historia Viernes, 8 agosto 2014

Academic Deathmatch: Tanaka vs. Méndez – ¿»Deslimeñizando» la independencia del Perú?

rayo (2)

Los feriados por 28 de julio y la parada militar por Fiestas Patrias ya pasaron. Más allá de discutir sobre el mensaje presidencial y las mejores vestidas en la parada militar, hay un debate que vale la pena resaltar. Esta vez se trata de un politólogo vs una historiadora.

Martín Tanaka en su columna publicada el domingo pasado en La República, opinó sobre uno de los concursos organizados en el IEP en torno a la celebración de los 193 años de ser libres e independientes. «Narra la independencia desde tu pueblo, tu provincia o tu ciudad» visibilizaba proceso de independencia del Perú, no en Lima sino en las regiones. Además, venía acompañado del seminario «Las independencias antes de la independencia«.

Esto es lo que dijo Tanaka sobre la iniciativa del IEP:

¿Reivindican parcialmente los organizadores, sin pretenderlo, la retórica oficial de 1971, con su énfasis en los precursores y próceres, y la noción de que la nación peruana tenía importantes bases de legitimidad popular, noción cara tanto a la historiografía conservadora como a la retórica del nacionalismo velasquista que se juntaron curiosamente alrededor de la Comisión Organizadora del Sesquicentenario?

(…) intuyo que los organizadores quieren, aunque no de manera explícita, reivindicar la capacidad de agencia de los actores sociales en general y de los populares en particular, que no habrían logrado tener propiamente representación ni en el orden colonial ni en el republicano. Sería muy bueno intentar convertir esa intuición en un discurso historiográfico que compita con los desgastados existentes. 

Esa tarea resulta más pertinente considerando que estamos ante la gestación de una nueva narrativa de la peruanidad, alrededor de valores como el “emprendedurismo”, la creatividad, y una reivindicación nacionalista (“Marca Perú”) que tiende a soslayar nuestras deudas históricas pendientes.

Interesante cuestionamiento pero, ¿eso buscó la actividad? Una de los organizadores del concurso, que tuvo como ganadores ensayos de lo ocurrido en Huacho, Arequipa y Tarapacá antes de la República, fue Cecilia Méndez. Y, más vale tarde que nunca, respondió anteayer en un extenso post en Noticias SER:

El hecho de que Tanaka haya entendido nuestro llamado a pluralizar y deslimeñizar-dessanmartinizar la memoria de la independencia como un retorno a la «retórica oficial» del nacionalismo velasquista «con su énfasis en precursores y protagonismo popular» es profundamente revelador de hasta qué punto algunos sectores de la sociedad peruana siguen presos del trauma que para ellos significaron las reformas sociales del velascato, lo cual lastimosamente los inhabilita para pensar en los personajes y procesos históricos en sí mismos, sin que salga a relucir el «espectro» de Velasco.

La historiadora defiende muy bien su punto de vista al ser una de las que propusieron esta actividad. Además recuerda que el coorganizador Juan Carlos Estenssoro también aclara a Tanaka. Méndez remata así:

¿Nos hace «conservadores» el trabajo histórico rigurosamente documentado y el tomar distancia del paradigma del «intelectual de vanguardia», el revolucionario que se siente por encima de las evidencias de la historia, y que tanto daño le ha causado ya al país? Tal vez Tanaka tendría que pensar hasta qué punto sus insinuaciones no lo alinean con un campo en el que él no se imagina que converja.

(…) creemos que esta aproximación descentrada y plural a la historia de la independencia es especialmente necesaria en un momento en que se busca instalar un «pensamiento único» basado en el triunfalismo económico que intenta prescindir de la historia como disciplina y como fuente de entendimiento del presente –lo que yo llamo el historicidio– para favorecer  una identidad nacional basada en el consumismo y la gastronomía y donde la historia, y el país, existen sólo como caricatura, logo, o póster turístico para atraer inversiones. Dar cabida a una historia de la independencia bien entendida supone pensar en la complejidad del proceso que nos convirtió en república, a la luz de las evidencias y sin espejismos, y así también revitalizar conceptos políticos como ciudadanía e igualdad de derechos, que nacieron precisamente con la independencia, pero que se soslayan o banalizan en los discursos patrioteros pues constituyen una piedra en el zapato para quienes le temen al cambio y no escatiman en promover la violencia y justificar el racismo para evitarlo.

Pero Tanaka no terminó y si bien anunció que su réplica se publicará en una carta en La República, adelantó esto y muy claro:

La intención de mi artículo era resaltar la valía e importancia del trabajo de Estenssoro y Méndez. En el texto me pregunto si sus iniciativas podrían tener puntos de contacto con la historiografía conservadora, y mi respuesta es que no, en tanto “intuyo que los organizadores quieren, aunque no de manera explícita, reivindicar la capacidad de agencia de los actores sociales en general y de los populares en particular, que no habrían logrado tener propiamente representación ni en el orden colonial ni en el republicano

No entiendo por qué se percibe que la categoría “conservador” tenga alguna carga negativa (“estigma”). El conservadurismo me parece plenamente respetable, la historiografía conservadora tiene aportes fundamentales que debemos valorar y recoger en cualquier narrativa sobre el devenir histórico del país.

Este sólo ha sido el primer round.