Tú también eres Luis Alberto Tasaico

Un niño de 5 años es golpeado por su padre en una calle de San Isidro. La ciudadana Romy Schroth filma parte del hecho, denuncia a la policía y sube la grabación a redes sociales. Inmediatamente se genera una ola de indignación que deviene en denuncia y escarnio público. Esa horrible persona que golpea niños es detenida de inmediato.

Muchos, y me incluyo, mirábamos con escepticismo la intervención de las autoridades. Después de todo, vivimos en un país donde se calcula por miles la cantidad de niños que sufren maltrato, ya sea físico o psicológico. Y eso que estamos hablando de cifras oficiales, es decir, de los casos que llegan a reportarse. La reacción de nuestras autoridades y la celeridad del proceso se deben, lo sabemos, más al impacto que ha causado este caso en redes que a una práctica generalizada de reaccionar a tiempo.

Captura de la web del diario El Comercio.

Por eso me supo un poco a ironía lo que dijo el jefe de la División Territorial Sur 1 de la PNP al referirse a la denuncia de Schroth: «Saludo este gesto cívico que debe ser imitado por toda la población». Divertido, pues si la gente no denuncia estos hechos es porque la policía nacional es una de las entidades menos amigables del país. Terrible ee el momento en que te enteras de que el maltrato a menores no es sancionado como debería en nuestro país.

Vamos a hacer un ejercicio de sinceramiento. Les voy a pedir, por favor, que lean estos puntos y piensen detenidamente cada uno de ellos. No tienen que compartir las respuestas con nadie, esto es algo muy personal. No es un test, es un ejercicio introspectivo.

1. Al ver el video, pensaste que Romy estaba exagerando hasta que viste la sangre en la nariz del pequeño. Hasta eso no te pareció realmente grave que un apoderado golpee a un menor.
2. Te molesta la idea de que el agresor haya sido un “extraño”, porque finalmente no era su padre. Más aun, te indigna que haya sido un sujeto con antecedentes penales. De haber sido el padre biológico, hubieras intuido que lo hacía por su bien
3. Si en el video hubiésemos visto los minutos previos a la golpiza quizás nuestra opinión hubiese cambiado: ver al niño correteando entre las mesas del restaurante chillando sin control o haciendo berrinche quizás nos hubiera indispuesto contra él.
4. Piensas, pero no lo dices en voz alta, que el chibolo debió haber sido muy ladilla
5. Si hubiera sido una niña colgando selfies con duck face, la reacción del padrastro te hubiera parecido comprensible
6. Si hubiese sido una adolescente atrapada en el hostal con el enamorado, la reacción del padrastro te hubiera parecido comprensible.
7. ¿Reaccionaste frente a esta noticia igual que frente al caso de Luis Alberto Tasaico?
8. Piensas que Romy Schroth se la jugó demasiado y que si se gana amenazas es su problema, por meterse en líos familiares, porque los trapos sucios se lavan en casa.
9. Tu papá o tu mamá se comportaron en tu infancia alguna vez como Tasaico y aún crees que la culpa es, aunque sea en parte, tuya.
10. Te acabas de enterar recién de la cifra de maltrato infantil en el país

En este tipo de noticias, los comentarios son muy reveladores. Captura de la web del diario El Comercio.

Creo que la mayoría de nosotros vamos a responder positivamente a por lo menos un punto de esta lista. Me doy cuenta de que en la primera oración de este post iba a escribir «un niño de 5 años es golpeado salvajemente», pero luego pensé que el «salvajemente» estaba de más. ¿Acaso hay una forma de golpear a un niño no tan salvajemente? Hasta en nuestro idioma pasamos por agua tibia las agresiones, mas aun si son contra niños.

¿Por qué la acción de Romy nos parece elogiable? No solo porque se compró el pleito, sino porque incluso las personas con las mejores intenciones del mundo tienen una o más de las prácticas que se describen arriba. No todos somos maltratadores, ni vamos a serlo, pero no somos ni remotamente conscientes de que ciertas prácticas y formas de pensar contribuyen a que personas como Luis Alberto Tasaico Donoso existan y que queden impunes. En este caso no sucedió así, felizmente, pero las cifras dadas nos muestran una realidad más aplastante: existen muchísimos Luis Alberto Tasaico entre nosotros, y posiblemente, estemos siendo sus cómplices silenciosos.