noticias , politica Lunes, 13 enero 2014

Todo lo que está mal con el faltoso comunicado de la CONFIEP

«Según el Manifiesto Comunista, el Estado es «el comité ejecutivo de la burguesía». En cambio, según el presidente de la CONFIEP… caramba, ¡que coincidencia!»
Farid Kahhat.

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¿Ese es Humala o Godínez?

No nos digan que esto no es parte de la Guerra de la Concentración.

Si no nos creen, miren el primer punto del comunicado que publicó ayer la CONFIEP:

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No se pierdan la versión de El Comerrio.

El actual presidente de CONFIEP es el amigo Alfonso García Miró quien, según la fallecida revista VelaVerde, también anduvo detrás de Epensa. Miren este artículo de agosto del año pasado:

 El martes último, una facción de las familias que conforman El Comercio, así como el presidente de la Confiep, Alfonso García Miró, habría estudiado la posibilidad de comprar Epensa. César Pardo Figueroa, gerente general del grupo, estuvo evaluando el tema.

(…) esta revista supo que el líder del gremio más importante del país, era el más entusiasmado en comprar Epensa, García Miró bromeó “Bueno, si te han dicho eso ponlo, pero yo no he sido. Habrá sido mi gemelo”.

Ya. El gemelo. Ajá

El resto del comunicado no hace más que reforzar la pésima imagen pública que tiene la CONFIEP. En estos días de una crispación inútil, peleas de callejón y crédulos rumores, se ve horrible que el empresariado se esfuerce aún más por parecerse a su propia caricatura.

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El politólogo Eduardo Dargent viene a traer algo de sentido común:

El comunicado de ayer de la CONFIEP, donde no hay autocrítica alguna (¿acaso la pesquería y la educación están en crisis solo por la acción del gobierno?), nutre con su tono alarmista esta crispación. ¿La CONFIEP no se percata que no es tan popular como cree? ¿Qué, parafraseando a un amigo, para buena parte del país tienen más de oligarquía aunque ya se crean burguesía?

Newsflash: lo más probable es que nunca se enteren. Gustavo Gorriti entrevistó a Mario Vargas Llosa antes del comunicado. Proféticos, ah. Apunten la placa:

Los empresarios, por ejemplo, ¿tienen alguna razón para quejarse de este gobierno? ¿No están ganando ahora más de lo que han ganado nunca en su vida?  (…)

– Entonces, ¿cuál es la razón para que los empresarios tengan esa hostilidad para este gobierno?

Porque estaban más contentos, se sentían más seguros con Fujimori. Todavía sigue esa idea absolutamente estúpida, antihistórica, de que una dictadura garantiza más la libertad de empresa, la economía de mercado… está visto que eso solo crea una hostilidad enorme hacia las cosas que yo defiendo: la economía de mercado, la propiedad privada, las empresas privadas… entonces es sorprendente la extraordinaria incultura de la clase dirigente peruana

–¿No es eso, que la clase dirigente peruana, en comparación con otras de Sudamérica, ha sido siempre una de las más reaccionarias…?

No solamente una de las más reaccionarias, también una de las más incultas, de las más ciegas. Lo decía Riva Agüero, que fue muy conservador, la ceguera, la obnubilación mental de la clase dirigente peruana… bueno, si no el Perú no sería lo que es…

Ahora, también es cierto que Humala es receloso de la clase empresarial (que lo petardeó en campaña). Godoy ha rescatado unas declaraciones de Pablo Secada que ilustran muy bien no sólo el estado de la situación, sino cuál puede ser la salida:

“Si yo fuera Humala los invitaría. ¿Qué vas a perder? ¿Saliva? Si con eso van a estar contentos, hazlo pues. Lo que pasa es que los [empresarios] más cercanos al presidente García se ganaban con lo que pasaba en Palacio y se lo contaban a sus amiguitos. Bueno, pues ya dejó de ser así“.

No se trata de que la CONFIEP esté equivocada (en algunos puntos no les falta razón: Humala no debería meterse en la pelea República – Comercio; la ley de reforma universitaria necesita más consenso, etc.). Eso no es.

Se trata de que no puede ser que no se den cuenta de que nadie les cree eso de «El Perú está primero», cuando el comunicado presiona por puntos que sólo les conciernen a ellos.  Se trata, como dice Dargent, de la oportunidad y del tono con el que salen a pechar al gobierno. Se trata de que vean qué hay más allá de la soga con la que están protegiendo su playa.