cibercultura , libertades , noticias , politica , sociedad Miércoles, 22 julio 2009

¿Quién le teme a APDAYC?

Si han estado prestando atención, habrán notado que Armando Massé, con el talento que lo caracteriza, respondió ayer en La República a una columna mía en Perú.21 acerca de sus pretensiones de cobrar un impuesto por piratería a todos los que tengan un dispositivo digital (desde un CD hasta un iPhone) y de multar a los que descarguen canciones de Internet.

No bajaré el nivel de Perú.21 con una réplica a la altura del presidente ejecutivo vitalicio de Apdayc. Es más, eso tampoco sucederá en este blog (para esto está este otro). De hecho, en su columna Massé no aporta ni medio argumento que sea digno de ser rebatido, así que no abundaré en más detalles.

(Además, siempre es mejor que profundicen en el tema especialistas como Eduardo Villanueva o Roberto Bustamente, dos respuestas a Massé altamente recomendables. Aún mejor es leer cómo las pretensiones de Massé son vistas por la gente del ambiente musical como de Cholorock, Manzarock y Cámara de Gas. No, en realidad, lo mejor es leer los comentarios que dejaron los lectores de La República en la mismísima columna de Massé. Pobre.)

Pero la cosa va mucho más allá de Massé. Si Apdayc triunfara, la situación podría llegar a extremos tales como multar a todos los que postean música en sus blogs.

No estoy exagerando. Fíjense nomás en el Tarifario para Internet de Apdayc.

Fíjense.

¿Ya leyeron?

Ésa es Apdayc.

Y Apdayc es muy, muy poderosa.

De hecho, uno de los mejores amigos de Alan García, Ricardo Ghibelini -flamente jefe de IRTP- ha decidido eliminar los noticieros de Radio Nacional para que la radio que pagamos con nuestros impuestos sea tomada por Apdayc.

Hace ya algunos años, un grupo de artistas me buscó cuando trabajaba en La Ventana Indiscreta a quejarse del mal manejo de APDAYC. Según una investigación de Indecopi, la asociación que distribuye las regalías a los compositores musicales utilizaba el 65% de ese presupuesto en los sueldos de sus funcionarios. La criollada llegaba a tales extremos que, por ejemplo, los derechos de las canciones de Chabuca Granda se pagaban con vales del Roky’s.

La denuncia quedó allí. Fiel a su falta de estilo, Massé respondió con insultos y todo se olvidó. Y se olvidó, en buena parte, porque la APDAYC es muy poderosa, como no me cansaré de repetir. Puede intervenir fiestas privadas hasta tomar la radio estatal.

Ésa es Apdayc.

(Este post se irá actualizando con subsiguientes respuestas a Massé y este blog irá registrando todas las quejas sobre el funcionamiento de Apdayc.)