internacionales , noticias , politica , sociedad Martes, 24 febrero 2015

Dos columnas incómodas que tienes que leer porque nunca nada es lo que parece

Diego Pereira

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Bienvenidos de nuevo a nuestra sección «Tú lee nomás«, donde simplemente escogemos algunas muy buenas muestras de artículos y columnas de la prensa local que seguramente no leíste, pero que deberías. Pase sin compromiso, amigo:

 

1. ¿La máxima mentira?

La víctima que mintió. Foto: Miguel Mejía, La República

¿Víctima o manipuladora=. Foto: Miguel Mejía, La República

En este útero te hemos contado sobre el caso de Máxima Acuña hasta en cuatro oportunidades (aquí una, aquí otra, aquí una más y aquí la última). La historia Máxima pasó a convertirse en un símbolo de la lucha contra las empresas mineras. Su antagonismo con Yanacocha representaba el rechazo general al abuso y el maltrato. Su caso sirvió para inspirar y conmover.

Pero una simple mentira nos dice que hasta el más inocente no lo es del todo. El informe realizado por Ricardo Uceda para La República es un golpe: «Emociona hasta las lágrimas el drama de la campesina indigente a la que desean desalojar Yanacocha y la policía. Hasta que aparecen evidencias de que es dueña de nueve predios por la vía de la ocupación.»

Aquí más:

(…) la fuerza moral de la denuncia procede del testimonio de Máxima. Es convincente su discurso de que la explotación de esas tierras es el único recurso de su familia para subsistir. Es más convincente que si Marco Arana se cortara un brazo y acusara a Yanacocha de su mutilación. Arana es un activista antiminero en carrera electoral, en cambio Máxima, La Dama del Lago, es una víctima: una campesina indigente que lucha por sobrevivir.

Es la versión de los Chaupe y de sus defensores. En agosto del 2013, en la víspera de que un juzgado de Celendín los sentenciara por usurpación, Máxima Chaupe declaró al canal Portafolio Periodístico que recibía amenazas de Yanacocha, y que si la empresa la mataba quería ser enterrada en Tragadero Grande. “Es el único terreno que tengo”, añadió. Después de esta sentencia, su abogada Mirtha Vásquez, de Grufides, dijo que los Chaupe defendían su única propiedad, y que no tenían otro lugar adónde ir. En el internet pueden encontrarse otras declaraciones en el mismo sentido. Por ejemplo, de la hija de los campesinos, Isidora, en mayo del 2014, afirmando que no tenían otro lugar para vivir. O de la propia Máxima Chaupe, en agosto del mismo año. Llora cuando se refiere al pago de la reparación civil que les fue impuesta. No tenía recursos para pagarla.

–Compré mi terreno sufriendo, sin comer un pan, sin vestirme una ropa, sin dormir –dijo a Cajamarca Reporteros.

Por eso fue pasmosa la revelación que hizo el 9 de febrero, en TV Norte, el periodista cajamarquino Luis Mego. Los esposos Chaupe tenían título de propiedad de seis predios en el distrito de Sorochuco, provincia de Celendín: Chilin, Agenco I, Agenco II, La Tuna, Aluche. Además, poseían otros tres –Sigues, La Playa de Sigues y La Nueva Chica– en el distrito de Huasmín. No es que sean terratenientes ni mucho menos: las chacras, en conjunto, suman solo diez hectáreas. Lo llamativo es que les fueron entregadas en propiedad luego de que demostraran la posesión sobre las mismas.

Los Chaupe obtuvieron nueve certificados de posesión otorgados por la Región Agraria de Cajamarca, de acuerdo con el Decreto Legislativo 667, que formaliza la propiedad rural. Establece un trámite simplificado. Tratándose de predios de particulares, el beneficiario debe demostrar con testigos una posesión efectiva durante cinco años. Los títulos de dominio en favor de los Chaupe en la SUNARP indican que en cada caso acreditaron “posesión directa, continua, pacífica y pública” por ese tiempo. Y que fue constatada la explotación económica de los predios. Los registros fueron obtenidos en 2004 y 2005.

¿Cómo, durante el lustro anterior, estuvieron ocupando estos terrenos y al mismo tiempo Tragadero Grande?

Es importante resaltar algo: Máxima Chaupe está en todo su derecho de hacerse de predios ocupados, ese no es el problema; el problema es mentir sobre ello y, así, echar sombras sobre su causa. Veremos cómo responde su defensa, organizada por la ONG  Grufides, de Marco Arana.

Puedes leer la nota completa de Uceda aquí.

 

2. No me araño por un espía

El canciller peruano Gonzalo Gutiérrez. Foto: El Comercio

El canciller peruano Gonzalo Gutiérrez. Foto: El Comercio

En este útero le hemos dedicado dos posts al caso de los espías chilenos (aquí está el primero) y fue justo en este último en el que jugamos un poco con la idea de la cortina de humo, porque lo mejor siempre es dudar. Regla número uno: no creas todo lo que lees, siempre lee más.

Contribuyendo a la lectura del tema, esta columna de Fernando Vivas publicada en El Comercio dice directamente lo que algunos están pensando: «No nos enredemos en la telaraña de los espías. Eso es precisamente lo que quieren los militares pedigüeños de allá (y los de acá también): Que, pese al fallo de La Haya, mantengamos asuntos pendientes que justifiquen la vigencia de abultados presupuestos armamentistas.»

Ajá. Sigue leyendo:

Soy de los que sospechan que los Humala sí pretenden alentar el patriotismo para distraernos de sus cuitas. Si no fueron fuentes del propio gobierno quienes filtraron la noticia, sí es evidente que estaban preparados para su difusión y montaron un tinglado para que esta copara las portadas. Fue distinto a lo que pasó en el 2009 con el espía Víctor Ariza durante la anterior gestión de Bachelet y el gobierno de García: este se encontraba de gira en Asia y fueron los militares (el almirante Luis Giampietri era vicepresidente) quienes airearon la noticia. García acortó su gira, pero quedó el mensaje de que él no quería alentar el lío.

Ahora tenemos un presidente militar en retiro, una primera dama saturada de denuncias; y, por el otro lado, una ex ministra de Defensa e hija de general chileno. Me temo que no será por ellos, sino por presión civil de diplomáticos, opositores y la opinión pública que no hagamos un combate del Pacífico de esta venta de data por USB. Torre Tagle tiene que hilar fino y firme para, en lugar de llorar por el inevitable enfriamiento de las relaciones, cobrársela más tarde a Chile logrando que este pare ya con su ventolera del triángulo terrestre. En todo lo demás, se impone la política de cuerdas separadas y no atadas con nudos marineros imposibles de desatar. Sí, porque los de allá que persisten en estas maniobras inamistosas son tan perniciosos como los de acá que venden su alma y todavía exigen gollerías.

Lee toda la columna de Vivas aquí.

Diego Pereira

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