feis Lunes, 14 diciembre 2015

¿La violencia sexual forma parte de la agenda de seguridad ciudadana en San Isidro?

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El sujeto en cuestión. Foto: Diana Chavez

Escribe Diana Chavez

Lunes, 11:30 am. Mi oficina tiene vista a la calle. Estoy trabajando y noto que alguien desde fuera me hace señas. Lo miro. Es un hombre de unos 65-70 años, parado entre dos autos estacionados en el parqueo de enfrente, en la calle, en plena Avenida Belén, en San Isidro. Cuando se da cuenta de que lo estoy mirando, se baja el pantalón, me enseña los testículos y el pene, se lo comienza a correr y orina en unas hojas que están tiradas en el piso. Yo no atino a hacer nada. Estoy sentada en mi oficina, paralizada.

El hombre termina rápido, se sube el pantalón y se va. Quería que lo mire y es claro que logró. Camina a la izquierda, pero vacila y se da media vuelta y camina con dirección al Golf. Tranquilo, como quien acaba de comprar su pan un domingo. Lo único que atino a hacer es pararme y tomarle una foto mientras se va. Luego me voy al baño y vomito. Luego, tuiteo la foto a la Municipalidad de San Isidro diciéndoles lo que acaba de pasar.

Más de una hora después, no veo ningún sereno pasar por aquí. Siempre los hay, pero hoy no. Lo único que atinó a hacer la municipalidad desde su cuenta en Twitter (inundada con fotos de perros con disfraz de navidad) fue decirme que enviarían a alguien a la zona y «agradecerme por mi comunicación». Pero nada.

Si no tuviera tanto asco, recogería las hojas llenas de orines (digamos que son orines) que veo desde mi oficina y se las enviaría solo para que sepan que esto pasó y lo tomen en serio. Pero nada. Ya me queda claro cuáles son las prioridades de la Municipalidad:

  1. Sus redes sociales tienen un objetivo de comunicar unidireccionalmente y así, por ejemplo, veo que se ponen intensos a la hora de compartir fotos de su festival canino o de Star Wars. Pero entre esos objetivos no veo, me consta con lo de hoy, la intención de ser un medio de comunicación al servicio de la gente.
  2. Los casos de violencia sexual (porque este es un caso de violencia sexual) no forman parte de las prioridades de su agenda de seguridad ciudadana. La vez pasada estaba en el parque Abtao echada en el pasto y una señorita de serenazgo se acercó presurosa a decirme que no podía echarme ahí. Pero cuando un viejo enfermo me enseña sus pelotas en la vía pública, ahí sí que no hay atención rápida.

Finalmente, el serenazgo vino. ¿Saben lo que me dijo el señor Luis Alberto Sánchez, que manejaba la unidad? Que el señor vivía acá, y siempre estaba acá. Y que no entendía qué quería que haga. Inútiles.

Lo comparto porque es bueno saber dónde una está segura y dónde no, y en qué lugar de la lista de prioridades se colocan casos como este. No diré nada sobre enfoque de género esta vez porque en mentes tan elementales como aquellas, no cabe.