politica , sociedad , violencia Miércoles, 4 julio 2007

Desde el Pucallpazo

foto EFEPURÚS, FRONTERA CON BRASIL.- Aquí, la hora de Internet cuesta cinco soles y un galón de gasolina, veintidós (S/. 22). Por un sol consigues cinco panes. Por tres, una gaseosa. La única conexión con el Perú es una avioneta -privada- que sale, con suerte, una vez a la semana hacia Pucallpa (el pasaje bordea los 400 soles). Más fácil es viajar hacia Santa Rosa, Brasil, a sólo dos horas río abajo. Me cuentan que en Santa Rosa hay, qué envidia, agua potable y electricidad todo el día. Yo tengo que apurarme en terminar este post, porque es posible que a las nueve corten la luz en el pueblo (ver más de Purús aquí).

Hasta aquí llegó la Comisión de «Alto Nivel» del Gobierno (Mercedes Aráoz y el viceministro de Economía, who shall remain nameless) a negociar con las autoridades electas (incluyendo nuestro alcalde asesino favorito) y los «representantes de la sociedad civil» de Pucallpa (frente de defensa de quién sabe qué, la cámara de comercio y otros mercantilistas).

La negociación ha sido de locos. Los locales se sintieron desairados por el gobierno («¿sólo un ministro?») y el resentimiento se sintió durante la tarde. Al final, en lo único que se pusieron de acuerdo es que los ucayalinos consultarán a sus bases si se puede empezar a conversar con el Gobierno, el cual, a su vez consultará (¿con quién?) si puede suspender el estado de emergencia.

Buena parte de la discusión se consumió con el bautizo del papel que todos habrían de firmar. Primero era un «Acta de Acuerdos», luego un «Acta de Propuestas», luego un «Acta de Propuestas de Acuerdos» y, finalmente, todos firmaron un papel titulado, simplemente, «Propuestas de Acuerdos«. Acordar eso, aunque usted no lo crea, tomó una hora. Una hora de retraso que significó que todos -el comité, las autoridades, los periodistas y unos médicos- tengamos que buscar alojamiento aquí en Purús. No hay forma de aterrizar en el aeropuerto de Pucallpa después de las 6 de la tarde: 39 de sus focos están inservibles.

En fin, aunque se ha dado un paso, no hay resultados concretos aún. Pero es fácil notar qué es lo que el gobierno quiere: suspender, como sea, el Pucallpazo. Respirar un poco para que no se le junte con las paralizaciones más recientes (Puno, Junín, Huancavelica y ya se viene el paro antiTLC y el de los trabajadores mineros).

Ahora, al gobierno no le falta razón con esto de la eliminación de las exoneraciones. Pero, digo, mínimo debió haber previsto «el costo social» de tremenda medida.

(Por ejemplo, ¿cómo convencemos a los abandonados pobladores de Purús de que su gasolina no subirá aún más? En la capital de Ucayali hay más de 130 turistas varados desde hace una semana gracias a la falta de previsión del gobierno… y también de su doble discurso. Sobre esto último, vale la pena leer  -con filtro, claro- la columna de Campodónico de hoy). 

Vamos, era evidente que esto iba a pasar. Disculparán la ignorancia, pero ¿no hay en Economía una formulita para calcular este tipo de previsibles y violentas reacciones? Y si no la hay, ¿no sería mucha molestia aplicar, de vez en cuando, el sentido común? Ojalá la missnistra Aráoz le cuente al gabinete cómo es pasar la noche aquí en Purús.