internacionales , periodismo , tv Lunes, 2 junio 2008

Hildebrandt vs. Chespirito

chatos.jpgUf. Resulta que Alan invitará a Chespirito a Palacio cuando el comediante venga en julio. Y entonces sale Hildebrandt:

Si tuviera que explicárselo a un niño que no lo hubiese visto le diría que el Chavo es, desde esta perspectiva antipática, un niño idiota y vagamente huérfano que vive en un barril. El barril –añadiría– domicilia en un callejón donde, catalizados por el Chavo, se gritan y pegan, se malquieren y malentienden, un sinvergüenza y su hija cretina y una hipotética viuda y su hijo imbécil; callejón al que, eventualmente, acuden un rentista gordo que también es estúpido y un profesor cursi que es el más tarado del elenco. Como se ve, el chiste consiste en apostar por la memez colectiva en el caso de los adultos y por el abierto cretinismo de los niños, que compiten por el trofeo al daño cerebral más agudo. (…)

Es significativo que en el mundo latinoamericano que México colonizó con su habitual mal gusto de masas la serie haya sido un éxito clamoroso, lo que no ha sucedido, por ejemplo, en la parte sudamericana que mira al Atlántico –Buenos Aires, Montevideo, por ejemplo–. Y es curioso que en el humor anglosajón los niños sean más bien, y por lo general, precocidades avispadas que dominan la escena.

Duelo de gigantes.

Link: Qué buena entrevista le hizo Quique Planas.