internacionales , libertades , noticias , politica , sociedad Lunes, 4 julio 2016

La difícil situación de los refugiados sirios que llegan al Perú

La guerra, la crisis política y los problemas económicos de Siria han ocasionado que gran parte de la ciudadanía (unos 6 millones hasta el último conteo del 2013) decida abandonar su patria e intente comenzar con una nueva vida en países vecinos o tan lejanos como podría ser el Perú. En un informe de la web argentina de noticias Infobae, titulado «Refugiados sirios: del miedo a Al Assad al shawarma y baklawa para peruanos», conoceremos la historia de Fadi, refugiado sirio que vive en Lima desde hace 4 años y se gana la vida vendiendo shawarma y falafel, comida típica de su tierra que, según cuenta en la entrevista, abandonó debido a la violencia.

El shawarma le ha dado una nueva vida en un nuevo país. Foto: Facebook Fadi Syr

1. Historia

Su nombre no es Fadi, es un apelativo que decidió utilizar en la entrevista con el medio argentino por temor, según señala la nota. Tiene 27 años y al igual que muchos peruanos, ha empezado un negocio con el cual solventa sus gastos en Lima, su nuevo hogar. La venta de shawarmas, picadillos de carne de pollo o cordero enrollados con tortillas de maíz y sazonados con salsa de ají, y la venta de falafel, son sus principales fuentes de ingreso.

Foto: Facebook Fadi Syr

El principal motivo de su salida de Siria, más allá de los problemas financieros ocasionados por la turbulencia política, es el accionar de Bashar al-Assad, presidente de Siria que lleva 16 años en el poder. Fadi cuenta que en un inicio al-Assad parecía ir por un camino diferente y mejor que el de su padre Háfez al-Ásad, expresidente de Siria. No obstante las buenas iniciativas, el gobierno iría empeorando con el pasar del tiempo.

«En un principio todo andaba bien con Bashar al-Assad. Empezó a tratar bien a la gente. Había internet, se mejoraron las relaciones con otros países«. Pero un hecho violento ocurrido en la ciudad de Daraa, al sur de Siria, marcó un antes y después en este país. «Como algunos niños estaban viendo televisión y escuchaban ‘Mubarak go out’, ‘Ben Alí go out’, entonces empezaron a escribir lo mismo en árabe contra al-Assad. Justamente el alcalde de esa ciudad era el primo del presidente y entonces castigaron a los pequeños. Les sacaron las uñas. Estamos hablando de menores de 12 ó 13 años», comentó.

Y fue debido a este suceso que la percepción de Fadi, y la del pueblo sirio, cambió por completo. Las protestas empezaron después

«Yo veía a mis amigos que morían en la misma manifestación que yo participaba. Fue cuando me di cuenta que no podía cambiar nada de lo que estaba pasando. El siguiente paso era tomar las armas, y eso no era para mí. Con eso no digo que los rebeldes sean mala gente. Al contrario, ellos están dispuestos a recibir armamento de otros países para defender a los suyos», acotó.

Y fue así que llegaría a un país lejano en Sudamérica.

2.Su llegada al Perú

Luego de pasar por Europa y algunos países sudamericanos, Fadi llegó al Perú y se encontró con su principal obstáculo: el idioma. Gracias a la ayuda de una amiga peruana, quien le brindó posada durante un tiempo, pudo instalarse en su nuevo hogar.

«Al inicio, no tenía intención de quedarme en Perú porque pensé que las cosas en mi país podían mejorar y regresaría. Pero todo se complicó. Así que pedí refugio aquí. Tuve que aprender el español. Ese fue mi primer y gran problema«, cuenta y agrega que la vida para los refugiados no es nada fácil.

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Fadi en una feria de Magdalena. Foto: Facebook Fadi Syr

Pese a vivir en el Perú durante los últimos cuatro años, Fadi asegura no haber recibido la ayuda que esperaba.

«La ley peruana es buena, pero lamentablemente no hay suficiente ayuda para los refugiados. Ya tengo casi 4 años aquí y siento que las puertas están cerradas. Conseguir trabajo es complicado. Muchos de mis amigos refugiados que están aquí, la mayoría profesionales, la están pasando muy mal», explicó.

En setiembre del 2011, la Cancillería peruana emitió un comunicado en el que lamentaba la situación de los refugiados sirios y anunció que iniciarían coordinaciones con la Oficina del Alto Comisionado de los Refugiados (ACNUR) para poder recibir familias de refugiados.

«Esta crisis humanitaria requiere una respuesta internacional urgente, integrada y coordinada, necesaria para realizar un procedimiento digno, eficiente y responsable de acogida o reasentamiento de los refugiados«, reza el primer párrafo del texto.

No obstante, los refugiados que sí lograron llegar al Perú parecen seguir abandonados a su suerte. 

3. Otro refugiado sirio en Lima: Bahnas Chkir

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Bahnas Chkir aún no logra vencer las trabas burocráticas para traer a su familia de Siria. Foto y leyenda: Infobae

El informe de Infobae también comparte la historia de Bahnas Chkir, un refugiado sirio que también se dedica a la venta de comida típica de su país para ganarse la vida en Lima desde hace ocho años. Siendo dueño de Shawarma Habiba, Bahnas cuenta que pese al tiempo en el Perú, aún no logra alcanzar el status de refugiado.

«Los trámites para pedir visa son muy difíciles. Es como si estuviéramos yendo a la luna. Puedes pasar la solicitud y esperas hasta cuatro meses. Y sólo puedes tener la condición de refugiado cuando llegas al país», lamentó. Con una aguda reflexión, Bahnas, que ya tiene ocho años en el Perú, se cuestiona la situación de sus connacionales: «¿Sabes por qué todos quieren llegar a Alemania? Porque allá tienen dónde comer, dónde dormir, les enseñan el idioma, les dan trabajo. Tienen muchos beneficios. Es por eso que los refugiados no quieren ir a cualquier país. Todos quieren ir a Alemania».

Bahnas también ha sido entrevistado por Tv Perú para comentar la situación de la guerra en Siria. 


La web argentina informa que se comunicó con el Ministerio de Relaciones Exteriores y les preguntó cuál es la cifra exacta de refugiados en el Perú y el ministerio habría respondido que «esta cifra es secreta». Lo bueno de esta noticia, al menos, es que estas personas hayan encontrado un nuevo hogar en un país tan lejano y diferente como el nuestro.