politica Miércoles, 16 mayo 2007

Maravillosa bicameralidad

foto CARETAS
foto: CARETAS

Y la Comisión de Constitución -liderada por el Apra- aprobó el regreso a la bicameralidad en el Congreso. ¿EStá usted a favor o en contra? Uf. Sucede que no es tan fácil como le gustaría a las encuestadoras.

Claro, es evidente que tenemos problemas con el funcionamiento y la representatividad de lo que huachafamente se conoce como el «Primer Poder del Estado». ¿Pero el regreso de las Cámaras de Senadores y Diputados garantizan un Congreso más sólido y eficiente? O, por el otro lado, ¿todas las críticas se reducen al grito destemplado de «no más otorongos»?

En realidad, la bicameralidad tiene dos puntos críticos que la hacen políticamente inviable: a) Es una medida absolutamente impopular, y b) No resuelve nada por sí sola.

Pero la solución está en esos puntos flacos: Para que una medida impopular sea aceptada sin mucho ruido, debe estar incluida en un paquete más grande. Y, con un poco de suerte, el resto de ese paquete podría incluir otras reformas que, juntas, sí mejorarán el sistema de representación.

En la prensa, el mejor comentario que he encontrado sobre la bicamerildad es el de Juan Carlos Valdivia, en Correo:

Para que la ciudadanía acepte la propuesta de bicameralidad, el Congreso debería presentar un paquete legislativo que incluya medidas como la revocatoria, el distrito uninominal y la eliminación del voto preferencial, reglamentar la participación ciudadana a través de medios electrónicos así como exigir que las instancias electorales vigentes sancionen drásticamente a los partidos que hubieren incumplido con las exigencias de la Ley (entrega de cuentas, listado de aprobantes, etc.).

Ojo que la renovación, no por tercios sino por mitades, del Legislativo fue una promesa de campaña de García. Tanto que cuando se le preguntó qué sucedería si los congresistas no aceptan su propuesta, Alan salió con la cantaleta -que persiste hasta ahora- de «cerrar el Congreso«.

Pero, francamente, no sé para qué me gasto en este post. A estas alturas ya deberíamos saber que pedirle reformas estructurales al Gobierno es como pedirle al presidente que deje de salir en televisión.

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