ecología , economía , internacionales , noticias , politica Jueves, 1 agosto 2019

Lo sentimos: no vamos a cambiar el mundo dejando de usar cañitas

Nuestro país es el primero de América Latina en legislar frente a la crisis climática. Así lo afirmó el presidente Vizcarra en su mensaje a la Nación el pasado 28 de julio.

(Sí, solo recuerdas esto, pero lo dijo).

Y se refiere a la Ley Nº30754

La norma que busca tomar medidas para prevenir y mitigar los daños que causará el cambio climático, en línea con los compromisos del Acuerdo de París, suscritos en el 2015 por 193 países, incluido el nuestro.

El Perú se comprometió a reducir en 30% sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) hasta el año 2030. Lo curioso es que nuestro país registra bajas emisiones de GEI por persona.

No solo eso: solo somos responsables del 0.3% de las emisiones mundiales.

Además, de acuerdo con el ministerio del Ambiente, la mitad de esas emisiones están relacionadas principalmente a la deforestación (35.1%) y también al sector energético por el incremento del parque automotor (32.7%). 

[Pausa para recordar que la Confiep quiere que compremos más carros]

Dato curioso: solo el 6.2% de nuestras emisiones de GEI son causadas por desechos (mayormente residuos sólidos domésticos). Guárdense esa cifra porque será relevante más adelante.

La injusticia de la crisis

En una entrevista del 2014, Javier de Cendra —especialista en derecho ambiental y energético— dijo a La República que nuestro país hace más que otros países desarrollados en la lucha contra el calentamiento climático.

¿Por qué? Pues el Perú es un país «particularmente vulnerable» a la crisis climática (piensen en El Niño Costero, por ejemplo).

Lo curioso es que, en esto del fin del mundo, son los países que no lo han generado los que más pagan las consecuencias. Javier de Cendra lo precisa así:

Históricamente, hay países más responsables en la generación de emisiones de efecto invernadero que han dado lugar al cambio climático, y hay otros países que sin contribuir son los grandes perjudicados. 

En el 2017 un estudio le dio la vuelta a esa información.

Tradicionalmente, las emisiones de GEI se miden a nivel nacional. Sin embargo, este reporte se enfocó en los productores de combustibles fósiles. ¿El resultado? 100 empresas son las responsables por más del 70% de emisiones de GEI en el mundo desde 1988.

Otro dato curioso: la gran mayoría de personas en esta lista son hombres. Foto: Filmsforaction.org

Otro dato curioso: la gran mayoría de personas en esta lista son hombres. Foto: Filmsforaction.org

Films For Action elaboró el mapa que ves arriba con la información producida por el estudio y la amplió colocando los nombres de las personas (en su gran mayoría hombres) responsables por esas compañías.

Además, los países están deformados para reflejar las emisiones que han acumulado desde 1850. Como para que quede claro la alucinante desigualdad de responsabilidades de la crisis climática en la que vivimos.

Cañitas, bolsas y vinifan

Qué palta esto. Foto: Twitter

Qué palta esto. Foto: Twitter

En el Perú también tenemos la Ley Nº30884 —promulgada en diciembre de 2018—, que regula los plásticos de un solo uso.

  • Para abril de 2019 inició la prohibición de usar bolsas, cañitas y envases de tecnopor en distintas áreas naturales protegidas, áreas de patrimonio cultural y natural, además de playas, museos y entidades del Estado.
  • Ahora, en agosto, arranca el impuesto a las bolsas plásticas (algunas tiendas ya te cobran por bolsa) y que se incrementará progresivamente hasta S/0.50 centavos por bolsa al 2023 para desincentivar su uso. 

Lo gracioso —y ya lo dijo Adam Minter en este artículo para Bloomberg el año pasado— es que las cañitas no son un problema. Si bien es cierto de que hay miles de millones de ellas regadas en el mar, representan con las justas el 0.3% de los 8 millones de toneladas métricas de plásticos que hay en el océano.

Y sobre las bolsas, pues su prohibición puede llevar a un incremento en la compra de bolsas de basura, que son más gruesas (y peores). Así lo concluyó la economista Rebecca Taylor, de cuya investigación se habla aquí.

La idea es que prohibir bolsas no va a cambiar el hecho de que necesitas usarlas (para botar la basura o recoger la caca de tu perro, por ejemplo).

En contraste, Coca Cola, Pepsi y Nestlé son responsables del 45% de la contaminación de plástico que hay en el océano. ¿Seguros que prohibir bolsas y cañitas cambiará eso?

Que no te hueveen

Por alguna razón el debate sobre la crisis climática ha pasado a enfocarse en las bolsas de plástico y las cañitas. Eso solo sirve para distraer la atención de cuál es el verdadero problema y para que unos cuantos se sientan moralmente superiores por «reciclar».

Lo que necesitamos es alterar, modificar, transformar, cambiar el sistema productivo que está asesinando y depredando el planeta, sobre todo en sociedades desarrolladas, que son las que más se escandalizan por lo «malos hábitos ambientales» de las naciones más pobres.

La responsabilidad de ‘salvar al planeta’ es arrojada a los consumidores, cuando son en realidad un puñado de personas a cargo de una pequeña cantidad de empresas las que pueden cambiar esta situación.

¿Te has preguntado qué sentido tiene que te cobren a ti por llevar una bolsa pero nadie sancione al supermercado por empacar así sus productos?

No jodan pes. Foto: Eduardo Abusada/Facebook

No jodan pes. Foto: Eduardo Abusada/Facebook

Verdaderos cambios

La ley que regula los plásticos de un solo uso señala que desde diciembre de este año se prohibirá la fabricación, importación y comercialización de bolsas ligeras, cañitas y bolsas que no sean biodegradables.

Además, para agosto de 2021 se prohibirá fabricar, importar, comercializar o utilizar bolsas de plástico no reutilizables, además de recipientes, envases y otros utensilios —de plástico y tecnopor— que no sean reciclables.

Pero el plástico no son solo bolsas de supermercado, el plástico está en casi todo lo que consumimos. Piensa en tu champú, en el paquete de jabón líquido, en el desodorante en barra, en el pack de papel higiénico.

Y ya ni hablar de nuestra dependencia en los combustibles fósiles ni del afán de lucro que lo justifica (cofcapitalismocof).

Lo que estamos haciendo no basta.

Diego Pereira

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