noticias , politica Miércoles, 6 agosto 2014

¿Gobierno débil o no? Así ven Levitsky, Salazar y Garrido a Ollanta Humala

La discusión de la semana: ¿Humala es débil o no?

La discusión de la semana: ¿Humala es débil o no?

Este ha sido un año duro para el Partido Nacionalista. Jaime Delgado ha sido su baja más reciente: renunció porque no se sometió a debate la modificación que proponía que los aportes a la AFP u ONP debían ser voluntarios y no obligatorios como lo exige la actual ley. Pero lo de Delgado es una pérdida más para un partido que en los últimos meses ha trastabillado más de una vez. Con la ajustada elección de Ana María Solórzano como presidenta del Congreso, de Ana Jara como nueva Premier y de un mensaje presidencial que no cumplió con las expectativas, ha surgido la pregunta de si lo que estamos viendo es el debilitamiento de un gobierno que empezó con fuerza y poco a poco se ha ido quedando solo en el camino.

Para Steven Levitsky, la respuesta es afirmativa:

El gobierno pierde el control del Congreso.  En marzo, el gabinete Cornejo casi no logró el voto de confianza, y la semana pasada, el oficialismo casi perdió la Mesa Directiva.  Pocos se sorprenderían si la pierde en 2015.  Finalmente, Humala pierde el control de su propio partido.  El Partido Nacionalista es un instrumento personal, creado por y para los Humala-Heredia.   La bancada nacionalista casi no tiene vida propia.  Y sin embargo, ha perdido 11 de sus 47 congresistas.  No es fácil, siendo oficialista, perder la primera mayoría en el Congreso.  Pero el humalismo está a punto de hacerlo.   

Podría ser el inicio y fin de su carrera política, dice Levitsky

Podría ser el inicio y fin de su carrera política, dice Levitsky

Levitsky lanza una sentencia de muerte no solo contra Ollanta sino también contra Nadine Heredia:

Las torpezas del humalismo podrían hasta minar sus posibilidades en 2021.  Como van las cosas, Ollanta y Nadine saldrán del poder políticamente debilitados. Incapaz, hasta ahora, de reaccionar ante el bombardeo de críticas generado por su rol activo en el gobierno, Nadine ha perdido la gran parte del capital político que tenía hace dos o tres años.  Ya no es muy querida por el electorado.    Si no aprende a hacer política, 2016 podría ser el fin, y no el principio, de su carrera política.

Para Federico Salazar, Humala puede destruir la economía del Perú

Para Federico Salazar, Humala puede destruir la economía del Perú

En una orilla más radical, Federico Salazar no cree que Ollanta Humala esté debilitado sino que basándose en una de las propuestas del mensaje presidencial, cree que Humala puede destruir la economía. 

El mensaje a la nación del presidente Humala anuncia un giro de ciento ochenta grados en la conducción económica. Ese será el resultado, si se ejecuta el Plan Nacional de Diversificación Productiva (PNDP). (…) La condición para que esto funcione es que el Estado no intervenga. Ni las ganancias ni las pérdidas deben provenir de alguna intervención parcializada del Estado. (…) La producción debe guiarse por la demanda. Cualquier interferencia en ese proceso solo lleva a aumentar los costos de la producción, de la gestión pública y a destruir el mecanismo de asignación de recursos.

¿débil?, ¿cuál débil?, dice Garrido

¿débil?, ¿cuál débil?, dice Garrido

Aunque un poco tarde, Juan José Garrido también tomó parte en esta discusión y respondió directamente la postura de Levitsky. Para Garrido, Humala no es la cara de un gobierno débil para nada.  Es cierto que perder tantos congresistas no es muy alentador, dice, «pero de ahí a sostener que el gobierno es débil es dar un salto sin mayor lógica». Si fuera débil, dice, no podría agredir a la clase política, no podría sacar tres megaproyectos porque sí.

Un gobierno débil no maneja el parlamento, como sí hace (por su base, aunque mermada, y sus alianzas con otros partidos) este gobierno; un gobierno débil no apuntala a sus allegados –a costa de mayor descrédito– si ello no sirve a un rédito mayor en el futuro; un gobierno débil no saca tres mega-proyectos con tanta plata en juego sin mayores fundamentos y sin la transparencia mínima que dichos procesos requieren; un gobierno débil no mantiene estos niveles de agresión contra la clase política; un gobierno débil no la emprende contra el ambiente económico, ni busca neutralizar instituciones y actores políticos y medios de comunicación. Finalmente, un gobierno débil no exhibe sin empacho el poder de una figura sin responsabilidad política a sabiendas de las consecuencias que ello puede tener para la institucionalidad y un próximo gobierno.

Con mayor o menor grado de debilidad, lo cierto es que Ollanta Humala no es bien visto, al menos ante los ojos de Levitsky, Salazar y Garrido.