noticias , politica , sociedad Martes, 27 septiembre 2016

Han vuelto a sentenciar a Vladimiro Montesinos y esta vez no es por corrupción

La primera —y a veces única— idea que surge cuando se menciona a «Vladimiro Montesinos» es «corrupción». Aunque no lo crean, ese es un gran favor que se le hace al «Doc». Montesinos también fue el titiritero del grupo Colina y de otras acciones que buscaban asesinar a todos los que eran acusados —culpables o no— como terroristas.

Imagen: La República

Imagen: La República

Precisamente hoy, LUEGO DE 23 AÑOS, se le sentenció a 22 años de prisión por uno de los tantos asesinatos que ideó. Se trata de la desaparición de dos estudiantes de la Universidad del Callao y de un catedrático de la Universidad San Cristóbal de Huamanga, quienes ingresaron a los sótanos del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), conocido como el Pentagonito, para ser «interrogados», pero nunca más los encontraron. Ni vivos, ni muertos.

Imagen: Robert Young

Las muertes que albergaron los sótanos de este lugar. Imagen: Robert Young

1. Las víctimas

Martín Roca Casas

Martín Javier Roca Casas tenía 27 años al momento de su desaparición, en 1993. Su delito fue haber destruido una cinta de video cuando los agentes de inteligencia lo filmaban en una marcha estudiantil en la que él participaba. Ante la negativa de los agentes de identificarse, Roca rompió la cinta de video. Miembros de la Marina y de la Policía acudieron en más de una ocasión a la casa de Martín para pedir de vuelta la cinta, pero nunca la obtuvieron. El padre de Martín manifestó que desde entonces los tenían vigilados. Finalmente, el 5 de octubre de 1993, Martín nunca más regresó a casa.

Imagen: Internet

Ricardina Casas y Javier Roca Obregón. Imagen: Internet

Kenneth Anzualdo 

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Kenneth. Imagen: Blog Kenneth Anzualdo presente

«Kenny», como lo llamaba su hermana Marly Anzualdo, era un joven estudiante de Economía de la Universidad Nacional del Callao. Tenía 25 años cuando, el 16 de diciembre de 1993, no regresó de la universidad. Luego, sus familiares supieron que los agentes lo bajaron del bus en el que se dirigía a su hogar, en la avenida Santa Rosa en el Callao. Su hermana cuenta:

«Kenneth sabía dónde había estado antes Martín Roca, su compañero de facultad que había desaparecido. Él iba a declarar por esa desaparición. Dos días antes de que declarara, lo desaparecen».

En Memoria de Kenneth Anzualdo (2011) from Silvia Tello on Vimeo.

Justiniano Najarro Rúa

Justiniano Najarro Rúa era catedrático de la Universidad San Cristóbal de Huamanga. Llegó a Lima en 1993, junto a su familia, para una operación a las amígdalas. Se quedaron en la ciudad debido a que la panadería que alquilaron prosperaba. Sin embargo, el dueño del local acusó al profesor de terrorismo, por lo que lo apresaron por tres años, mientras duraban las investigaciones. Finalmente lo liberaron, pero meses después, cuando ocurrió la muerte de un vecino suyo, dos agentes que se identificaron como policías se llevaron al profesor sin rumbo conocido. No lo volvieron a ver.

Su hija, Yesenia Najarro, quien tenía 14 años al momento de la desaparición de su padre, cuenta:

 «Cuando mi padre desapareció toda nuestra vida cambió. A partir de ese momento mi madre se enfermó de los nervios».

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Yesenia Najarro declarando a la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Imagen: LUM

La sentencia finalmente resuelve que las víctimas fueron asesinadas y quemadas en el famoso horno que existía en los sótanos del SIE. Junto a Montesinos fue sentenciado el excomandante general del Ejército, Nicolás Hermoza Ríos, a 22 años, y el exjefe de Dirección de Inteligencia del Ejército, Jorge Nadal Paiva, a 15 años. Quien se salvó de este caso fue Alberto Fujimoripues no aceptaron incluir esta investigación cuando se le extraditó de Chile.

Nosotros solo recordamos este extracto del documental de HBO sobre el fujimorismo, donde Gustavo Gorriti recuerda la relación de Montesinos y Fujimori:

Minuto 1:00: «Él [Fujimori] era un microgerente. No hay manera de que no supiera exactamente qué estaba pasando. Todo lo que hacía Montesinos debía ser aprobado por Fujimori».