periodismo , politica Lunes, 30 julio 2007

Ah, verdad, el mensaje…

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Francamente, esa necesidad pavloviana de «analizar» el Mensaje Presidencial cada 28 de julio me atosiga. En esta temporada del año, de pronto, todos los columnistas -y ahora los bloggers– se ponen super serios y se revelan omniscientes, como si la Historia de los Mensajes no nos hubiera enseñado que lo más provechoso es emplear las Fiestas Patrias en uno mismo y no en el Presidente.

(Salvo, claro, que el Presidente se apellide García, sea un treintañero imprevisible y decida estatizar la banca un 28 de julio, improbabilidad histórica que sí justificaría los ríos de tinta dedicados al análisis de tal hipotético discurso presidencial.)

Pero en esta temporada de mare magnum cerebral , a veces, uno puede encontrar un punto de vista al que no le quitaría una coma. Dice Alfredo Bullard:

Está gordo
Fue lo más notorio del discurso: Alan tiene varios kilos de más. Y como anotó el periodista Gorriti, esta imagen contrasta con la pobreza que hay en el país. Lo mismo pasa con el Estado que describió el presidente en su discurso por Fiestas Patrias. Nunca hubo un Estado con tantos recursos. Pero se los está comiendo y está cada vez más obeso. A un gordo le pediríamos que se proponga adelgazar, que se ponga a hacer dieta y que haga ejercicio. Sin embargo, de la reforma del Estado no dijo virtualmente nada. García no nos afirmó que iba a ‘comer’ menos. Tampoco nos explicó cómo iba a hacer ejercicio y a tornarse más ágil y efectivo con la calidad del gasto. Lo poco que dijo el presidente se parece más a un gordito que ofrece comerse una ensaladita el fin de semana y caminar la vueltita a la manzana de vez en cuando. Las tediosas cifras de obras públicas y de acciones tomadas parecían más la lista de calorías de un cereal antes que un programa efectivo de Gobierno. Ojalá que el próximo 28 de julio veamos un Estado -y un Alan- más flacos. Eso va a ser bueno para la salud de todos.

Y ahora, el análisis de los comentaristas…