economía , noticias , politica Lunes, 3 noviembre 2014

¿AFP obligatoria o no? Deathmatch entre Augusto Townsend y Alfredo Bullard

deathmatch

Hace poco, un informe de la Universidad del Pacífico explicó por qué el sistema de pensiones es un fracaso en el Perú. El documento elaborado por un grupo de expertos economistas ha desatado un debate, principalmente, sobre si los aportes deberían ser obligatorios o no. Hoy les traemos un debate entre dos lados distintos de la derecha:

 

Primer round: «Los esclavos del mañana»

La columna más contundente en contra la obligatoreidad (qué fea palabra) ha sido la del santo patrón de nuestra derecha libertaria, el abogado Alfredo Bullard

El ahorro forzoso es de esas ideas equivocadas a las que le damos vueltas por décadas, le ponemos nuevas reglas y creemos que algún día conseguiremos que lo estúpido adquiera algún sentido. El error radica en pensar que, como todos cometemos errores al decidir sobre nuestra vida, otros podrán decidir mejor lo que es bueno para nosotros.

Los sistemas previsionales, en sus distintas expresiones, desde los sistemas de seguridad social con fondo común hasta los sistemas privados de pensiones, parten de ese mismo error: las personas son forzadas a ahorrar.

El informe de la UP propone un sistema estatal. Esto, para Bullard, también es un error. Así lo explica:

Lo cierto es que si uno va a cometer el error de forzar a otro a ahorrar, es mejor hacerlo a través de un sistema privado que mediante uno público, por la simple razón de que el segundo da algún margen de libertad, mientras el primero no da ninguno. Finalmente, si voy a ir preso, es mejor que la celda sea más grande.

Curiosamente, lo que más ha escandalizado es que se proponga que los aportes al sistema privado sean voluntarios (la propuesta más lógica del informe). Pero en las críticas que se han hecho al informe se dice muy poco de cómo el sistema pensionario público dilapidó el ahorro de los aportantes, destruyó las pensiones futuras y el Estado creó regulaciones al sistema privado que, en lugar de beneficiar a los afiliados, terminaron destruyendo su futuro y fomentando la informalidad laboral. Al final del día la opinión pública protesta la propuesta de emanciparnos de ser esclavos de nuestro futuro y se olvida nuestro presente de esclavitud.

Por último, el abogado dice algo que probablemente no nos va a gustar sobre las AFP:

Las AFP son víctimas colaterales de la verdadera crítica. La crítica principal golpea a los sistemas públicos de pensiones (seguro social u ONP) y a las políticas públicas del Estado para crear y regular el Sistema Privado de Pensiones, limitando la competencia, reduciendo las opciones de los afiliados, limitando las alternativas de inversión de las AFP y creyendo, erradamente, que reducir la libertad de elegir es mejor para nuestro bienestar. Es decir, el problema está en lado estatal y en la estatización (vía regulación) de lo privado.

Aja. ¿Es tan así como Bullard lo dice?

 

Segundo round: hay que fortalecer el sistema provisional

El exeditor de la sección Economía de El Comercio, Augusto Townsend, es uno de los economistas que han salido a responder esta columna. A través de su Facebook, esto fue lo que aclaró:

Cuando mis amigos libertarios descubran que no están 100% en control de sus decisiones (y que es científicamente comprobable que este problema lo tienen no solo los burócratas que desprecian, sino también ellos mismos), llegarán a la infausta conclusión de que quien los esclaviza antes que nadie es su propio cerebro (es decir, que se «autoesclavizan», si se quiere). Espero que la vida siga teniendo sentido para ellos después de esto. Me temo que el golpe es inevitable, porque existe contundente evidencia de que es así.

Eso no significa que sea una condena, pues ciertamente existen personas que tienen más control sobre sus decisiones que otras, en función de una serie de factores cognitivos y ambientales. Pero si algo enseña la historia es que el progreso de la humanidad se da no cuando nos creemos infalibles como especie, sino cuando nos reconocemos vulnerables e imperfectos, y usamos nuestro ingenio y nuestra aptitud colaborativa para solucionar nuestros problemas. La existencia de organizaciones empresariales es una muestra de ello, como lo es también la del Estado y, más específicamente, la de los sistemas previsionales.

Esa es sólo la introducción sobre la naturaleza de la libertad. Ahora sí, al grano:

Pretender desactivarlos (en lugar de perfeccionarlos) no solo implicaría un retroceso enorme en lo que ha sido sin lugar a dudas una fundamental innovación institucional de nuestra especie, sino que, peor aún, significa no ver lo que se viene. El problema que ahora enfrenta el mundo no son los excesos de los sistemas previsionales sino más bien su insuficiencia. La expansión de la expectativa de vida, que será significativa en los siguientes 20 años, pone al borde de la quiebra a muchísimas economías desarrolladas e incluso a China. Así que mientras que aquí en el Perú discutimos el tema previsional con una miopía enorme y con argumentos absurdamente maximalistas, no estamos viendo las tendencias globales que nos van a golpear duramente más temprano que tarde.

Tremendo derechazo. Peeeero, Bullard no se quedó callado.

 

 

A wild Bullard appear

La discusión ha continuado en los comentarios del Facebook de Townsend. Eso incluye al mismo Bullard, que replicó:

Estimado Augusto, tu respuesta muestra una mala comprensión de la posición de muchas posiciones libertarias (por supuesto no de todas que si sostienen lo que criticas). (…) Me parece que el problema en tu razonamiento es que parece criticar una asunción de perfección del ser humano (critica que comparto) pero asumiendo una perfección de los funcionarios para enfrentar el mismo problema. No creo en ninguna perfección, ni en la privada y menos en la pública. Y creo que la pública nos conduce claramente a mayores imperfecciones. No parto de asumir un mundo perfecto y un ser humano infalible, sino de asumir que nos conduce a mayores imperfecciones y errores. La humanidad sobrevivió, progresó y aumentó el bienestar durante siglos sin tener sistemas previsionales obligatorios. Y si creo que los sistemas previsionales obligatorios se han convertido en mecanismos que fomentan la irresponsabilidad de los individuos y reducen sus incentivos para contrarrestar sus sesgos cognitivos.

Bullard lleva la discusión a temas más de fondo, pero la dúplica de Townsend vuelve a centrar el debate:

Alfredo, mi post dice explicítamente que los sesgos cognitivos (incluyendo el descuento hiperbólico, aplicable a esta discusión) son compartidos por todos. Los gerentes de inversiones de las AFP los sufren también, pero están mejor informados que la gran mayoría de individuos sobre cómo invertir dinero a largo plazo, y además están regulados (podemos convenir aquí que no necesariamente de la mejor manera). Recordemos que no son burócratas los que invierten tu plata (salvo que estés en la ONP) y que sigue siendo tu plata (aunque esté limitada tu posibilidad de disponer de ella). Pero sí me parece razonable que la decisión de tener un sistema previsional se tome colectivamente, por ejemplo, en la Constitución de un país. La historia económica demuestra que es necesario, aunque a muchos no les guste. A mí tampoco me encantan las implicancias (como a cualquiera, me gustaría tener control sobre lo que me deducen de mi sueldo), pero estoy convencido de que es necesario desde una perspectiva macro. Eso no significa que no haya personas que pueda invertir su dinero mejor que una AFP, y sin duda creo que deberían haber excepciones para ellos. Pero son una minoría y el sistema debería estar pensado para controlar el riesgo previsional de toda la población. Tampoco significa que no haya espacio para reformar el sistema para que el componente obligatorio sea menor. Pero -ya lo he dicho varias veces- cuestionar la obligatoriedad per se como si no hubiera nada que discutir más allá de eso, me parece una sobresimplificación irresponsable.

¿Son las AFP víctimas colaterales? ¿Necesitamos un sistema previsional para todos? ¿O confiamos en el ahorro de cada uno? ¿Somos verdaderamente libres? Ustedes decidan quién ganó este deathmatch.