar al cuco del monopolio. Dijeron que solo el 30% de medicamentos que se consumían, se comercializaban en cadenas de farmacias y que de las 11 mil farmacias en Perú, solo 2 mil 245 eran de un solo grupo. Obviaron el porcentaje de las ventas y la producción de medicinas.
Además, cómo ibas a desconfiar del buen nombre de esas farmacias, oye, terrucazo. Ni que Indecopi hubiera sancionado a Arcángel, Fasa, Inkafarma, Mifarma y Felicidad en 2016 (dos años antes de caer en manos de Intercorp) por haber concertado los precios de las medicinas en 2008 y 2009. Oh, wait…
El boss de Intercorp, por cierto, es Carlos Rodríguez-Pastor Persivale, el mismo dueño de Cineplanet que desde el inicio de la pandemia está haciendo méritos para que la gente busque revivir a Velasco. Ya no estará vendiendo entradas de cine, pero sí medicinas como cancha.
2. ¿Cumplieron con no abusar?
Desde la semana pasada, la gente empezó a reportar la escasez de los medicamentos que se usan para tratar el covid-19 (hidroxicloroquina, prednisona, azitromizina y paracetamol) en las farmacias. Por eso, muchas boticas empezaron a vender productos ‘de marca’ (no genéricos) a precios que te curaban del susto.
Inkafarma y Mifarma negaron que hubieran subido sus precios. «Esa información es totalmente falsa», declararon indignados a Gestión, como si fueran empresarios que solo buscan el lucro. Respondieron que por momentos había desabastecimiento por la alta demanda, pero rechazaron el alza. Cuatro días después, dijeron que congelarán los precios. Que ya no hagan bulla, please, GGG. Saludos.
3. ¡Buuu, regulación!
Pero sus ganas de ‘autorregularse’ recién ahora (60 días después del inicio de la cuarentena) no sería una iniciativa de amor por el prójimo en tiempos de covid, sino porque ya se empezó a hablar del control de precios y de la sanción a la especulación.
- Por un lado, Indecopi ha aclarado que no tiene facultad para controlar los precios de los medicamentos ni de ningún otro producto o servicio.
- Por eso el Colegio Químico Farmacéutico de Lima le ha pedido al Ejecutivo regular los precios de las medicinas. Pero la regulación de precios es como tomar lejía para curar el covid-19. Y el primer gobierno de Alan es la mejor prueba.
- Por otro lado, desde el Ejecutivo y el Congreso se discute sancionar como delito la especulación y el acaparamiento de medicinas en tiempos de pandemia o desastres naturales.
- Como ya te contamos en este útero, el acaparamiento no es delito gracias al segundo gobierno de Alan y la especulación de precios es casi imposible de aplicarse por vacíos en la ley.
Por el momento, se supone que la Digemid, dependencia del Ministerio de Salud, tiene un Observatorio de precios de fármacos. En teoría, en ese portal la gente puede revisar información actualizada sobre dónde encontrar las medicinas con los precios más baratos. Pero los amigos de Salud con lupa reportaron hace unos días que no funciona:
«Las cadenas de boticas no suben la información completa de sus productos ni la actualizan. Pese a ello, Digemid no las sanciona, tal como lo estipula la ley».
Lo que sí queda claro es que el Estado debe hacer algo sobre este tema, porque dejarlo en manos de ‘las buenas intenciones’ de las empresas sería como darle la jefatura del comando covid-19 a Chibolín.