lituma , noticias Sábado, 3 diciembre 2016

¿Por qué estaremos tan dispuestos a creer en rumores (como los de Huaycán) y actuar movidos por miedos?

«¡Alerta! !Tráfico de órganos! ¡Cuiden a sus hijos!» fue uno de los rumores desatados en Facebook sobre traficantes de órganos merodeando a niños y los habitantes de Huaycán, una periferia de Lima, son presas del terror. La mañana de hoy los pobladores continúan envueltos en la histeria colectiva, pues, a pesar de que la Policía Nacional descarta los rumores, otro mensaje adjuntaba los semblantes de dos presuntos traficantes de órganos y la palabra «CUIDADO».

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Ayer sucedió lo más grave. En esta zona de la capital, 700 personas enardecidas volcaron autos, rompieron vidrios y exigieron resguardo a la comisaría de la zona, alarmados porque una supuesta organización criminal estaría secuestrando niños para extraerles órganos.

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La Policía, la Municipalidad de Ate, la Fiscalía y el Ministerio del Interior descartan que exista dicha organización criminal y expertos recalcan que es imposible hacer cirugías en calles y mantener con vida los órganos. Sin embargo, durante los desmanes desatados por los falsos rumores, los vecinos de Huaycán confundieron a dos encuestadoras, sindicándolas de traficantes. Los policías trataron de impedir la agresión, pero las secuelas de la turba y la policía son 16 heridos, 31 detenidos y una víctima muerta, María Eva Solano Marín (54), por un balazo al cuello.

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Entre la gente una mujer vestía un polo de Fuerza Popular con el número del congresista Kenji Fujimori. Otra mujer declara que esta violencia es causa de un psicosocial. Lo cierto es que en Lima hay un oleaje paranoico que quiere proteger a los niños de fantasmas.

¿Por qué estaremos tan dispuestos a creer en rumores y actuar movidos por miedos cervales? Y no se trata sólo de Huaycán, la clase adinerada de Lima acude a astrólogas que cobran 100 dólares la hora. ¿Cuánto del presupuesto nacional va al Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (CONCYTEC)? De muchos colegios se egresa sin la menor idea del método de ensayo-error y se desconoce la idea básica de Karl Popper que diferencia entre creencia y conocimiento. Una creencia es acrítica, mientras gran parte del conocimiento se adquiere creando hipótesis y sometiéndolas a pruebas.

La credulidad, además, se agudiza cuando nos encontramos en una multitud. Mientras más groseras son la ira, el miedo y el odio, más rápido se contagian y regresamos a la jauría rabiosa. Esto lo sabía muy bien Segisfredo Luza, el experto peruano en psicosociales y que en vida fue fujimorista de pura cepa. El pensamiento arcaico que creemos superado y sepultado, en realidad, sólo ronca y toma siestas. Para los artistas es el mejor combustible; para los humildes mortales ese pensamiento arcaico para la oreja y mueve la cola feliz con vírgenes que lloran y cartas astrales, preso de la fascinación, preso de la servidumbre.