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Todos hablan de Yeni Vilcatoma pero ¿y la denuncia contra Becerril por agresión?

Imagen: Bla bla/La República

El otro lado del escándalo. Imagen: Correo (Becerril)/La República (Vilcatoma)

Ayer por la noche, la congresista Yeni Vilcatoma renunció a la bancada de Fuerza Popular.

La República obtuvo fotos exclusivas del llanto incontenible de Yeni Vilcatoma segundos después de renunciar a su bancada al negarse a ser sometida a un proceso disciplinario.

Fotón Foto: Hernán Hernández para La República

Incontenible.
Foto: Hernán Hernández para La República

dfdf Foto: Hernán Hernández para La República

(Felicitaciones desde aquí al fotógrafo, por cierto).
Foto: Hernán Hernández para La República

Vilcatoma cometió errores políticos que no fueron bien vistos al interior de su grupo. En este útero ya te contamos cuáles fueron los principales. El análisis de su accionar al interior de la bancada naranja y sobre su futuro político ha sido la comidilla principal en redes sociales, en las columnas de opinión y en canales de televisión.

Algunos ofrecieron recomendaciones -con justa razón- de no acoger a Vilcatoma.

Otros se adelantaron a los supuestos.

El expremier Óscar Valdés también se animó a opinar.

SAPE

Sin embargo, de todas las cosas que han sucedido alrededor de la congresista y exprocuradora adjunta anticorrupción, una ha pasado casi desapercibida y nos referimos a la denuncia de agresión que interpuso Vilcatoma contra su excompañero de bancada, Héctor Becerril.

El jueves por la tarde, Patricia Hoyos de La República hizo pública, en exclusiva, una carta de Vilcatoma enviada a la Comisión de Ética del Parlamento, presidida, como era previsible, por otro fujimorista, Segundo Tapia. Esta denuncia será revisada el lunes a las cinco de la tarde.

¿Qué denuncia Vilcatoma?

Según el documento, Becerril la amenazó con plantearle cuestiones previas.

¿Cuestiones qué?

La cuestión previa es una prerrogativa que tienen los parlamentarios para plantear un tema antes de entrar al debate de un proyecto de ley.

Así que Becerril, según lo que cuenta Vilcatoma, la amenazó con plantearle esa figura si es que ella insistía en programar sesiones continuadas en la comisión de Fiscalización, que la legisladora presidía, bajo el argumento de que no podía asistir a todas. Lo que quería Héctor era que Yeni acomode la Comisión a la agenda del parlamentario.

Por la noche del jueves, la parlamentaria entró en más detalles sobre el asunto en una conversación telefónica con el programa de Juliana Oxenford en RPP, en donde señaló que Becerril había sido violento con ella amenazándola y alzándole la voz.

Pocas personas se han pronunciado sobre este asunto que merece tanta atención como sus broncas partidarias. Lo malo es que las que hemos escuchado no necesariamente han mostrado preocupación por una presunta conducta violenta hacia una mujer dentro de la bancada fujimorista.

Este tuit nos alertó primero.

Hoy en Exitosa radio, Lourdes Alcorta declaró vía telefónica sobre esta denuncia contra su compañero de bancada. La legisladora informó que se había formado una especie de tribunal, integrado por tres personas, para poder estudiar las acusaciones de Vilcatoma contra Becerril y recoger los descargos pertinentes.

Lo que nos llamó la atención fue que Alcorta dijo -sin mayor reparo- que este tribunal debía evitar que lo de Yeni haya sido una ‘situación provocada por ella’ para que Becerril pierda los papales. ¿Provocar como en un escaparate? Si no nos creen, escúchenlo ustedes mismos.

«Se le ha dado un tiempo prudente para que presente pues testigos o algo que pueda ayudar a determinar eso y que no sean pues tampoco situaciones provocadas por ella para llevar a una situación extrema que le haga perder los papeles a la otra persona para decir «yo tengo pruebas», tampoco es así (…) Ella tiene que presentar algo que indique que él le ha querido pegar o que la insultado. Ella tiene que presentar algo».

Broder ¿eso no es ponerse del lado del agresor?

Otro de los ‘opinantes’ sobre la denuncia de agresión, fue el siempre infalible Phillip Butters en su programa en Radio Capital.

(A partir del minuto 17)

Butters no tuvo mejor idea que burlarse de la acusación de Vilcatoma. Su invitado lo secundó aplaudiendo, bueno no aplaudió, le dio la razón.

-Phillip Butters: ¿Cuál ha sido la agresión? Le levantó la voz y le dijo «yo»? ¿Tú te imaginas la cantidad de veces que se habrán mirado con desprecio, Mulder y García?

-Alfonso Baella: No, no, no, yo no he visto levantadas de voz, he visto mentadas de madre.

-Butters: Ya pues, pero no me imagino a Jorge del Castillo diciendo -agudiza la voz- «Mulder me ha agredido. Mulder me ha mirado».

-Baella: Claro, por eso, la política tiene estas vehemencias, estas subidas de temperatura.

Oye pero ¿tienen razón, no? Es exagerado

En un contexto a pocas semanas de la marcha Ni Una Menos, minimizar o ridiculizar una denuncia por agresión nos pone en alerta, sobre todo conociendo los antecedentes de Héctor Becerril.

¿Antecedentes?

Hace un año en un informe de La Mula, se destapó que Becerril figuraba en un atestado policial del 2008, por haber interrumpido -liderando un grupo armado- una reunión de trabajadores de la azucarera Pomalca, que dirigía su hermano Antonio Becerril y donde él era jefe de Control Patrimonial.

Según el reporte, el grupo que lideraba el congresista se enfrentó a la Policía ocasionando disturbios y dejando personas heridas. La camioneta en donde iba el legislador estaba a nombre de Víctor Rojas Briceño, quien fue acusado -junto al hermano de Becerril- del delito de falsedad ideológica al presentar documentos falsos para apoderarse de un terreno de 1,000 hectáreas en Cayaltí. 

Ese día Becerril apareció en los atestados policiales con actitudes matonescas. Con esto no estamos acusando per sé, apenas haciendo énfasis en la visión limitada que se mantiene sobre este incidente, visto en los parámetros de una pelea de bancada.

La poca atención y la pasada de agua tibia a una acusación de agresión solo es una muestra en el abanico de hechos en que siempre se le señala a la mujer de exagerada o que provoca el conflicto. Y esto es absolutamente al margen del tema político, por cierto.