internacionales , sociedad Martes, 4 noviembre 2014

Brittany Maynard decidió morir. Esto es lo que tienes que saber acerca del suicidio asistido (en el mundo y el Perú)

«No soy suicida. No quiero morir. Pero estoy muriendo. Y quiero morir en mis propios términos»

Esas fueron las palabras de la joven estadounidense Brittany Maynard (29) que sorprendió al mundo y quien murió –por elección propia– el 2 de noviembre.

Esta mujer había planificado su muerte y eligió el último día de su vida. ¿Cómo hizo esto? En una columna escrita en CNN, contó que luego de sufrir a causa de fuertes dolores de cabeza, supo que tenía cáncer cerebral, un año después de haberse casado. En abril, se enteró que el tumor era mucho más agresivo de lo que pensaron. Los doctores le dieron un pronóstico de seis meses de vida. Tras investigar que el tratamiento iba a ser muy doloroso –para ella y su familia–, decidió que el suicidio asistido era la mejor opción. O la «muerte digna», como se le llama ahora.

Decidió "morir dignamente"

Decidió morir dignamente.

Que una persona decida el día de su muerte no ocurre a diario. La noticia dio la vuelta al mundo y hubo un seguimiento a Brittany, quien se dedicó a cumplir cosas que nunca había hecho como viajar al Gran Cañón con su esposo. Además, publicó videos en YouTube en los que ella y sus familiares hablan sobre su decisión y apoyan la ampliación en las leyes de suicidio asistido. Brittany inició una organización llamada Compassion and Choices para promover su idea. “Mi sueño es que todo enfermo terminal de Estados Unidos tenga acceso a la opción de morir con dignidad bajo sus propios términos”, había dicho.

Precisamente, este caso ha abierto todo un debate en EE.UU sobre el suicidio o eutanasia asistidos. La historia está teniendo un impacto inusual: algunos respaldaron la decisión de la joven y otros, incluso algunos pacientes terminales, la cuestionaron.

Estos son algunos datos que debes saber sobre la llamada «muerte digna».

 

¿De qué se trata la opción que eligió Brittany Maynard?

Foto: NBC News

Foto: NBC News

Primero, esto es distinto de la eutanasia activa, que consiste en adelantar el momento de una muerte inminente. En cambio, el suicidio asistido es una opción para pacientes con pleno uso de sus capacidades que sufren de enfermedades terminales y tiene un pronóstico de seis meses o menos de vida. Esto fue lo que permitió utilizar la práctica médica de asistencia a Brittany para que pueda morir. Se trata de una distinción algo tenue, como explican en Infobae:

Según haya o no consentimiento expreso del paciente, y de acuerdo al método que se utilice, «la eutanasia puede servoluntaria (a pedido del paciente o con su consentimiento) o involuntaria; puede también ser activa y directa (si se ejerce un acto para matar a la persona, como darle una inyección letal) o pasiva (si la voluntaria omisión de un acto provoca directamente la muerte, como negarle alimentación)» a un paciente que no puede comer por sí mismo, según explica el doctor Luis E. Ráez.

El suicidio asistido significa proporcionar a una persona los medios necesarios para poner fin a sus días; a saber, drogas, explicación de procedimientos, prescripción de sustancias letales, etc. En este caso, es el propio paciente quien activa el mecanismo que termina con su vida.

En concreto, sería un procedimiento intermedio entre un suicidio normal y la eutanasia voluntaria, pero no es del todo fácil establecer la frontera entre ambos. Para algunos, la aceptación legal del suicidio asistido es un primer paso hacia la legalización de la eutanasia.

 Es decir, es el propio paciente no solo el que decide, sino el que actúa.

 

¿En todo EE.UU se puede elegir morir así?

Ella y su familia se mudaron a otro estado.

Ella y su familia se mudaron a otro estado.

No. La eutanasia activa está prohibida en Estados Unidos y la muerte asistida médicamente es controvertida porque la mayoría de las iglesias la rechaza. Sin embargo, en cinco de los 50 estados norteamericanos sí se permite «la muerte digna». Oregón, Washington, Nuevo México, Vermont y Montana son los lugares que tienen legislación que permite una muerte digna. Brittany vivía en California y para hacer lo que había decidido tuvo que mudarse a Portland, Oregón. Cuando le dieron la alta dosis de sedantes que le permitirían morir tranquilamente, fue ella quien decidió cuándo lo haría.

En Oregon la ley para una muerte digna conocida como «Death with Dignity Act» entró en vigor en 1997 por la presión de los electores. Según las últimas estadísticas de las autoridades sanitarias, desde que se promulgó la ley hasta enero de este año, se les ha prescrito un narcótico mortal a 1173 enfermos moribundos y, de ellos, 752 se quitaron la vida con esos medicamentos. La edad media de estos pacientes es de 71 años, según las cifras oficiales, y la causa más común para solicitar el suicidio asistido es la pérdida de autonomía personal. Sí, pueden tener los medicamentos para morir tranquilamente, pero no todos los terminan haciendo. De eso se trata el suicidio asistido. 

Las leyes son similares en Washington o Vermont, mientras que en Montana o Nuevo Mexico existe jurisprudencia al respecto. Además, en otros siete estados existen iniciativas para cambiar la ley siguiendo el ejemplo de Oregon. El caso de Brittany Manynard ha vuelto a encender el debate.

 

¿En qué otros países Brittany hubiera podido hacer lo mismo?

Fue portada de la revista People.

Fue portada de la revista People.

La decisión de Maynard ha conmovido a la opinión pública  y la joven ha pasado a ser protagonista de un intenso debate en las redes sociales y los medios sobre qué tan conveniente es legalizar el suicidio asistido en todo el país norteamericano. Sin embargo, ¿qué hubiera pasado si Brittany no hubiese sido estadounidense sino de otro país? ¿Hubiera podido hacer lo mismo y decidir cuándo morir?

Holanda, Bélgica y Luxemburgo han regulado al suicidio asistido como una atribución de los profesionales de la medicina y la enfermería. Suiza es otro de los países que permite tanto el suicidio médicamente asistido como el auxilio al suicidio, es decir, cualquier persona puede ayudar a otra a suicidarse sin ir a la cárcel. En Australia, así como en Estados Unidos, solo la eutanasia es legal en los estados del norte desde mediados de la década de los noventa.

Otros casos particulares están en Canadá, donde desde 15 de julio de 2011 la práctica del suicidio asistido es legal. pero la eutanasia se encuentra aún sin regular. En Irlanda es ilegal contribuir activamente a la muerte de alguien, aunque sí se puede remover el soporte vital si la persona o el representante legal lo solicita.

¿Y en Latinoamérica? En mayo del 2012, el Senado argentino aprobó por unanimidad la iniciativa de muerte digna, que reconocía el derecho de pacientes con un estado de salud irreversible a rechazar determinadas terapias o procedimientos médicos para mantenerlos con vida. No es exactamente un suicidio asistido, pero sí es dar calidad de vida al paciente.

En México se aplica la ley del «bien morir» en casos de enfermos desahuciados que viven en el DF, pero no tiene aplicación en el resto de estados. En Venezuela es ilegal, solo se autoriza a los médicos a utilizar analgésicos potentes aunque estos acorten el período vital.

 

¿Y qué pasa en el Perú?

Aquí nada es legal. Por el contrario, está penado. El Código Penal tiene estos artículos sobre las formas de morir:

Sobre el ‘homicidio piadoso’ dice en su  Artículo 112: “El que, por piedad, mata a un enfermo incurable que le solicita de manera expresa y consciente para poner fin a sus intolerables dolores, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de tres años”.

Sobre ‘instigación o ayuda al suicidio’ dice en su Artículo 113: “El que instiga a otro al suicidio o lo ayuda a cometerlo, será reprimido, si el suicidio se ha consumado o intentado, con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de cuatro años. La pena será no menor de dos ni mayor de cinco años, si el agente actuó por un móvil egoísta”.

Para variar, nos encontramos muy por detrás del resto del mundo, en nuestra propia burbuja conservadora. Algún día –lejano, probablemente– en nuestro país se regularizará esta práctica.

«Adiós, mundo», fueron las últimas palabras que publicó Brittany. Su caso no es el primero que conmociona al mundo. Anteriormente, otros fueron muy comentados y debatidos, pero se resolvieron yendo hasta los tribunales de sus países. ¿Tú has pensando cómo quieres morir? Aquí les dejamos con una explicación médica del doctor Elmer Huerta sobre el caso de Brittany. Probablemente, después de leerlo, tengas una decisión más clara y comprendas que no solo se trata de ética y de religión. Va más allá de eso.