noticias , periodismo , politica Jueves, 26 marzo 2015

DINI Deathmatch: Fernando ‘Stallone’ Rospigliosi vs Gustavo «Chuck Norris» Gorriti

Diego Pereira

I'm back, bitches » @algunpereira » diego@utero.pe
Mechaza ah

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Round 1: «Vamos a atacar Hawaii»

En un lugar llamado Lima, en la lejana provincia americana de Perú, un hombre llamado Fernando Rospigliosi -antiguo ministro del Interior en el gobierno de un autoproclamado Pachacútec- escribió un artículo llamado «La Crisis de los Espías» en el diario El Comercio. Rospigliosi, de incisiva pluma, detallaba todo lo que había sucedido (y lo que debía suceder ahora) desde el escándalo destapado por Correo Semanal. A saber: el «insuficiente despido» de los tres principales directivos cuando «debieron salir media docena de mandos comprometidos en estas operaciones».

La nota gira en torno a una descripción de sucesos y una aclaración de responsables hasta más o menos la mitad del texto. Después gira hacia el propio espionaje que sufrió este ex ministro y cómo el había denunciado estos hechos en todo escrito publicado. Es ahí donde repentinamente leemos esto:

La impunidad alienta el delito. Como se ha demostrado ahora, no se detuvieron y siguieron espiando a personas incómodas y a su propia gente. Los ayudó la complicidad de algunos individuos y organizaciones, incluidos el periodista Gustavo Gorriti y la ONG IDL, que me acusaron de haber inventado el espionaje y avalaron completamente la patraña del gobierno, tomando únicamente la versión de los victimarios, es decir, de los espías, coadyuvando así al encubrimiento y de esa manera favoreciendo la continuación del espionaje. Ellos en el 2011 habían participado entusiastamente en el lavado de imagen de Humala, acusado de graves violaciones de los derechos humanos y de ser un candidato con un entorno montesinista claramente identificable.

Para poner las cosas en perspectiva, lo que hizo Rospigliosi con esa mención es el equivalente a este momento en la historia:

Titular post bombardeo en Pearl Harbor. Después de esto: la bomba atómica.

Titular post bombardeo en Pearl Harbor. Después de esto: la bomba atómica.

Round 2: «Hemos despertado a Gorriti»

Gustavo ‘Chuck Norris’ Gorriti justo estaba terminando de darle el empujón diario que le mete al planeta para que siga girando alrededor del sol, cuando descendió de los cielos y leyó todos los diarios del Perú en un segundo. Lo que encontró en El Comercio lo dejó consternado, motivo por el cual escribió -con solo mirar al papel- una respuesta en Caretas donde advierte desde el inicio que «mi nota esta semana es la respuesta al artículo publicado el pasado domingo 22 por Fernando Rospigliosi en El Comercio».

No sé ustedes, pero yo ya estoy temblando. Esto precisó Gorriti sobre el caso de espionaje a Rospigliosi:

Yo analicé entonces el caso y llegué a la conclusión que Rospigliosi estaba equivocado. Por eso resulto ahora “cómplice” en su delirante artículo. Un área de IDL planteó también dudas sobre su versión, lo que la convirtió también automáticamente en “cómplice”.

De manera que con Rospigliosi las cosas son simples: o estás de acuerdo con él, con lo que dice y sostiene y, a falta de pruebas o razonamiento suficiente, lo haces como un acto de fe, o te hace cómplice de los delitos que denuncia. Nada de discrepancias: su denuncia es prueba suficiente. O lo sigues con cretina incondicionalidad o quedarás fulminado por su acusación.

Y después de pasar punto por punto sobre por qué la denuncia de Rospigliosi se cae, Gorriti fulmina así:

En resumen, el Rospigliosi de hoy es un petulante panfletero, que no aporta pruebas pero no tolera dudas y que responde a todo desacuerdo con intentos crecientemente patéticos de descalificación.

El cambio en la vida y en la política es frecuentemente bueno, pero no todos los cambios son iguales. Cuando conocí a Rospigliosi, ya no era el marxista radical de antaño, pero sí una persona que continuaba trabajando para Aprodeh, organización que fundó, que vivía una vida austera produciendo investigaciones de valor y que se identificaba profundamente con la democracia y los derechos humanos.

Varios años y muchos cambios después, Rospigliosi parece estar perfectamente a gusto en las cercanías del fujimorismo y de grupos parecidos. Del estudioso e investigador de antaño no veo nada: solo una suerte de crispado narcisismo alrededor de un guión acusatorio que lo tiene tratando de lograr por la repetición lo que no consigue por la prueba.

¿Ven? Es totalmente Estados Unidos – Japón…

¿Será este el fin de esta batalla?, ¿habrá un Nagazaki después de este Hiroshima?, ¿hacia dónde escalará el conflicto?

Con un poco de suerte, lo sabremos en un próximo capítulo.

 

Diego Pereira

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