historia , noticias , politica , violencia Miércoles, 18 febrero 2015

La muerte de la terrorista Margie Clavo Peralta es solo el inicio. ¿Qué pasará ahora?

Ayer, lunes, falleció Margie Clavo Peralta, también conocida como «camarada Nancy». Alguna vez, la camarada «Nancy» fue una de los criminales más buscados del país. Ella perteneció al Comité Central de Sendero Luminoso y fue capturada en marzo de 1995. Finalmente, fue condenada a 25 años por la masacre de Lucanamarca, caso acumulado con el del asesinato de Rodrigo Franco.

La enfermedad que acabó con su vida fue un cáncer de mama.

En medio del cambio de ministros y todo lo que ha estado pasando en estos días, su muerte ha pasado desapercibida.

La última vez que supimos de Margie Clavo fue a fines de enero, cuando un reportaje de Panorama descubrió que, debido a una diarrea, salió del Penal de Chorrillos y fue llevada al Hospital Arzobispo Loayza. Allí recibió visitas a todas horas a pesar de que le estaba prohibido. En el reportaje también se mostró que su hermana, coronel en retiro de la PNP, utilizó una bata de médico para visitarla a cualquier horario.

Unos meses antes su abogado había pedido que se deje sin efecto la prisión preventiva en contra de Margie Clavo debido a que el cáncer ya había hecho metástasis. Sin embargo, al haber sido involucrada en el caso Movadef el pedido no fue aceptado.

Dos semanas después de este reportaje, murió.

 

¿Qué hacer con ella?

Margie Clavo oponiéndose  a una requisa en el penal. Video: La República

Margie Clavo oponiéndose a una requisa en el penal donde encontraron planes de acción de SL. Video: La República

Puede que esta sea la pregunta que se estén haciendo en estos momentos los nuevos ministros de Justicia y del Interior.

Varios de los líderes senderistas ya se encuentran en la tercera edad o padecen enfermedades. Margie Clavo es solo la primera. «Nancy» es la terrorista de más alto rango que haya fallecido desde el nunca aclarado suicidio de Augusta La Torre, la primera esposa de Abimael, en 1988.  

Detectada por la Policía desde 1982, se mantuvo prófuga más de una década. Fue una de las responsables del atentado a Tarata. Luego de la captura de Abimael, se plegó a la facción Proseguir comandada por Feliciano. En ella, hasta su captura en el 95, fue la jefa del camarada Artemio en el Huallaga. Pero Clavo no solo fue importante para Sendero, también para la dictadura.

Tal vez recuerden que ella protagonizó una de las entrevistas digitadas por Montesinos para el Contrapunto de los Winter. A mediados de 1997, la periodista Marianella Muñoz le confesó a César Hildebrandt que la supuesta autocrítica que hizo la camarada Nancy en la entrevista, en realidad había sido parte de un guión escrito por Vladimiro Montesinos.

 

Sin embargo, ahora que ha fallecido nos preguntamos  dónde irá a ser enterrada. ¿Será en Lima?, ¿en provincia? Y siendo suspicaces al extremo, ¿cabe la posibilidad de que el Movadef use su imagen como un símbolo y su tumba como un punto de peregrinación? Todavía no olvidamos esto:

Más de diez mil personas en el entierro de Edith Lagos en Ayacucho

Más de diez mil personas en el entierro de la terrorista Edith Lagos en Ayacucho. Imágenes que, por suerte, no se repetirán.

Seguramente su muerte no tendrá el efecto que tuvo la desaparición de Edith Lagos hace más veinte años. Esta vez estarán sus familiares, ciertos amigos y algunos simpatizantes. Difícilmente, será acompañada por miles como lo fue Edith Lagos, pero ¿qué sucederá cuando muera Abimael Guzmán, Feliciano, Artemio, Elena Iparraguirre u otros?

La periodista Paola Ugaz se pregunta si alguien en el Estado ha previsto algo para estos casos:

Captura de pantalla 2015-02-17 a la(s) 22.42.39

Esto, por supuesto, no quiere decir que deben ser perseguidos incluso hasta después de la muerte, sería absurdo. Lo que señalamos es que dada la fragilidad política en la que nos encontramos, con movimientos de fachada como el MOVADEF –que defiende las atrocidades de Sendero Luminoso– urge algún plan a futuro que contemple estas situaciones.

Del mismo modo que también debería haber un plan para aquellos sentenciados por terrorismo y que ya empezaron a salir de prisión, como Carlos Incháustegui, cuya condena se cumplió el año pasado y salió sin arrepentirse.

Vale también preguntarse qué pasará si algunos de los miembros del Grupo Colina fallece o Alberto Fujimori mismo. ¿Sucedería lo mismo que con Pinochet? Un trabajo para el flamante Gabinete Ana Jara 2.0.