cibercultura , internacionales , periodismo , politica , videos Lunes, 1 diciembre 2008

Clase: Privacidad, Internet y periodismo. Alumno: Aldo Mariátegui

(Hace tiempo que no hago estos posts sobre el nuevo (des)orden mundial. A ver qué tal sale.)

Muy pocas veces verán que este blog discrepa, públicamente, con Aldo Mariátegui. No porque suela estar de acuerdo con él (casi nunca), sino porque es el punching ball de la cholósfera y como que resulta sota ser uno más en el apanado. Además, soy fansss del estilo bloguero de sus columnas (aunque hace tiempo no abre esos paréntesis gigantescos ni le escribe su viejo amigo ni se ríe «jajajaja»).

De todas formas, su última columna/post sí provoca una pequeña acotación. Sostiene Mariátegui:

Menudo lío diplomático con Chile en que nos ha metido irresponsablemente el Canal 4 (Harold Forsyth tiene toda la razón al respecto) por pasar al aire lo que era una conversación privada del general Donayre, porque una cosa es que esté en YouTube o en un blog y otra en la masiva señal abierta. No es lo mismo Juana que Chana. Aparte de no respetarse para nada el derecho a la intimidad de un diálogo privado.

¿Era privada esa reunión? Pues ya no. Desde que la subieron a YouTube en febrero de este año, not anymore. Ya fue. No es lo mismo Juana que Chana a nivel de cantidad de audiencia, por supuesto, pero sí a nivel de privacidad. Si está en Internet, la conversa ya no es privada. Se había convertido en una bomba de tiempo, sólo era cuestión de que alguien con un poquito de audiencia la encuentre (el problema es que el heraldo fue Gustavo Espinoza, que no le cae a nadie, pero ése es otro tema).

(Además: ¿Y si el vídeo lo encontraba, no sé, TV Chile o El Mercurio? Podían haber sido ellos. ¿Se imaginan? Uff. Mil veces peor el escándalo.)

Un ejemplo parecido: Federico Danton. Hildebrandt lo reveló, los blogs rebotaron… pero los medios lo ignoraron durante días. Internet era un enjambre de opiniones al respecto, pero nadie en los medios masivos dijo nada durante todo un largo fin de semana porque la mayoría de periodistas lo consideró un tema «privado». El problema es que había dejado de ser privado desde el momento en que se publicó la columna de Hildebrandt y, especialmente, porque todos los blogs de entonces difundieron y discutieron abiertamente el tema. Ya era de dominio público. Tanto que el mismo Alan tuvo que salir a admitirlo.

Por supuesto que está mal grabar a alguien en una reunión privada, editarlo y subirlo a YouTube. Pero una vez que ya está arriba, no hay vuelta que darle. Es propiedad del mundo. Hasta de los chilenos.

Bienvenidos al siglo XXI, no sé si lo notaron, pero hace rato estamos aquí.

Blog: El dilema de Chutito
Blog: Donayre sale del clóset (Jackie Fowks)