noticias Viernes, 1 septiembre 2006

Dos outsiders, un camino

Uno la hizo, el otro no. Uno ya se fue del país, el otro no. Pero esta semana, el destino de Alejandro Toledo y Ollanta Humala tomó la misma figura: una confortable habitación del San Jorge Resort Inn.

El martes, Alan García nombró un procurador ad hoc para investigar los casos de corrupción del gobierno de Toledo.

«¿Por qué usan el Estado como un botín y llenan de amigos y aumenta el número de asesores, de servidores, de ‘galletas’ y de peinadoras, ¿por qué? ¿Con qué derecho se tiran el dinero del pueblo?», dijo el presidente al justificar su decisión.

Ayer, la jueza Miluska Cano admitió la denuncia de la fiscalía respecto del caso Madre Mía. Esto quiere decir que, en su criterio, existen indicios suficientes para iniciar un juicio por desaparición forzada y asesinato.

Mientras dure el proceso, el capitán Carlos está prohibido de visitar Venezuela, Cuba o cualquier otro país -comunistoide o no-. Además la jueza ha ordenado el embargo de sus bienes, la concurrencia obligatoria una vez al mes al juzgado para informar sus actividades y el depósito de una caución de, agárrensen, 20 mil nuevos soles.

¿Chévere, no? Sin embargo, no debemos perder de vista que ambos casos también sirven para que el Partido de la Estrella intente desviar la atención de la ciudadanía y -sobre todo- mantenga a raya a Humala y Toledo, dos opositores con bastante capital político.

(OJO: No se dejen engañar por los recuerdos desgastados. Sorprendentemente, en estos treinta días de gobierno algunos miembros de Perú Posible –Carlos Ferrero, Alfredo Ferrero, Sheput, Reátegui, Bruce y hasta Doris Sánchez– han ejercido la oposición más consistente de todo nuestro espectro político. La nueva procuraduría podría frenar los ímpetus posibilistas.)

En fin. Aunque dudo mucho de que exista algún tipo de afán ético en el Apra, es bueno saber que algo de justicia se empieza a vislumbrar, así sea por motivos retorcidos.