noticias Jueves, 2 abril 2009

Museo de la Memoria: todos opinan

Es la hora del rico copy/paste. Como sabrán, dice la versión oficial que Vargas Llosa «convenció» a Alan García de aceptar la donación para el Museo de la Memoria. Ya hay una comisión formada (MVLL, Bambarén, Enrique Bernales, Frederick Cooper, Szyszlo, Salomón Lerner el bueno y el representante de Alan, Juan Ossio). Claro, es una buena, diríamos una gran noticia, pero Carlín nos aterriza de un plumazo:

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Juguemos un rato a la ingenuidad y creamos que el Gobierno sí apoyará, de verdad, al Museo de la Memoria. Veamos que dice la gentita:

Aldo Mariátegui le desea suerte a la comisión y recuerda

Lo que sí me pregunto es si ya Ántero Flores Aráoz presentó su renuncia irrevocable. El desaire que le ha hecho Alan García al nombrar a Mario Vargas Llosa para este cargo tras su agrio debate con éste es simplemente inaguantable.

Yo en su caso le tiraría el fajín a la cara.

Fritz DuBois entra a la polémica:

Para muchos de nosotros es evidente que si lo que realmente se quiere con un Museo de la Memoria es unir al país, alrededor de una repulsa colectiva al terror, esto no se iba a lograr si una parte importante de la población –principalmente aquella vinculada a las Fuerzas Armadas– siente que el horror que sufrió no está totalmente reflejado en el Informe Final de la Comisión de la Verdad, que consideran sesgado. Más aún, no tendría ningún sentido permitir que se vuelva a repetir la polarización que generó su publicación, porque en ese caso estaríamos retrocediendo hacia la confrontación en lugar de avanzar hacia la reconciliación.

Augusto Álvarez Rodrich la centra:

Para decirlo de una manera clara y directa, Yuyanapaq (Para recordar) no es el himno al terrorismo que algunos han querido pintar con muy mala fe, sino una exposición magnífica que recoge muy bien lo sucedido en esos años dramáticos en el país, tal como el propio Vargas Llosa lo escribió hace una semanas en su columna sobre el tema. Ojalá que no cambie de opinión en las semanas que vienen, y que el museo se concrete como debe ser.

Lauer analiza la correlación de fuerzas:

Es más o menos evidente un deseo de que la iniciativa del museo pase de lo que se ha considerado manos caviares a manos liberales, con la idea de que eso desactivará mucha polémica. (…)

García por su parte ha realizado un pase natural que lo va a liberar del incómodo asunto por un buen tiempo. En una de esas la tarea revive el interés de Vargas Llosa por la política local, y allí sí que veríamos a un “defensor del modelo”. Pero eso dependerá de cómo anden los anaqueles de su propia memoria.

Mi amigo Uri Ben Schmuel se rasga las vestiduras:

El Museo es a este gobierno lo que fue la CVR a los anteriores: una manera suicida de ceder la iniciativa a un grupo que representa el antimilitarismo primario (así como el ecologismo furibundo y la aversión a la economía de mercado) y pretende inculcar un pesimismo constitutivo en el alma nacional. Si el mandatario cree que con gestos como éste los caviares van a ser más amables con él, se equivoca de cabo a rabo. Igual lo van a perseguir por lo de El Frontón hasta el fin de los días.

Roberto Bustamante no cree en nadie:

¿Hacia dónde?. Como se discutió aquí y allá, lo que hemos estado viendo es un conjunto de iniciativas desde la reducida sociedad civil limeña, pero desconectadas (o desarticuladas) de cualquier base social. Esto no es de ahora tampoco, y a pesar de que han pasado más de cinco años del Informe Final de la CVR, poco es lo avanzado para cambiar esta situación. Las batallas por la memoria, como se ha documentado en otros países, son de largo aliento. En todo caso, pasa por dejar una lectura apolítica de la memoria, y entenderla también dentro de un conjunto de dinámicas y luchas que sobrepasan el campo de los derechos humanos. (Lectura que en cierto modo hace referencia al viejo Informe Vargas Llosa, donde el problema siempre es del otro, de los pobladores de la sierra).

Hildebrandt va aún más lejos:

Muy bien, pero he aquí un problema: si lo que pasó hace 20 años [Alan boicoteando la elección de Vargas Llosa] hay que superarlo “volteando la página”, ¿por qué, entonces, proponer un Museo de la Memoria? (…)

Los agravios se olvidan y eso es maduro y sano. Pero el olvido no te obliga a merodear a quien, con sus declaraciones sobre la manipulación presidencial en relación a las elecciones, acaba de dar otra muestra de que no sólo no ha cambiado sino de que ha llegado a ser la peor versión de sí mismo.

En todo caso, el asunto no era que el proyecto del Museo de la Memoria pasara por el vicioso visto y bueno de García. El asunto era, precisamente, alejar ese proyecto de quien tiene las manos demasiado ensangrentadas como para ejecutarlo con limpieza y equidad.

Sheput cuestiona «la promo» de la comisión:

No deseo cuestionar a los miembros de la Comisión, todos respetables por cierto. Lo que me llama la atención y molesta y es parte de los problemas del país, es que no haya una renovación generacional en el Perú. ¿Acaso no hay jóvenes o adultos menores notables en nuestro país que puedan integrar esta Comisión? ¿No tenemos antropólogos, sociólogos, ingenieros que estén, por decir, debajo de los 50 años? ¿Por qué una Comisión de honorables septuagenarios?

Para Andrés Paredes debería pesar más el mensaje político del Museo

Otro factor a tener en cuenta tiene que ver con la acogida del proyecto, relacionado justamente con lo ad populum, es decir, confeccionarlo con juicio sin subestimar la memoria de la mayoría, que considera, con justa razón, el fin del conflicto armado como la victoria de un bando comparativamente beneficioso, antes que el triunfo de un actor que daba igual que el otro. La historía del Perú, tan aficionada en revolcarse en la autocompasión de las derrotas y las tragedias, necesita con urgencia hitos positivos como la derrota de SL y el MRTA.

Finalmente hoy La República entrevista a Vargas Llosa:

¿Usted cree que el Museo nos va a ayudar a reconciliarnos?

Yo creo que sí, aunque no en lo inmediato, pero creo que a mediano plazo el museo va a mostrar a gentes no directamente implicadas en el horror, en la guerra, en los crímenes, lo que significó eso para todos  los peruanos. Esa es la verdad, el país entero sufrió lo indecible, por el miedo en que vivió, por la catástrofe económica que significó para muchos, porque una de las víctimas del terror fue la democracia, que desapareció y nos hizo vivir diez años en dictadura. Va a reforzar nuestra democracia, va a reforzar nuestra legalidad. Esa fue básicamente mi idea y esa es la razón por la que he aceptado. Presidir la comisión no estaba entre mis planes, yo paso la mayor parte del año afuera, pero al mismo tiempo como el gobierno aceptó mi sugerencias, me pareció que hubiera sido una inmoralidad de mi parte rechazar formar parte de la comisión. Por eso he aceptado, aunque sé muy bien lo que significa en el Perú el servicio público. (…)

Usted presidió la Comisión de Uchuraccay. ¿No teme las críticas y a la desazón en este trabajo?

Críticas voy a recibir, eso ya lo sé y no es lo más importante. Lo importante es el trabajo. Yo creo que poniendo en la balanza ambas cosas, pues si conseguimos que haya un Museo y que sea representativo y que sirva para vacunarnos contra horrores semejantes y no vuelva el Perú a vivir una experiencia semejante. Si vienen las críticas no serán peores que las que recibí por Uchuraccay y otras razones.

Ver también a Susana Villarán, Jorge Luis Valdez, Andrés Edery, Heduardo, Godoy y Fernando Vivas.

Por cierto: el Museo Virtual de la Memoria sigue en pie y no depende de García. Voluntarios, seguimos reclutando gente en memoria@rcp.pe