internacionales , noticias , periodismo , violencia Miércoles, 17 septiembre 2008

Bolivia y la política del embudo

20089141515943.jpgInteresante observación de Santiago Pedraglio en su columna de hoy:

En el ámbito de la prensa peruana, llama la atención el doble estándar de la mayoría de medios al informar sobre los bloqueos de carreteras y similares. Si ocurren en el Perú, son promovidos por violentistas que atentan contra la democracia y pretenden crear el caos; si son en Bolivia, no son golpistas ni separatistas, y las acciones violentas se comprenden porque se dan como respuesta contra el modelo estatista. Lo mismo se vio cuando en Argentina el bloqueo agrario duró más de un mes. Además, del trato de los medios peruanos se colige que en Bolivia el golpismo resultaría admisible contra el proyecto de Constitución indigenista y presuntamente pro chavista que Evo Morales quiere instalar.

Es decir: cuando acá protestan los sectores populares, la crítica es implacable pues está de por medio, se dice, la defensa de la democracia. Si la protesta la lideran sectores de clase media o alta en Argentina o Bolivia, es una justificada reacción contra un modelo económico inaceptable.

No le falta razón a Pedraglio, pero ¿dónde dejamos, por ejemplo, las protestas contra Fujimori? Nadie quiere una balcanización en Bolivia, pero, por favor, Evo es un pata que hizo aprobar su Constitución en un cuartel. ¿Y si el Chino hubiera hecho lo mismo? Visto del otro lado, alguien podría decir que para nuestra intelligentsia están muy bien las protestas contra autoritarios de derecha pero no contra los de izquierda. Para centrarnos, aquí encaja bien la columna de ayer de Tanaka:

Pensando en nuestro país, acá también tenemos el debate sobre mayoría y minoría, por ejemplo, a propósito de grandes proyectos mineros en terrenos de comunidades campesinas, o cuando evaluamos los derechos de las comunidades amazónicas frente al “interés nacional” de promover proyectos de inversión. Ocurre que, aquí, la izquierda defiende los derechos de la minoría, pero en Bolivia defiende las prerrogativas de la mayoría; mientras que la derecha acá invoca el interés general de todos los peruanos, pero en Bolivia defiende los derechos de la minoría del oriente boliviano.

La conclusión podría ser otra frase robada a Tanaka «el presidente Morales tiene el derecho de avanzar en su proyecto, pero sin avasallar a sus opositores; y la minoría puede ser oposición, pero tiene la obligación de jugar dentro de los límites del sistema.»

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