Recogimos los peores comentarios de algunos socios del Regatas a la nota que identificó al acusado por abuso sexual
Laura Grados
@lauletrasHace tres semanas, en este Útero informamos sobre una denuncia realizada por el escritor José Carlos Yrigooyen. Esta trataba acerca de una agresión sexual en contra de una niña de 10 años realizada en el exclusivo Club Regatas Lima, ubicado al final de la Costa Verde, en Chorrillos.
El caso saltó a las primeras planas de algunos medios y el club solo se limitó a emitir un comunicado dando cuenta que el hecho estaba en investigación y que, para «proteger a la niña», se iba a evitar dar el nombre del acusado.
Sin embargo, tres semanas después, el periodista César Prado para la revista Caretas acaba de publicar un completo informe sobre la investigación fiscal que de oficio, y no porque el Regatas lo haya pedido, se está siguiendo sobre el caso.
El nombre del hombre que ha sido denunciado por agredir sexualmente a una menor de 10 años es Álvaro Privat Zimmermann, arquitecto y dueño de la Constructora e Inmobiliaria 3ma SAC. Él aparece junto a la niña en las cámaras de seguridad del Regatas.
Sin embargo, a pesar de la gravedad del asunto, algunos usuarios anónimos enviaron a este Útero la discusión que se está ventilando en el grupo cerrado de Facebook de todos los socios del Club Regatas, llamado «Todos somos Regatas» y administrado por un trabajador del club. Y esto no hace más que darle un manto de impunidad a un grave delito aún en investigación.
Barriendo bajo la alfombra
La discusión empezó cuando un hombre llamado Felipe del Río, compartió la nota de Caretas calificándola de «chismorreo» y llamando al linchamiento contra el escritor José Carlos Yrigoyen, quien fue el primero en denunciar públicamente el asunto.
A estas palabras le siguieron varios comentarios de otros asociados al Regatas. Esperemos que tu día no se arruine con esto.
En este otro un miembro llamado Miguel de la Puente solicita que al escritor Yrigoyen lo tachen como indeseable. Un castigo justo para alguien que trató de buscar un poco de justicia donde campea la impunidad.
Y aquí hay una mujer llamada Fabiola Dorich Krapp que dice, con total convicción que se trata de «la palabra de una niña de 10 años contra la de un adulto». De escalofríos.
Además, antes de preocuparse por la víctima o de exigir que se investigue de inmediato el asunto, este socio llamado Eduardo Scerpella Robinson se preocupa por «el prestigio del club».
Y más gente preocupándose por las apariencias antes que por buscar justicia.
Según la lógica de esta comentarista a continuación, los periodistas no deberíamos existir porque no podríamos informar nada hasta que se pruebe el delito. Al diablo con Lava Jato entonces.
No solo la revista fue la piñata de la tarde, sino el propio periodista César Prado, encargado de sacar al fresco al acusado y al club que no denunció a la Policía.
Otros más buscando cuidando las apariencias.
Es increíble cómo tanta gente se preocupa por el vitimario antes que por la niña abusada.
Hasta amenazaron con botar a los agentes de seguridad que ofrecieron su declaración -obligatoriamente por ley- a la Fiscalía.
Y este parece fujimorista.
Hace tiempo que no nos topábamos con algo tan ruin como la impunidad y la preocupación casi enfermiza de cuidar las apariencias antes que buscar justicia. No importa qué color de piel tengas ni cuánto dinero en tus cuentas, no importa nada si al final desnudas toda tu miseria.