denuncia , noticias , violencia Sábado, 17 octubre 2015

Estos son los testimonios más escalofriantes del libro sobre los abusos sexuales en el Sodalicio

La portada del libro que remecerá la Iglesia Católica en el mundo. Imagen: Editorlal Planeta

La portada del libro que remecerá la Iglesia Católica en el Perú.
Imagen: Editorial Planeta

El Sodalitium Christianae Vitae o Sodalicio de Vida Cristiana (SVC) es una organización peruana creada el 8 de diciembre de 1971 por Luis Fernando Figari, un laico consagrado a la vida religiosa. En 1997, bajo el papado de Karol Wojtyla, el SVC obtiene el reconocimiento del Vaticano bajo la figura de «sociedad de derecho pontificio».

Juan Pablo II flanqueado por Germán Doig (izquierda) y Luis Fernando Figari (derecha) Foto: Caretas

Juan Pablo II flanqueado por Germán Doig (izquierda) y Luis Fernando Figari (derecha) 

En sus inicios, el Sodalicio se enfocó en captar jóvenes que recién experimentaban la difícil época de la adolescencia, especialmente aquellos de nivel socioeconómico A-B. Uno de los lugares en donde la organización había extendido sus tentáculos era el colegio Santa María. Es en este lugar en donde Santiago, cuyo testimonio daremos a conocer, tuvo su primer contacto con el SVC mediante el profesor Sergio Tapia, hasta hace poco nada menos que asesor parlamentario del congresista Julio Rosas.

 *Figari en Roma, en 2006, en un encuentro de movimientos eclesiales, frente al Papa.

Mitad monjes, mitad soldados es el libro -que sale a la venta este martes- escrito por el periodista Pedro Salinas, con la colaboración de la periodista Paola Ugaz, que en una investigación que demoró cinco años, recoge decenas de testimonios de jóvenes que sufrieron algún tipo de abuso: sexual o psicológico en el interior de la hoy cuestionada organización.

Algunos de ellos se atrevieron incluso a denunciarlo ante el Tribunal Eclesiástico, a cargo de Víctor Huapaya, sacerdote de la Sociedad de la Santa Cruz, una organización satélite del Opus Dei; sin embargo, la Iglesia parece haber hecho con ellos oídos sordos y ni siquiera, según se explica en la investigación, notificaron los casos al Vaticano.

Este útero ya ha documentado los escándalos en el Sodalicio, desde que entre el 2008 y 2010, se frustrara un intento de beatificación de Germán Doig -fallecido en el 2001 y número 2 de la organización-, tras conocerse cuatro casos de abusos que él habría perpetrado.

Desde el testimonio de Santiago, que corresponde a un capítulo entero en el libro, se puede conocer cómo era la organización desde dentro y su estructura vertical, muy parecida a la que en Chile dirigía Fernando Karadima «Acción Católica» y a la que en México dirigió Marcial Maciel «Los legionarios de Cristo».

Juan Pablo II en el 2004, bendiciendo a Marcial Maciel, aunque las denuncias se conocían desde 1997. Foto: AP.

Juan Pablo II en el 2004, bendiciendo a Marcial Maciel, aunque las denuncias se conocían desde 1997.
Foto: AP.

“Lo que voy a hacer es depositar esperma en tu zona sacra…”

Santiago fue captado por el Sodalicio cuando cursaba el segundo año de secundaria. Ya dentro de la organización, notó que Luis Fernando Figari era algo así como un líder o un gurú en cuestiones místicas.

Luis Fernando Figari configuró uno más pequeño, un círculo más selecto, a quienes adiestraba en técnicas de yoga, en el desarrollo de “la energía mística”, el control mental, y cosas así. “Yo tenía ganas de aprender y él [Figari] se presentaba como el maestro”, cuenta.

En su testimonio, Santiago ofrece detalles del interior de la casa de Figari, en donde se desarrollaban las reuniones que él sostenía con su entonces líder espiritual. Lo que más le llamó la atención fue un retrato de José Antonio Primo de Rivera, el líder y fundador de la Falange Española, el partido de corte fascista que llevó al poder al dictador español Francisco Franco. La vocación de Figari por las estructuras verticales se vio en evidencia cuando le comunicó a Santiago que era mejor «no tener enamorada».

“No es bueno tener enamorada”, soltó Figari un día, como una resolución. “Y si ya tenías enamorada, pues tenías que romper con ella”, evoca Santiago con una media sonrisa colgada de la comisura, como quien lamenta un error viejo. Bueno. Eso fue lo que hizo Santiago. Finiquitar la relación con su enamorada. Romper palitos. Porque Luis Fernando así lo había estipulado.

El Sodalicio y la juventud. Foto: sodalicio.org

El Sodalicio y la juventud.
Foto: sodalicio.org

Una vez que rompió el vínculo afectivo con su novia adolescente, Santiago fue hasta la casa de Figari a comunicarle su decisión. Es en ese momento en que se da cuenta que Germán Doig también pertenecía al selecto grupo de su líder.

[Figari] le pidió a Germán que le pusiera las manos a Santiago en mitad de su frente, entre los ojos, para ver si era apto, porque supuestamente Doig tenía “el don de la verdad”, un regalo que dios había dispensado a algunos de sus hijos predilectos para que, al solo tacto del “tercer ojo” con la palma de la mano, pudiesen establecer si alguien era honesto o mentiroso. “Ahí Luis Fernando me explicó que Germán estaba en un “grado avanzado”, y que con mucho esfuerzo había logrado cosas importantes”.

Luego de ese episodio, Santiago enfrentó los ritos de iniciación propios del SVC pero fue en el último año de su vida escolar, aún siendo menor de edad, cuando Luis Fernando Figari le habló acerca de pasar «a un nuevo estadio en el camino hacia la espiritualidad»:

La técnica kundalini

La kundalini viene a ser -según se explica literalmente en el libro- una energía invisible que suele ser representada por una serpiente, que duerme enroscada en el muladhara (el primero de los chakras, que está ubicado en la zona del perineo; entre el ano y los genitales). La idea es que, a través de métodos tántricos o del yoga, la kundalini sea despertada, desenroscada, moverla del hueso sacro donde se encuentra, para luego dirigirla hasta el sahasrara (el chakra superior), subiendo previamente por la columna vertebral, atravesando todos los chakras. O algo así.  Con ello, el practicante podía obtener poderes sobrenaturales. Con la alquimia, dicen algunos escritos sobre el tema, la energía kundalini puede ascender verticalmente por la columna gracias al fluido espinal, antes de llegar al corazón y por último al cerebro o al nudo de Shivá, que está en el entrecejo.

Pero ello fue alterado ligeramente por Figari. Y cambió lo del fluido espinal por otro, muy distinto. “¿Cuál crees que es el líquido más fuerte para empujar la kundalini?”, le preguntó Luis Fernando. Santiago apenas atinó a menear la cabeza. “No sé”, respondió Santiago. “El esperma”, dijo Figari. “Lo que voy a hacer es depositar esperma en tu zona sacra…”, añadió y continuó con una larga explicación sobre la antigüedad del rito en el que le iba a iniciar.

El Sodalicio en las aulas. Foto: sodalicio.org

El Sodalicio en las aulas.
Foto: sodalicio.org

«Mientras iba penetrándome pedía que me masturbara»

Antes de este episodio, Santiago ya había pasado «otras pruebas» como cuando Figari hizo que, en calzoncillos, se sentara en sus piernas para «medir el equilibrio» o también cuando, echado en el suelo con los ojos vendados y en calzoncillos, su líder le advirtió que le echaría un «líquido corrosivo» que finalmente solo era agua.

En otra oportunidad, en la casa de playa de Figari en San Bartolo, Santiago y un amigo pasaron un fin de semana invitados por él. Durante la noche hizo que, desnudos en posición de flor de loto alrededor de una vela, se tocaran los genitales.

Luego de estos episodios que para Figari podrían considerarse como preparativos, llegó el momento de perpetrar el abuso.

Cuando Figari supuestamente trató de sodomizar a Santiago por primera vez, tuvo dificultades en la penetración. En ese momento, con la frialdad de un cirujano, se detuvo, se dirigió a su mesa de noche, abrió el cajón y sustrajo de ahí un pomo de vaselina para continuar con su ritual envenenado. “Lo más extraño de todo es que mientras iba penetrándome pedía que me masturbara. Y algo más extraño todavía: después de todo esto me pidió que lo acompañara a misa”, detalla Santiago.

No fue la única vez que ocurrieron episodios como este, de hecho, se tuvo que interrumpir dos veces puesto que para Santiago, recordar significó revivirlos siempre entre lágrimas.

“Siempre era en el mismo sitio”, subraya. “En su cuarto. Recuerdo perfectamente la mesa de noche, la iluminación, cómo estaba organizada la habitación, los cuadros que había, que al lado estaba la biblioteca. Recuerdo hasta a su mamá caminando por ahí”.

Lucas: «ahora sácate la ropa interior»

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Lucas conoce el Sodalicio entre los 14 y 15 años durante un retiro «espiritual». Desde ahí formó parte del selecto círculo de Luis Fernando Figari. Un día, con el pretexto de comentar unos libros de autores norteamericanos, le dijo que desnudarse en las sesiones de consejería era un método que aconsejaba para ver cómo era la valoración de alguien sobre sí mismo. Luego le pidió amablemente que se desvistiera. Este es un extracto del contenido del capítulo dedicado al testimonio de Lucas quien, después de este episodio y ya fuera del Sodalicio, recurrió al psiquiatra para tratar de olvidarlo todo.

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Desmintiendo al Sodalicio

En verano de este año, los periodistas Paola Ugaz y Pedro Salinas fueron a buscar a Luis Fernando Figari hasta su casa en La Pinta 130 en San Isidro, con el fin de conocer su versión acerca de todas las acusaciones recogidas en su contra y en contra de miembros de su movimiento eclesial. Sin embargo, nunca dieron con él. El argumento fue que el ahora ex número uno del Sodalicio se encontraba fuera del país, específicamente en Roma, en un periodo de «oración y recogimiento».

El récord migratorio de Figari arroja que para esa época, sí se encontraba en el Perú. Lo que pudimos constatar fue que su última salida del país está registrada desde el 26 de abril de este año y no ha retornado desde entonces, su destino fue España.

¿Dónde estaba y por qué no respondió Figari a los periodistas que lo investigaban? Imagen: captura de pantalla.

¿Dónde estaba y por qué no respondió Figari a los periodistas que lo investigaban?
Imagen: captura de pantalla Superintendencia Nacional de Migraciones

En la puerta de la casa de Figari había un auto Volkswagen Polo color plata, de placas A3D 254, que figura en Registros Públicos a nombre de JCL Inmobiliaria SAC, cuyos representantes legales son los hermanos vinculados al Sodalicio, Juan Carlos y Álvaro Len y Renzo Bacigalupo.

 

El auto en la casa de Figari. Captura de pantalla Sunarp.

El auto en la casa de Figari.
Imagen: captura de pantalla Sunarp.

Si bien la investigación revela alrededor de unos 30 testimonios de abusos entre sexuales y psicológicos perpetrados por los «líderes espirituales» del Sodalicio de Vida Cristiana, se trata de solo los casos cuyas víctimas valientemente se han atrevido a denunciar. El modus operandi expuesto en los dos testimonios es parecido al que en Chile experimentó el pedófilo Fernando Karadima.  No es la primera vez que la Iglesia Católica en el Perú enfrenta una acusación de este corte, en el 2013 se conoció el caso del cura Gabino Miranda, para el que Cipriani pidió «no hacer leña del árbol caído» ¿Responderá el líder de la Iglesia peruana de igual forma esta vez?