blogs , literatura , periodismo Jueves, 19 julio 2007

Últimas reacciones sobre los plagios de Bryce

bryce3.jpgPrometo que será el último post sobre el tema, a menos que se revele que el plagiador serial -para robarme una expresión de Hildebrandt- no fue Bryce sino su clon, un Skrull o su gemelo perdido de un universo paralelo.

Fernando Vivas:

A «Un mundo para Julius» o «La vida exagerada de Martín Romaña» no se le ha caído ni una coma, como sostiene, adolorido, el académico bloggero Gustavo Faverón. Basta haber oído a Bryce cinco minutos en alguna de sus públicas exposiciones para darse cuenta de que es capaz de haber escrito todo eso, que es parte de nuestro patrimonio cultural. (…)

Y si de impostura e impostor hablamos, entonces replanteemos la simple ecuación del plagio: X que le birla un texto a Y. Si quien plagia lo hace para salir de un apuro y mantener su estatus incólume, el impostor opera para lo posteridad, sumando a su identidad una especialidad que no le corresponde. Si el que plagia busca no hacer luz con lo plagiado, para pasar piola; el impostor sí quiere llamar la atención sobre su versatilidad bamba. Y así, queriendo revestirse de talentos que no tiene, termina calateando sus debilidades.

Iván Thays:

Lo que realmente es difícil, tan difícil como trepar el Himalaya para quienes sólo saben usar un tenedor, es escribir Un mundo para Julius o crear a un personaje incombustible como Martín Romaña. Bryce lo ha conseguido, y eso no cambiará por más páginas en diarios y comentarios exaltados en blogs que le dediquen al tema aquellos que siempre son los primeros en apuntarse a lanzar, en cualquier tema y sin detenerse a considerar nada, las primeras piedras. (…)

No estoy de acuerdo, además, con los que quieren que Bryce pida disculpas, perdón y excomunión. Lo que quieren es ver humillado, vencido, a una persona a la que siempre han envidiado, como si eso los hiciera mejores personas. Si Bryce me pidiera consejo ahora mismo, le diría que de ninguna manera pida perdón, que pase la página y le calle la boca a todos con estupendas novelas, que para eso está en este mundo y no para ser la piñata de personas sin talento.

Fantomas:

…asumen a priori que somos cojudos que requieren de orientación moral y que dos o tres adjetivos apagan el incendio. «No confundan autor con el hombre», gritan como un refrán calzonudo, igualito cuando gritaban «no confundan novelista con narrador» (affaire Ampuero again). ¿Y si a mí sí se me da la gana de «confundirlos» qué? ¿Y si a mí se me da la gana de patear al caído una y otra vez -porsiaca, no estoy pateando al Bryce «hombre», estoy pateando solo la «figura pública de Bryce»- por qué michi no lo puedo hacer si se me viene en gana, si todos los medios me han embutido a Bryce (o a otros) desde hace décadas, sus pachotadas, sus risas, su bonhomía bohemia, su verbo florido cervantino, su celebridad enfermiza? Déjenme a mí carajo hacer pataleta y disfrutar de mandar al carajo a alguien, total, tengo derecho porque lo he comprado, algo de mi plata se la llevó Bryce y yo se la dí feliz. No soy su pata, y él no es mi pata, y si sus novelas quedan para la posteridad, qué con eso, ni tú ni yo estaremos en la posteridad, no seamos huevones. Yo no leo para hacer amigos. ¿Tú sí? Puta, estás bien cagado.

foto: Fantomas

Link: Vuelve La Cebolla