corrupción , noticias , politica Miércoles, 21 abril 2010

Faenones for dummies 1: la Giannotti

Todos estamos bien perdidos en lo que ahora se llama el caso Petroaudios-BTR-USB. Cada día se publica (o desaparece) un audio nuevo, un pedacito de e-mail inédito o se implica a un personaje que pasaba piola. Y aún así, seguimos sin entender ni michi. Este es el primer post de una serie que intentará ponernos al día en una trama que -cual Lost- mientras más preguntas responde, más se enreda. A ver. Las damas primero:

ggg

Caretas antes y Caretas después de que la Giannotti prenda el ventilador.

Giselle Giannotti Grados (a) «3G» (a) «Dama Digital» se ha convertido en la nueva Pinchi Pinchi. Mientras estuvo calladita o decía lo que le convenía al Gobierno, la prensa oficialista la trató muy bonito. Pero, luego, quienes le ofrecieron sacarla de esto la olvidaron (o la traicionaron) y ella ha decidido contar todo algo de lo que sabe, para desesperación del gobiernismo. Pero lo más interesante es lo que 3G no dice de ella misma.

Veamos.

Había una vez una chica que se cachueleaba como «analista» de una banda de chuponeadores empresariales muy cercanos al cogollo del Presidente, al que alimentaban con el cuco del chavismo. Explica Gorritti:

Giselle Giannotti no solo dio charlas en la CONFIEP, el Ministerio del Interior y el Comando Conjunto, sino que fue colega y pareja de Wilson Gómez Barrios, dirigente empresarial, que tenía entre los directores de su empresa a dos colaboradores cercanos de Alan García: Ricardo Vega Llona y Julio Favre.

Todo era felicidad entre chuponeadores, empresarios y políticos hasta que  ocurrió el terremoto de Pisco, el 15 de agosto del 2007.

Y con el terremoto llegaron los negocios y empezaron las traiciones.

Dos meses después del sismo, Alan eliminó los aranceles al cemento importado. En cristiano: el Gobierno dijo que, como había que «reconstruir» Pisco, el cemento que se producía en Perú no alcanzaba y, por tanto, se tenía que traer cemento baratito de fuera del país.

La principal beneficiada por el Decreto de Alan fue la poderosa cementera mexicana Cemex.

Los círculos empresariales peruanos se volvieron una olla de grillos. Los rumores decían que detrás de ese decreto estaba Hernán Garrido Lecca. Después de todo, era sabido que el popular «Llanta Baja» había estado detrás de la incursión del Banco Azteca en el Perú (tal como reportamos en este blog) y otros negocios mexicanos.

Así se formó lo que luego Fernando Ampuero llamaría «una liga de industriales» peruanos que se sintieron traicionados por el gobierno.

Y aquí es cuando volvemos a la Giannotti y a sus colegas de la empresa Bussiness Track (a) «BTR». Tal como han demostrado diversas publicaciones de Ángel Páez, César Romero y Ana Véliz de La República, los chicos de BTR recibieron un encargo muy especial: chuponear a la cementera mexicana y a todos los vinculados a ellos.

De hecho, BTR recibió más de un millón de soles -en plena época del chuponeo- desde las cuentas de cuatro empresas del grupo Rizo Patrón, de Cementos Lima. Por cierto, tampoco se salvó de la interceptación la cementera portuguesa Otorongo, cuyo competidor directo es Cementos Yura, del Grupo Gloria, de los Rodríguez Banda.

Varios mails incautados a la mismísima Dama Digital prueban esta sucia historia (pueden ver más chez Godoy). Es a estas alturas del cuento en que el periodista Pablo O’Brien contacta con la Giannotti a pedido de sus jefes en El Comercio quienes, a su vez, habían sido contactados por la angustiada liga de empresarios y entonces…

Aguanta tu coche, dirán ustedes, ¿esto no se llama Petrogate? ¿Y el petróleo a qué hora aparece?

Aunque no lo crean, esta telenovela de traiciones y chuponeos ha sido sólo el prólogo. Las respuesta a estas preguntas seguramente giran alrededor de los dos personajes de la próxima entrega: Rómulo y el Tío George. Sintonícenos en unos días a la misma batihora y por el mismo batiblog.