sociedad Viernes, 15 diciembre 2006

El escándalo de los vientres de alquiler

bebe.jpgHace unas semanas, el canal Tv Nou de España descubrió una mafia peruana de vientres de alquiler para extranjeras. Pero recién esta semana reventó el escándalo en Lima, cuando los periodistas Emilio Camacho y Luigi Faura de La República revelaron todos los entretelones de este contrabando de úteros.

A raíz del destape, se ha reabierto el debate: ¿es ético alquilar un vientre materno?

Parte el aura de sordidez que se desprende del tema se origina en un hecho concreto (que fue lo que motivó la investigación de Camacho y Faura): en este país, alquilar un vientre es sencillamente ilegal. Igual que el aborto.

Para mí, tanto la maternidad sustituta como el aborto son opciones que -reguladas y administradas juiciosamente, como cualquier otro tratamiento médico- pueden causar más bien que mal.

Lamentablemente, su condición de clandestinidad y marginalidad las transforman en lacras de nuestra sociedad y en caldo de cultivo de inescrupulosos mercachifles de la salud (el caso más patente: el de Augusto Ascenzo, director de uno de los institutos que trafican con úteros que resulta ser, además, presidente de la Sociedad Peruana de Fertilidad).

Pero, en realidad, lo más peligroso es que este debate ha sacado del clóset a voces conservadoras que cuestionan, incluso, las fertilizaciones in vitro. Una de estas personas fue entrevistada ayer por Rosa María Palacios (no recuerdo su nombre, ¿alguien me ayuda?). Su nombre es Renzo Paccini y resulta ser, qué sorpresa, el encargado de bioética de la Asociación Nacional de Médicos Católicos del Perú (denominación que, en realidad, usurpan: conozco muchos médicos católicos que no están inscritos en la ANMC ni comparten su prédica).

La fertilización in vitro es una de las mejores opciones de la ciencia para ayudar a parejas con problemas de concepción. Y sí es legal en el Perú. Retroceder en este tema ya sería el colmo. Pero Paccini quería eso: que sea declarado ilegal. Como si no fueran suficientes las mafias de abortos y las mafias de vientres de alquiler, Paccini quiere que surja la mafia de fertilizaciones in vitro en el Perú.

La presentación de Paccini resultó delirante. Estaba en el extremo absolutamente opuesto al del inescrupuloso Ascenzo. Y su posición era tan dañina como la del rentista de úteros. ¿Tan difícil es encontrar el justo medio? ¿Estamos condenados a vivir entre extremos? Pero me he desviado del tema…

Lo que quería decir es simple: Mientras la maternidad sustituta siga siendo ilegal en el Perú, las mafias continuarán. Así de simple. No podemos satanizar a la ciencia sólo porque no la terminamos de entender. No ganamos nada prohibiendo que la Tierra se mueva alrededor del Sol.