narcotrafico Viernes, 17 noviembre 2006

VRAE

vrae.jpgHace falta una entrada en la wikipedia para VRAE, las siglas de «Valle del Río Apurímac y Ene» (zona norte de Ayacucho). Cualquiera que intente seguir un poco el rumbo de nuestro país no puede ignorar qué es el VRAE:

El VRAE es una zona que está casi fuera de control del Estado. Los cultivos de coca ilegal -el cien por ciento va al narcotráfico- han crecido el último año a 15,500 hectáreas que, gracias a la tecnología diseminada por los narcotraficantes, proporcionan la mitad o más de las 106,000 toneladas de coca que se producen en el Perú. En el VRAE no se erradica porque los cocaleros son fuertes y tienen el respaldo de muchas almas ingenuas que dicen que la pobreza explica los sembríos ilegales. Narcotraficantes mexicanos y colombianos recorren la zona acopiando droga con toda impunidad. (Fernando Rospigliosi)

Cada palabra de este párrafo es una verdad de a puño. El VRAE es, literalmente, una tierra de nadie. Hasta los cuatro gatos mercenarios que ahora conforman Sendero Luminoso se pasean por allí.

Ayer, la mayoría de medios destacó la medida tomada por el Gobierno de enviar más de 1500 militares para «restablecer el orden y la seguridad» en la zona. Pero, al parecer, detrás de ese envío hay una operación integral que va más allá de la militarización del VRAE. Ojalá.

Como dice hoy Carlos Basombrío, en democracia siempre es preferible que sea el Ministerio del Interior -es decir, la Policía y no las FF.AA- el responsable de poner las cosas en su sitio dentro del país.

Más allá de ese fantasma ochentero (lo mismo hizo Belaúnde y la cagó, pero en un territorio mucho más extenso y en circunstancias mucho más complejas), se aprecia que hay un real interés del gobierno en el VRAE. Y eso, para esos peruanos abandonados a su suerte, ya es bastante.