noticias Martes, 23 febrero 2016

«Les dejo estos extractos de El pez en el agua de Vargas Llosa, porque contesta todos sus horrendos prejuicios de un solo golpe»

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Clásico. Imagen: laconspicua.blogspot.com

Escribe Jose Carlos Yrigoyen

Para aquellos que se han pasado meses enteros diciendo que Keiko Fujimori no nos puede gobernar «porque ni ella ni su esposo son peruanos», y que ahora advierten que Guzmán «es el candidato de la colonia judía» y que Barnechea «es muy blanco para ser presidente de un país como este», les dejo estos extractos de El pez en el agua de Vargas Llosa, porque contesta todos sus horrendos prejuicios de un solo golpe:

«Estábamos discutiendo cuando oí que, afuera, los manifestantes habían empezado a corear eslóganes de corte racista y nacionalista -«Mario sí es peruano», «Queremos un peruano», además de otros, insultantes- e, indignado, salí a hablarles desde la terraza de mi casa, con ayuda de un megáfono. Era inconcebible que quienes me apoyaban discriminaran entre los peruanos en razón de la piel. El tener tantas razas y culturas era nuestra mejor riqueza, lo que unía al Perú a los cuatro puntos cardinales del mundo. Se podía ser peruano siendo blanco, indio, chino, negro o japonés. El ingeniero Fujimori era tan peruano como yo (…)

«Chirinos Soto no creía en mi tesis de que en la segunda vuelta habría una santa alianza apro-socialista-comunista en favor de Fujimori; él estaba seguro de que el pueblo peruano no votaría por un «peruano de primera generación, que no tenía un solo muerto enterrado en el Perú».Ésta fue la primera vez que oí semejante argumento, pero no la última. A menudo la oiría en boca de partidarios míos tan cultos e inteligentes como Enrique: por ser hijo de japoneses, por no tener raíces en suelo peruano, por seguir siendo su madre una señora extranjera que ni siquiera había aprendido el español, Fujimori era menos peruano que yo y que quienes -indios o blancos- llevábamos muchas generaciones de vida peruana. Muchas veces, en el curso de los dos meses siguientes, tuve que salir a decir que ese género de razones a mí me hacían desear que ganara las elecciones Fujimori, porque ellas delataban dos aberraciones contra las que he escrito y hablado toda mi vida: el nacionalismo y el racismo (dos aberraciones que, en verdad, son una sola).»